El empresario Víctor de Aldama, conocido por su implicación en varios casos de corrupción, fue liberado este jueves tras estar encarcelado desde octubre por un fraude fiscal de más de 180 millones de euros relacionado con el IVA en el sector de hidrocarburos. A su salida de prisión, lanzó una contundente advertencia al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: “Si tantas pruebas quiere, que no se preocupe, las tendrá”, declaró frente a los medios presentes. Según su testimonio, varios miembros del Ejecutivo estaban al tanto de sus operaciones, incluida la polémica visita a España de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez.
Aldama señaló que el Gobierno estaba completamente informado sobre la llegada de Rodríguez y mencionó a Sánchez, Fernando Grande-Marlaska y José Luis Ábalos como conocedores de esta visita, negando las afirmaciones de que fue una sorpresa para Moncloa. Además, reveló que Sánchez lo felicitó por mediar en México para adjudicar un megaproyecto en la Riviera Maya, así como por sus negociaciones en Venezuela, donde buscaba respaldar su candidatura a la Internacional Socialista. En este contexto, criticó a la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, afirmando que su gestión era ineficaz.
Uno de los detalles más comprometedores de su declaración involucró al asesor de Ábalos, Koldo García, quien, según Aldama, entregó en su presencia un sobre con 15.000 euros al dirigente socialista Santos Cerdán. Este pago, realizado en un bar cercano a la sede del PSOE en la calle Ferraz, supuestamente estaba relacionado con la intervención de Cerdán en una licitación pública asignada al «cupo» del número dos socialista. Estas acusaciones añaden una nueva dimensión al caso, vinculando directamente a altos dirigentes socialistas con presuntas prácticas corruptas.
La liberación de Aldama, solicitada por la Fiscalía Anticorrupción, llega en un momento crítico para el Gobierno, que enfrenta crecientes exigencias de la oposición para esclarecer estos hechos. Desde el Partido Popular y Vox, se han demandado explicaciones inmediatas sobre las acusaciones de Aldama, calificándolas como indicios de una trama de corrupción que involucra las más altas esferas del poder.
Por otro lado, el empresario también afirmó que fue el propio Sánchez quien decidió que Koldo García se convirtiera en asesor de Ábalos tras conocerlo en un acto del PSOE. Según Aldama, en dicho evento se le agradecieron sus gestiones en México y Venezuela, que habrían facilitado acuerdos públicos con empresas españolas.
A medida que las acusaciones de Aldama se difunden, se intensifican las dudas sobre la transparencia en la gestión del Gobierno. Aunque sus declaraciones aún deben ser contrastadas, han encendido alarmas sobre posibles irregularidades en las relaciones del Ejecutivo con empresarios y contratos públicos. En este escenario, la polémica sigue creciendo mientras Moncloa opta por guardar silencio, una postura que podría alimentar la percepción de opacidad en torno a este caso. Las pruebas prometidas por Aldama podrían complicar aún más la situación política y judicial del Gobierno en los próximos días.