La polémica en torno al enfermero que perdió su plaza fija en el Hospital Vall d’Hebron por no acreditar el nivel requerido de catalán continúa generando reacciones. Tras la publicación del testimonio de Javier, un profesional pediátrico andaluz que llevaba una década en el centro y se ha visto obligado a marcharse a su tierra natal al no superar las pruebas de idioma, las redes sociales y figuras públicas han encendido el debate.
La normativa en Cataluña exige el nivel C1 de catalán para asegurar la atención sanitaria en la lengua propia de la comunidad, un requisito que, según Javier, supone una “medida excluyente” y un obstáculo insalvable para muchos trabajadores que no han demostrado el dominio suficiente del idioma. La opinión pública se ha polarizado: mientras unos defienden que la lengua sea un elemento indispensable para ofrecer un servicio de calidad y respetar los derechos lingüísticos de los pacientes, otros lamentan que la exigencia se convierta en una barrera profesional que fuerce la salida de personal cualificado.
Este fin de semana las reacciones no se hicieron esperar. No fueron pocos los que acusaron al enfermero de falta de interés y de no haber aprovechado su estancia de diez años en Barcelona para mejorar su catalán. Algunos comentarios llegaron al extremo de pedirle que “no vuelva”. En este ambiente de crispación, no faltaron las voces de políticos que avivaron la controversia. El portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián, no dudó en pronunciarse al respecto, echando más leña al fuego. Sus declaraciones, difundidas en redes sociales, han sido interpretadas como un reproche al trabajador por no haber cumplido con un requisito lingüístico que considera fundamental.
La confrontación entre la exigencia lingüística y la movilidad laboral, entre las necesidades del servicio público y el respeto a la diversidad, sigue siendo un tema espinoso que enfrenta posturas firmemente arraigadas.
Rufián responde con ironía al caso del enfermero excluido por su nivel de catalán
El reciente caso de Javier, un enfermero pediátrico andaluz que perdió su plaza en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona tras no acreditar el nivel requerido de catalán, ha encendido el debate en redes sociales y el ámbito político español. Frente a la controversia, Gabriel Rufián, portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, decidió intervenir mediante un mensaje irónico en sus redes sociales, en lugar de optar por una respuesta seria o enfadada.
Observando el revuelo generado en Twitter, Rufián no dudó en «entrar al trapo» y pronunciarse sobre el tema. En su tuit, el diputado de ERC utilizó una serie de anglicismos como «bros», «check-out», «mobbing», «frame», «feedback», «selfie» y «running», escribiendo: «Pues es una pena que estos ‘bros’ tengan que hacer el ‘check-out’ e irse por culpa del ‘mobbing’ y el ‘frame’ catalán tras tanto ‘feedback’, ‘selfie’ e incluso ‘running’ en Catalunya. Que ‘hardcore’ y que ‘gap’ más gordo tiene el castellano con el catalán. Mucho ánimo y ‘kisses’, ‘honeys'».
Con estas palabras, Rufián criticó la facilidad con la que se incorporan términos en inglés al vocabulario español, contrastándola con la rigidez en la evaluación del catalán. Su intervención busca destacar lo que él percibe como una hipocresía lingüística, donde se aceptan anglicismos mientras se imponen barreras en el ámbito lingüístico autóctono.
Las reacciones a su tuit han sido diversas. Algunos sectores valoran la postura de Rufián como una defensa de la diversidad lingüística y una crítica a las políticas excluyentes, mientras que otros lo acusan de minimizar la importancia del catalán en el contexto laboral y de promover una visión superficial del bilingüismo en Cataluña.
Este episodio añade una nueva capa al debate sobre la exigencia del dominio del catalán para acceder a puestos públicos polarizando aún más a la opinión pública entre quienes defienden la preservación de la lengua regional y aquellos que consideran que tales requisitos son discriminatorios y obstaculizan la movilidad laboral de profesionales cualificados.