El retorno de Donald Trump a la presidencia de EE. UU. no solo ha sacudido el escenario político internacional, sino también el ámbito empresarial. Varias compañías españolas, especialmente en el sector energético, observan con inquietud las políticas que el nuevo presidente planea implementar. La prioridad de Trump parece ser desmantelar el apoyo a las energías renovables, con la industria energética en la mira y sólidos motivos para que estas empresas se preocupen.
Durante su campaña, el republicano dejó entrever su intención de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, el pacto global que busca reducir el calentamiento global, y cuestionó los acuerdos climáticos impulsados por la ONU. Con un marcado rechazo hacia las energías renovables, el republicano resumió su postura en un lema repetido en sus mítines: “La nueva estafa verde”.
Impacto en Iberdrola y la eólica marina
Dos de las propuestas de Trump que más impacto podrían tener en los intereses españoles son la promesa de detener proyectos de energía eólica marina, clave para Iberdrola, y su intención de eliminar la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), una norma que Joe Biden impulsó con objetivos sostenibles. La energética Iberdrola, presidida por Ignacio Sánchez Galán, se ha centrado en desarrollar su capacidad eólica en Estados Unidos. A través de su filial Avangrid, Iberdrola firmó un acuerdo con Dominion Energy para potenciar la eólica marina, cediéndole el arrendamiento del parque eólico Kitty Hawk North en una operación valorada en 160 millones de dólares.
Además, los planes de Iberdrola abarcan proyectos en desarrollo como Vineyard Wind 1, un parque eólico marino de 806 MW en Massachusetts. Otros proyectos como New England Wind 1 y 2, también han obtenido aprobación para construcción. Sin embargo, Trump podría enfrentar trabas en sus políticas energéticas debido a las leyes estatales, que en muchos casos tienen sus propias regulaciones en materia de energía.
Repsol y el proyecto Frye Solar
Las apuestas de las empresas españolas en EE. UU. no se limitan a la energía eólica. Repsol, por ejemplo, ha realizado una fuerte inversión en energía solar. En primavera, la petrolera completó su mayor planta fotovoltaica hasta la fecha, el proyecto Frye Solar, con una capacidad total instalada de 637 MW y 570 MW ya en operación en Texas. Repsol ha asegurado la rentabilidad de este proyecto al firmar un contrato de compraventa de energía (PPA) a largo plazo para el 89% de su producción, dentro de su estrategia para consolidar su presencia en renovables.