Las imágenes de los primeros días tras el paso de la DANA en Valencia, con miles de voluntarios y residentes de las zonas afectadas realizando tareas de limpieza sin protección adecuada, han encendido las alarmas entre especialistas en enfermedades infecciosas. La Generalitat ha tomado medidas restrictivas para limitar la movilidad en los municipios más afectados, con el fin de minimizar riesgos y ordenar los trabajos de limpieza.
Riesgo de infecciones derivadas de las inundaciones
Las inundaciones suelen ser el caldo de cultivo para infecciones que, aunque generalmente leves en la población general, pueden ser muy graves para colectivos vulnerables como niños, personas mayores o inmunodeprimidas. Expertos advierten que, a pesar de las robustas infraestructuras sanitarias y los protocolos de salud pública en España, el riesgo de brotes infecciosos y enfermedades respiratorias está presente. María del Mar Tomás, microbióloga del Hospital de La Coruña y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), advierte sobre la posibilidad, aunque remota, de brotes epidémicos. Señala, además, que la exposición a aguas contaminadas puede provocar infecciones cutáneas y gastrointestinales, siendo comunes bacterias como la Pseudomonas y patógenos como E. Coli, causantes de sarpullidos, diarreas y enfermedades gastrointestinales. También menciona infecciones más graves, como la leptospirosis, que puede llegar a comprometer el hígado o el sistema nervioso central.
Medidas de protección para voluntarios y afectados
Para reducir el riesgo de contagio, la Generalitat Valenciana emitió recomendaciones de protección individual. Entre las medidas sugeridas se encuentran el uso de mascarillas FFP2 o N95, guantes (que deben desecharse con frecuencia y evitar el contacto con el rostro o dispositivos móviles), lavado frecuente de manos, uso de gafas de protección y ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, así como calzado adecuado. Las autoridades sanitarias también resaltan la importancia de cuidar cualquier herida o trauma sufrido durante las labores de limpieza, ya que el contacto con agua o barro contaminado aumenta el riesgo de infecciones cutáneas.
Enfermedades de mayor gravedad
Entre las enfermedades menos frecuentes, pero de mayor riesgo destacan la hepatitis A y E, que pueden adquirirse mediante el contacto con agua o alimentos contaminados. Según María Velasco, presidenta del grupo de Patología Importada de la Seimc, estas infecciones pueden causar una inflamación hepática grave en personas no vacunadas. Otras posibles infecciones incluyen la leptospirosis (que se contrae por contacto con la orina de animales infectados), infecciones por estafilococos en heridas abiertas y la estrongiloidiasis, provocada por el parásito Strongyloides stercoralis que se encuentra en zonas de barro contaminado.
Medidas preventivas ante enfermedades vectoriales
Aunque poco probable, también existe un riesgo de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue. Las autoridades de Salud Pública recomiendan el uso de repelentes y de ropa que cubra todo el cuerpo para prevenir picaduras, ya que el mosquito que transmite esta enfermedad prolifera en aguas estancadas, aunque no necesariamente en las condiciones que ha dejado la DANA.