Llegan unas fechas amadas y odiadas a partes iguales. Para los que somos católicos, las navidades son fechas importantes, recordamos el nacimiento del hijo de Dios, Jesús de Nazaret. Para los hippies de Podemos es también una fecha importante, celebran el solsticio de invierno como los antiguos romanos.
Lo cierto es que estas fechas eran más bonitas cuando eras pequeño. Los regalos que dejaba un señor barbudo vestido de rojo debajo del árbol, los cuencos de agua para los camellos de los reyes…Son momentos mágicos para un niño, y en cierta manera también para los padres. Pero la navidad moderna también tiene muchos detractores, muchos hablan de que el capitalismo ha convertido la navidad, como tantas otras fiestas, en un evento consumista para que gastemos de manera irracional. Que en las navidades se consume más es evidente, pero creo que comprar detalles a tus familiares y celebrar la venida de Cristo con buena comida y bebida es una forma positiva de consumo.
Además, que comidas. Las comidas navideñas suelen ser el terreno de juego favorito de los cuñados patrios: chascarrillos de hace veinte años, discusiones políticas sin sentido, las mismas preguntas de siempre…En fin, una tradición ya casi tan antigua como los regalos. Las comidas de empresa y familiares son el habitad natural del cuñado, varón de mediana edad, de toda condición socioeconómica, una primera copa de vino y ya comienza el espectáculo. Algunos formamos parte de la cantera de cuñadismo, y creemos que es un patrimonio nacional que debemos preservar, es único en el mundo.
Pero hay un aspecto que me causa especial rechazo de las navidades, y es la lotería. La lotería es un impuesto a la irracionalidad del ser humano, las personas que compran lotería son las mismas que piensan que su voto vale para cambiar el país. Un dato curioso, Loterías y Apuestas del Estado es la única empresa pública que no da pérdidas. El Estado quiere eliminar por todos los medios las casas de apuestas privadas, pero no porque se preocupen por los ciudadanos, sino porque quieren el monopolio de las apuestas y el juego.
Hay que ser conscientes que el principal ganador de la Lotería de Navidad es la Agencia Tributaria, es el que se forra con los premios. Me parece de una maldad terrible jugar con los sentimientos de la gente para financiarte, por no hablar de que la mayoría de las personas que juegan a la lotería suelen ser personas de clase media-baja, por lo tanto, no sé dónde quedó lo de la redistribución de la riqueza de ricos a pobres del Estado de bienestar.
Comprar algún décimo del trabajo o el negocio de un amigo lo puedo entender, casi como tradición o favor, pero gastarse varios cientos de euros en esto me parece absolutamente demencial. Me parece una de las formas más ruines que tiene el Estado para financiarse, por lo menos, eso sí, es voluntario.
En fin, disfruten de las navidades, pasen tiempo con su familia y amigos. Regalen detalles y coman bien, pero evitando la gula. No se preocupen del consumismo, si ahorran durante el año y este es uno de los pocos momentos donde gastan un poco más, no pasa nada. Y, sobre todo, Feliz Navidad, no son unas fiestas cualquiera, celebramos que Dios está con nosotros y somos cristianos, todavía…