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25 Nov 2024
25 Nov 2024
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Por qué el fichaje de Broncano no atiende a una necesidad social

RTVE debería centrarse en producir contenido de calidad y con utilidad social, no en competir con cadenas privadas. El fichaje de Broncano es solo una muestra más de cómo la política influye en las decisiones de los medios públicos

Broncano en su nuevo programa La Revuelta/ RTVE

En este artículo te explico, de una forma ordenada, por qué el fichaje de Broncano por RTVE ha roto con el modo de operación normal (principio de subsidiariedad) que tiene la gestión pública sobre la empresa privada, y por qué esta incorporación no atiende a una necesidad social. ¿Es realmente necesario que el Estado intervenga en este caso? ¿Se trata de una cuestión de interés público?

Este principio de subsidiariedad, por el cual también se sustenta la Unión Europea con los Estados miembros, no es más que un principio jerárquico que establece quién está habilitado para actuar en determinados casos. En este problema en particular, se podría pensar que el Estado solo tomaría acción cuando los ciudadanos o las comunidades no pueden resolver un asunto de manera eficiente. Y es bien sabido que Broncano tenía un éxito notable en Movistar+, por lo que su fichaje no atendía a una necesidad imperiosa.

Es importante considerar que la intervención del Estado en el mercado laboral puede crear una competencia desleal frente a las empresas privadas. Estas, en muchos casos, no cuentan con los mismos recursos o deciden no invertir tanto debido a la incertidumbre sobre el retorno de la inversión. Consultando a expertos del sector televisivo, se destaca que es inusual firmar contratos por varias temporadas, ya que las audiencias son muy volátiles y las tendencias cambian rápidamente, lo que incrementa el riesgo para este tipo de inversiones.

Esto lleva a una consecuencia directa: cuando el Estado interviene en un mercado que ya funciona, puede desincentivar la innovación y la competencia. Las empresas privadas, por lo general, son más ágiles para detectar nuevas tendencias y adaptarse rápidamente a los cambios. Sin embargo, si se enfrentan a un competidor respaldado por el Estado, con recursos desproporcionados, pueden verse obligadas a abandonar oportunidades en ese espacio televisivo.

Por otro lado, está el problema de la asignación de recursos. Aun siendo el presupuesto de RTVE estanco, definitivamente no es un motivo de peso que justifique el fichaje. Se podría fácilmente decir que esos recursos podrían dividirse de una forma más equilibrada en toda la cartelera que se da en esa cadena. ¿Por qué se iban a destinar una tan alta cantidad de recursos a un programa, que ya funcionaba previamente, y que hubiera continuado igualmente de no haber entrado en cartera de la gestión pública? Es incuestionable que, al destinar una cantidad tan significativa de dinero público a un solo fichaje, se desvían recursos que podrían haberse invertido en otros proyectos de mayor relevancia o de mayor necesidad.

Cuando contratas a alguien en la administración pública, lo haces con un determinado objetivo. No se nos ocurriría querer contratar al más cotizado arquitecto para hacer una rotonda, o al más cotizado periodista para la redacción de las noticias en la página web de la Moncloa.

Es evidente que la contratación de figuras mediáticas con una ideología afín puede tener un interés estratégico para el Gobierno. Aunque no se utilice como una herramienta de propaganda política directa, sí puede afectar negativamente la audiencia de competidores como El Hormiguero, un programa abiertamente crítico con la gestión actual. Me gustaría equivocarme, pero no creo que veamos a Broncano siendo crítico con la gestión política de hoy en día. Es alguien que nunca ha adoptado esa postura, y solo necesita mantener esa misma tendencia.

Por todo ello existe una más que notable pérdida de confianza ciudadana, y una duda razonable sobre si el fichaje de Broncano por RTVE corresponde a un mal uso del dinero público. Y es que, ante las siguientes consecuciones de sucesos, es complicado encontrar argumentos en contra:

Broncano ya era exitoso en Movistar Plus, por lo que su salto a RTVE no era una necesidad. El hecho de que RTVE destine 28 millones de euros en un programa de entretenimiento es un gasto difícilmente justificable. Pese a ese presupuesto estanco en RTVE, cabría pensar si deberían de bajarlo y destinarlo a servicios esenciales como sanidad o educación, o bien hacer un reparto más equitativo con el resto de la cadena.

Un dedazo

Esta contratación no sigue el esquema habitual de contratación pública, como han señalado tanto exdirectivos de RTVE como directivos de cadenas privadas. Parece evidente que se está alterando la gestión estándar de la televisión pública para cumplir con objetivos específicos.

El hecho de que Broncano acepte este contrato demuestra que prioriza el beneficio económico por encima de otros valores, como la redistribución justa de la riqueza o el uso adecuado de los fondos públicos. El argumento de que Broncano aporta algo a lo público no es válido, dado que ese aporte lo estaba haciendo previamente sin que costara dinero al conjunto del país.

Por todo ello resulta difícil no ver que el gobierno ha utilizado a Broncano como una herramienta política para competir contra El Hormiguero, y ha pasado de ganar su dinero merecidamente en la esfera privada a beneficiarse de fondos públicos. El problema no es el éxito de Broncano, trabajado y merecido, sino que ahora todos los españoles son los que pagan su sueldo. Y eso, aunque pueda no parecerlo, lo cambia todo.

RTVE debería centrarse en producir contenido de calidad y con utilidad social, no en competir con cadenas privadas. El fichaje de Broncano es solo una muestra más de cómo la política influye en las decisiones de los medios públicos.

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