El exsecretario general del PSOE de Madrid y exportavoz del grupo socialista en la Asamblea de Madrid, Juan Lobato, ha sido nominado a “Senador del año” por la Asociación de Periodistas Parlamentarios.
Alicia García, portavoz del Partido Popular en el Senado, y lo senadores Sara Bailac de ERC y Juan Ramón Amores del PSOE, han sido nominados junto a Juan Lobato. En otras categorías, como la de “Castigo para la prensa”, se posicionan como finalistas la vicepresidenta segunda, y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños , el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, y el portavoz socialista Patxi López.
Destaca también la nominación de Gabriel Rufián (ERC) al Premio Castelar al Mejor Orador, junto a Cayetana Álvarez de Toledo (PP), Cristina Valido (CC) y Oskar Matute (EH Bildu). Alberto Núñez Feijóo y Miguel Tellado, ambos del PP, al Premio Azote del Gobierno.
El socialista Óscar Puente ha sido nominado en la categoría Premio Azote de la Oposición. También está nominado en las siguientes categorías: Premio a la Mejor Relación con la Prensa, al parlamentario más activo, y más activo en redes, al diputado revelación, al senador Revelación y al eurodiputado del año.
Esta nominación llega apenas dos semanas después de que Juan Lobato convocara a los medios de comunicación para hacer una comparecencia de carácter urgente. Un día después anunció su dimisión, tras conocerse que poseía una captura de un correo electrónico relativa a la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Alberto González Amador, antes de que los medios de comunicación la publicasen.
Juan Lobato dimite del PSOE y le nominan para ser «Senador del año»
Aunque en dicha rueda de prensa únicamente denunció las presiones que estaba recibiendo por parte de sus compañeros socialistas. Todo ello, después de conocerse que acudió al notario meses después de que Pilar Sánchez Acera le mandase dicha documentación minutos antes de que fuese publicada por la prensa.
Juan Lobato confesó ante los medios de comunicación que nunca se ha arrepentido de esta decisión, y que “lo volvería a hacer cien veces”. Así mismo, reconocía que fue al notario “para tener una copia de seguridad que acreditara dos cosas: que si en algún momento, en el proceso ya abierto en el Tribunal Supremo, llegara a preguntarse si yo había recibido esto, yo poder contestar y acreditar la forma en la que a mí me llega[…] y que no me ha llegado nada por el Fiscal General, sino que por esta vía. Y dos, que es lo que acredita el acta notarial, que yo no exhibo en ningún momento ese documento que me llega”.