El precio del petróleo ha dejado de ser ajeno a la escalada de tensiones en Oriente Próximo. Después de semanas de estabilidad, los recientes movimientos de Irán en el conflicto han avivado los temores sobre posibles represalias israelíes contra los pozos iraníes o, peor aún, un ataque de Teherán contra infraestructuras petroleras saudíes, como ocurrió en 2019. Uno de los escenarios más temidos sería el cierre del estrecho de Ormuz, un corredor estratégico por el que circula el 20% del crudo mundial. Un bloqueo en esta ruta, que separa Irán y Omán por apenas 34 kilómetros, alteraría drásticamente el equilibrio en los precios del petróleo.
Incertidumbre en los mercados: el despertar del riesgo geopolítico
Hasta hace poco, los mercados energéticos parecían inmunes a la situación en Oriente Próximo, a pesar de que la región produce un tercio del petróleo mundial. “Lo que veíamos era algo sin precedentes en términos históricos”, comenta Jorge León, vicepresidente de Rystad Energy. La falta de reacción del precio sorprendía a muchos, especialmente cuando un año atrás, conflictos menores habrían disparado los precios a niveles de tres dígitos.
Este ambiente de calma se rompió cuando Irán lanzó misiles sobre Israel, lo que hizo que el precio del Brent subiera cuatro dólares en solo dos días. Los analistas atribuyen esta falta de respuesta inicial a la creencia de que el conflicto no se agravaría y que la OPEP, con su elevada capacidad de producción ociosa, podría compensar cualquier interrupción en el suministro. Sin embargo, tras el ataque iraní, este frágil equilibrio parece haberse desmoronado.
Preguntas sin respuesta y riesgos potenciales
La incertidumbre es ahora el protagonista en los mercados energéticos. «Nadie sabe hasta dónde puede llegar esta situación«, señala Saad Rahim, economista jefe de Trafigura, uno de los mayores operadores de materias primas a nivel global. Las preguntas clave giran en torno a cómo responderá Israel y si otros actores regionales se involucrarán. Bob McNally, exasesor energético de la Casa Blanca, advierte que el riesgo geopolítico ha vuelto a cobrar importancia, y que el mercado estará atento a cualquier ataque a infraestructuras críticas que pueda afectar el suministro energético.
A pesar de la escalada en los últimos días, el impacto en los precios sigue siendo limitado. Aunque el Brent ha subido a los 75 dólares por barril, sigue cerca de sus mínimos anuales. De momento, no parece que el alza en los precios sea suficiente para causar preocupación inflacionaria, a pesar de las subidas de tipos de interés en Europa y EE.UU.
Capacidad ociosa: un colchón para el mercado mundial
El escenario actual no es tan sombrío como en otras épocas, gracias a los cambios en la estructura del mercado. Países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait tienen una capacidad de producción ociosa de unos ocho millones de barriles diarios, de los cuales cuatro millones pueden entrar al mercado en menos de 60 días. Esta capacidad, superior a la producción diaria de Irán (3,2 millones de barriles), proporciona un colchón importante frente a posibles cortes en el suministro.
China, cuyo consumo muestra signos de debilidad y donde la electrificación del transporte está reduciendo la demanda de crudo, también juega un papel en la moderación de los precios a medio y largo plazo. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda china ya habría alcanzado su pico y comenzará a reducirse en 2030.