Pedro Sánchez asumió el liderazgo del PSOE en 2014 y, ya en 2016, intentó su primera investidura con el apoyo de Ciudadanos. En aquellos años, Sánchez se distanciaba de Podemos y criticaba a su líder, Pablo Iglesias, calificándolo de «populista» por sus vínculos con Venezuela. Sin embargo, casi una década después, Sánchez se asemeja cada vez más a Iglesias, adoptando medidas y discursos que antes solo empuñaba el líder de Podemos. La última muestra de esta transformación es la guerra contra los medios de comunicación que ha iniciado el presidente del Gobierno.
En los últimos dos años, Sánchez ha incorporado un rechazo a la «derecha mediática» en sus discursos, intensificándolo recientemente tras las investigaciones judiciales contra su esposa, Begoña Gómez. El miércoles pasado, Sánchez compareció en el Congreso y acusó a partidos políticos de «comprar» líneas editoriales, recordando los discursos de Iglesias sobre los medios controlados por «millonarios», «bancos» o «fondos buitre». Aunque Sánchez no ha propuesto medidas concretas, ha insinuado un mayor control sobre la prensa, anunciando 100 millones de euros para la digitalización de los medios y nuevos criterios para la distribución de la publicidad institucional, que parecen favorecer a medios afines.
Hasta hace poco, el PSOE defendía a la prensa frente a los ataques de Iglesias, pero ahora Sánchez señala a medios de comunicación, tildándolos de «pseudomedios» que publican «bulos». Esta actitud ha sido criticada por el PP, que acusa a Sánchez de usar políticamente bulos contra la mujer de Alberto Núñez Feijóo y contra el juez que investiga a Begoña Gómez.
Además de los medios de comunicación, Sánchez ha intensificado su conflicto con el Ibex y la «derecha económica». En los últimos dos años, ha adoptado una postura hostil hacia las grandes empresas, similar a la de Iglesias. La medida más destacada en este ámbito ha sido el impuesto extraordinario a la banca, una propuesta que ya figuraba en el programa electoral de Podemos para las elecciones generales de 2015. Este tributo, creado en diciembre de 2022, sobregrava los beneficios de la banca y los establecimientos de crédito.
La ofensiva fiscal de Sánchez tuvo consecuencias inmediatas: medio año después de la creación de los impuestos a la banca, las energéticas y las grandes fortunas, Ferrovial, una de las compañías más importantes de España, decidió trasladar su sede fuera del país, citando la presión fiscal y el tono hostil del Gobierno.
La tercera pieza del discurso de Sánchez en los últimos dos años ha sido la «derecha política», enfocándose especialmente en los jueces que investigan casos que afectan al Gobierno. Siguiendo la línea de Iglesias, Sánchez ha acusado al Poder Judicial de «lawfare» y ha permitido que sus socios de gobierno independentistas descalifiquen a los jueces. Además, el CIS realizó una encuesta tras el estallido de la investigación a Begoña Gómez, creando un clima de presión y rechazo contra Juan Carlos Peinado, el juez instructor del caso.
