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La semana pasada, miembros de la Guardia Civil desarticularon a una secta destructiva conocida como EVOL. El fenómeno de grupos sectarios destructivos crece en nuestro país, cada vez las sectas “New Age” adquieren un papel fundamental en la vida de muchos jóvenes. El fenómeno de las sectas destructivas no es nuevo en nuestro país, hablaremos de un grupo sectario que conmocionó a la sociedad española durante los 70 y principios de los 80. Se trata de la secta Edelweiss, un aparente grupo de scouts que escondía una macabra realidad.
Eduardo González Arenas “Eddie”, el artífice de Edelweiss.
El artífice de esta secta es Eduardo González Arenas, conocido como “Eddie”. Hijo de un ingeniero eléctrico que en su adolescencia necesito atención psicológica debido a múltiples desórdenes de personalidad. Su padre así lo reconoció ante los tribunales, aduciendo además que, a lo largo de los años, ningún médico o institución tomó cartas en el asunto: “Desde que advertimos cosas raras en él, lo hemos llevado a médicos; nos decían que no estaba loco, que era un psicótico, que no se podía hacer nada por él. Lo han reconocido también médicos militares, y nunca se nos ha ofrecido una solución”.
Posteriormente, Eddie ingresó en la Legión Española y en el año 1968 se casó con Julia Báez Trujillo, quien fue nieta del dictador dominicano Rafael Trujillo Molina. Del matrimonio nació un hijo que fue “secuestrado por los padres de Julia”, según sus palabras de Eddie. Por eso, una vez separado y viviendo en la calle Berruguete de Madrid en las Navidades de 1970, decidió que “si yo no tenía a mi hijo, todos los niños serían mis hijos. Si no tenía familia, ellos serían, para siempre, mi familia, mis amigos”. Siendo este el detonante que inició la idea de Edelweiss.
Tal y como se verá posteriormente, Eddie se convirtió en un auténtico depredador sexual, el hecho cierto es que arrastraba traumas relacionados con la sexualidad. Tal es así que, según se indicó el propio Eddie en el juicio, dichos traumas comenzaron cuando relató el episodio en el que fue masturbado por un hombre mayor en unos urinarios de Madrid, lo cual lo “dejó muy nervioso” y con “fuertes sentimientos de culpabilidad”.
Lo contó más tarde a su madre, quien, al decírselo al marido, estos lo mandaron a un psiquiatra. Esta experiencia, así como la vergüenza generada, lo condujo a una espiral de ocultamiento de sus inclinaciones sexuales que seguramente fue la causa que finalmente lo llevó a confiar su sexualidad más íntima solamente con seres puros, los jóvenes muchachos.
Ese episodio causó además una importante distorsión en la personalidad de Eddie, quien se volvió una persona huraña que se refugió en la lectura y en los libros de ciencia ficción. La represión sexual, las lecturas de ciencia ficción y el trauma por querer tener hijos fueron el coctel que inspiró a Eddie a ser un depredador sexual, degenerado, mesiánico que satisfacía sus bajos instintos mediante la creación de Edelweiss.
La historia de Edelweiss la primera gran secta destructiva de España
Fue en el año 1970 cuando Eddie constituyo la Asociación Juvenil de Montaña Edelweiss, quien usó esta asociación a modo de secta para abusar sexualmente de niños menores de edad. Más de 400 pasaron por la Asociación Juvenil de Montaña Edelweiss, también denominada Boinas Verdes de Edelweiss. El nombre de la asociación viene dado por las flores Edelweiss (Leontopodium alpinum), una especie de plata endémica de las altas montañas europeas. Siendo las potenciales víctimas niños de entre 12 y 16 años.
El nombre del grupo también hace referencia a la 1ª División de Infantería de Montaña de la Alemania nazi. El grupo inició su actividad en el distrito de Chamartín, en un local cedido por la parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, empezaron a actuar en se focalizaron en cuatro colegios y tres parroquias madrileñas, extendiéndose posteriormente a otras provincias españolas(Cáceres, Alicante, Vigo, Canarias y Badajoz).
La forma de captación de los menores era a través de diversos grupos de montaña que, sucesivamente, fue creando en diferentes ciudades españolas. Lo que inicialmente comenzaba como una actividad lúdica de paseos por la montaña y excursiones en la Sierra de Madrid, poco a poco fue suponiendo la entrada a un mundo más oscuro. Desde el corte militar al estilo filonazi, pasando por el adoctrinamiento en distintas teogonías hasta desembocar en satisfacer los placeres más oscuros de Eddie. Todo ello rodeado de un aura de esoterismo al hablar de extraterrestres, galaxias y planetas alienígenas.
En el año 1971 Eddie rebautizó al grupo como los Boinas Verdes de Edelweiss. Poco a poco, el grupo comenzó a crecer captando a los jóvenes en billares, cafeterías y centros comerciales. A medida que los grupos crecían en jóvenes también empezaron a crecer las denuncias.
Según la hoja de antecedentes penales, fue procesado por: dos delitos de estafa y un delito de escándalo público entre 1971 y 1976. Para evitar que las fuerzas de seguridad siguiesen la pista, el líder cerraba los grupos y creaban otros nuevos. Unos públicos, como los Rangers; y otros más sectarios, como el grupo de corte filonazi autodenominado Camisas Pardas.
Sobre el año 1975, unos 400 adolescentes, de los que aproximadamente 50 (de ellos menos de 8 eran niñas), pasaron a formar parte de la estructura funcional del grupo. Por estas fechas Eduardo González Arenas fue denunciado a la policía por algunos miembros del grupo, acusado de apropiarse del dinero de la asociación, lo que le llevó a abandonar la primera estructura y desarrollar inmediatamente otra similar con tres áreas (Rangers, Camisas Pardas, Boinas verdes de Edelweiss) y procesado por primera vez en 1976.
Las tácticas de captación de este grupo eran de lo más diversas, siempre buscando fomentar el sentimiento de pertenencia a un grupo, el hacer sentirlos necesarios o queridos, trabando relaciones de confianza. Junto a ello, lo que ocurriese en la asociación era un secreto y como tal, nadie podía revelarlo. La amenaza de muerte también era una constante, según su líder, los soplones acabarían siendo asesinados por seres extraterrestres.
No fue hasta el año 1882 cuando Eddie ya fue condenado a seis años de cárcel por un delito de corrupción de menores. Varios menores le denunciaron víctimas de abusos sexuales, fue ahí cuando sus lugartenientes conocidos como la Guardia Hierro de Edelweiss tomaron el control de la organización. Prosiguieron con su actividad, captaron menores y produjeron sus propios abusos. Eddie no paso mucho tiempo en la cárcel y por cuestiones procesales sale de prisión.
Lejos de amedrentarse, Eddie se envalentonó y de la mano de su Guardia de Hierro, formada por Ignacio De Miguel (hijo del prestigioso sociólogo Amando De Miguel) y Carlos de los Ríos refundaron la secta. Entre la primavera de 1983 y el 20 de noviembre de 1984, «aglutinó niños de entre 11 y 14 años a los que inculcó hábitos que les harían proclives a satisfacer sus propias apetencias sexuales», tal y como se recoge en la sentencia del caso años después. Todo ello bajo pretexto de fomentar el deporte y el contacto con la naturaleza.
En el año 1984 se da el fin de la secta de Edelweiss, las fuerzas de seguridad recibieron multitud de denuncias y la policía procedió a la detención de Eddie y los monitores. Los contactos de Eddie
Siete años después de la detención, comenzó el juicio a los dirigentes de este grupo sectario (un total de diez). Además del líder sectario y sus guardias de hierro, el resto de los adláteres y ahora víctimas, también declararon como testigos para explicar el trauma que les había causado la secta Edelweiss. Muchos tuvieron que ser tratados psicológicamente durante años, pero lejos de achantarse ante sus verdugos, confesaron las depravaciones a las que les sometieron.
El testimonio de los agentes de policía a cargo del caso fue fundamental. Uno de los informes advertía: “La fe de los chicos en González Arenas es ciega, y ninguno de ellos hubiera dudado en realizar cualquier acto ordenado por él. Era como una cadena que más tarde hubiera sido muy difícil romper”.
Finalmente, el tribunal condenó a los diez acusados como autores de 28 delitos de corrupción de menores. Eduardo González Arenas, a 168 años; Carlos de los Ríos e Ignacio de Miguel, a 65 años (este último finalmente fue indultado en 1994); y el resto, a 28 penas de seis meses de arresto mayor. A los monitores se les aplicó la eximente por enajenación mental. Pese a todo, la sentencia descartó que Edelweiss fuese una secta, sí admitió que utilizaron métodos similares “indefensión intelectual y secuestro de la voluntad”. Pese a que este fue el fin de Edelweiss, no fue el fin de Eddie.
La ideología de Edelweiss, delirantes relatos de alienígenas que enmascaraban la pederastia más abyecta
Eddie encontró una brecha en el contexto político social de la España tardo franquista y del inicio de la transición para hacer florecer su organización. De un lado se combinó la estética, valores castrenses y jerarquía militar, por otro lado, el fenómeno ufológico incipiente en España y relacionado con la conocida como civilización UMMO.
La estructura y orden castrense estaban presentes, desde la propia organización en Edelweiss por medio de rangos hasta la propia vestimenta. Esta vestimenta constaba de boinas con un botón rojo, botas de montaña con calcetines hasta la rodilla, pañoleta roja y amarilla o azul y blanca dependiendo de la división, y camisa de los Regulares de Melilla con galones con los símbolos Alfa y Omega.
Eddie se vendía como el Príncipe Alain, un ser extraterrestre que venía de otro mundo a salvar a los seres puros. Él hablaba de que la humanidad sufriría un holocausto nuclear y que la tierra será inhabitable, la salvación recae en Eddie quien llevará a los elegidos al idílico planeta Delhaiss.
Para ello, Eddie se comportaba como un predicador que combinaba conceptos de distintas doctrinas, teogonías y religiones. Desde el esoterismo nazi y los legionarios, pasando por los Testigos de Jehová, los Niños de Dios o Misión Rama. Los muchachos eran adoctrinados en ideas surrealistas: que el planeta Delhais era un paraíso solo para hombres; que solo aquellos que se tatuasen el símbolo UMMO: )+( en el antebrazo podrían alcanzar el asteroide; y que para ello, tenían que formar parejas homosexuales y mantener relaciones sexuales.
Tal es así que en una de las de declaraciones de Eddie ante el juez se Eddie les habló de un planeta llamado Delhais y de que sus pupilos irían allí para poder salvarse del fin del mundo una vez alcanzado el grado apto de aprendizaje. Lo que omitió mencionar eran las relaciones sexuales con los muchachos.
“Juro por mi honor luchar y pertenecer a la Guardia de Hierro de Delhais hasta mi muerte, defendiendo tres conceptos fundamentales y universales: amor, justicia y libertad, aplicándolos a mí mismo, caminando por el sendero de la verdad, hasta que alcance la perfección en el planeta Delhais, al servicio de mi príncipe, el Gran Alain”
Este texto es el juramento que los adeptos más avanzados debían realizar para pertenecer a la Guardia de Hierro de Edelweiss, el grupo de más rango y escalafón en una jerarquía militarizada dentro del grupo. Se trataba del grupo de personas más cercanas al líder y con mayor poder en el grupo.
En la secta se ensalzaban las relaciones homosexuales, sobre todo las que se daban entre los hombres menores de edad, y es que según Eddie era la manera de relacionarse y la forma de vivir en el lejano planeta de Delhaiss, a los cuales irían los miembros en cuanto hubieran obtenido ciertos conocimientos y cierto bagaje, que les facilitasen viajar al planeta y salvarse de la extinción en la tierra.
Eddie se vendía como un ser que no provenía de este mundo y que su mensaje salvaría a las futuras generaciones. Tal es así que en la sentencia del caso, se explica como Eddie realizaba un adoctrinamiento encaminado a engañar y humillar a los niños. Una vez realizada los engaños y humillación, él, como «ser superior», buscaría redimirles y orientarles manteniendo relaciones sexuales con ellos.
Se probaron las relaciones sexuales con veinte niños “que le creen un ser superior, a los que engañaba y humillaba incitándoles a mantener relaciones homosexuales no sólo con él, sino que una vez había abusado de ellos podía pasárselo a algún otro monitor”. La sentencia detalla que “sodomizaban a los menores, todo ello precedido de abrazos o caricias lascivas, introduciéndose normalmente en la cama de los niños por la noche. En todos los casos eran menores de 18 años” y en ocasiones, ni siquiera tenían los doce.
Además las víctimas que comparecieron en juicio no solo necesitaron tratamiento psiquiátrico, sino que confesaron las depravaciones a las que les sometieron. “Coitos anales con eyaculación, intentos de coitos anales, eyaculación entre las piernas, masturbaciones recíprocas, caricias en zonas erógenas, abrazos, besos …”
Tras el juramento, llegaba la “última fase” que consistía en mantener relaciones homosexuales. Tal y como explicó a El País la madre de una de las víctimas, “durante este tiempo de aprendizaje se les hacía ver las bondades de los contactos entre los componentes del sexo masculino, siempre que fueran con los instructores, los demás niños o bien el líder. Ello suponía poder alcanzar la perfección que les haría merecedores del viaje al otro planeta. Un lugar donde sólo eran posibles las relaciones con el mismo sexo”.
En el planeta de Delhaiss las relaciones heterosexuales estaban prohibidas, para Eddie las mujeres eran consideradas como una imperfección. La presencia femenina en la secta era residual, y su papel se circunscribía a acostarse con los niños que se resistían a perder la virginidad. Los chicos recibían la siguiente orden: acostarse con las dos únicas chicas que acompañaban a Eddie. “Fue una experiencia horrible”, relató uno de los chavales, “la mujer se movía de tal forma que me hizo mucho daño. Me fui llorando. Eddie me consoló. Me aseguró que por detrás dolía menos. Unos días después, me acosté con él”.
Las amistades particulares eran el máximo estatus al que los adláteres más cercanos de Eddie podían aspirar. Porque tal y como se esclareció en las pesquisas policiales “cuando hablaban de jugar al ajedrez, se referían a mantener todo tipo de contactos homosexuales; si hablaban de su A.P., querían referirse a su Amistad Particular, una relación semejante a la conocida como noviazgo”. Y es que esas dos siglas, A.P., era el privilegio máximo de todo aquel miembro de Edelweiss. Eso sí, cuando Eddie elegía a esa “Amistad Particular” ya no había vuelta atrás.
Por su parte, el número 2 de Edelweiss, Carlos de los Ríos, tenía un papel determinante “una decisiva actuación en el convencimiento de los menores y desviación de su moral”. Incitaba a los niños a robar dinero para darlo a la organización, y tenía varias “A.P.” con un total de seis niños.
Otro de los aspectos que han planeado sobre Edelweiss son las conexiones de Eddie con los altos estamentos políticos y sociales de España. Hasta el punto que se llegó a especular con el hecho de que la secta era una tapadera para el trato de blancas y la pederastia por parte de altos estamentos con gustos sexuales degenerados y predilección por los niños. Supuestamente, se consideró que durante la estancia de Eddie en Canarias tras su primer procesamiento, su base de operaciones se convirtió en una suerte de isla de Jeffrey Epstein a la Española .
El juez condenó a los 10 acusados como autores de 28 delitos de corrupción de menores. Eduardo González Arenas, a 168 años; Carlos de los Ríos e Ignacio de Miguel, a 65 años (este último finalmente fue indultado en 1994); y el resto, a 28 penas de seis meses de arresto mayor. A los monitores se les aplicó la eximente de enajenación mental. Muchos fueron considerados con una calificación jurídica de Víctima-Verdugo
El fin de Eddie y los dóberman
Eddie ingresó en prisión, durante el tiempo que estuvo en la cárcel dio entrevistas y se confesó culpable, además de estudiar el Código Penal y el reglamento penitenciario para obtener los beneficios lo antes posible. Tal es así que consiguió salir de prisión a los 6 años. Al salir de la prisión, con cincuenta años recién cumplidos, su madre se lo llevó a los apartamentos Shark de Santa Eulalia donde rehízo su vida montando la discoteca.
No obstante, sus ansias y depredación sexual le llevaron a ofrecer drogas y alcohol gratis a niños para acercarse a ellos. Seguía con sus relatos alienígenas, haciendo fiesta y eventos en su discoteca para atraer su atención. Así consiguió un nuevo grupo selecto de discípulos, Los Dóberman, que portaban una chapa con la imagen de dicho animal.
No fue hasta septiembre de 1998, cuando una de sus víctimas, Juan José Martín García «Juanjito», lo mató. Eddie y sus acólitos lo violaron, le apalizaron. Por lo que joven decidió tomarse la justicia por su mano, compró un cuchillo jamonero, entró en una cafetería de la localidad de Santa Eulàlia y le asestó una puñalada de 17.5 centímetros en el cuello. Actuó “con sorpresa, imprevista y repentinamente”. El corte le seccionó la laringe y la yugular, Eddie moriría poco después desangrado en una silla de plástico. Juan pasaría diecisiete años en prisión por el asesinato del Príncipe de Delhais.
La huella de Edelweiss ha desaparecido, pero las sectas destructivas siguen en nuestro país, siendo los jóvenes uno de los colectivos más vulnerables. El creador del fake ufológico de UMMO , Juan José Jordán Peña, también pidió públicamente disculpas, ya que el fenómeno UMMO fue uno de los referentes de Eddie para crear Edelweiss.
UMMO evoca a Humo. Elegí al azar la estrella Wolf 424 ya que mi objetivo real no era desarrollar un mundo extraplanetario creíble. […] Redactaba los informes los sábados y domingos por la tarde, y aprovechaba mis viajes al extranjero para enviar desde allí las cartas. […] Utilizamos la maqueta colgada de un hilo de nailon muy delgado. Usamos una velocidad muy rápida 1/1000 para que el platillo y el fondo de la foto saliesen igual de enfocados, y el platillo pareciese más grande. Llegué a entrevistar personas que decían haber visto el platillo, pero que no recibían mi remuneración. […] Empecé a indignarme al ver que la secta Edelweiss marcaba a fuego con mi símbolo a niños. Y luego recibí una invitación anónima desde Cuba, para asistir a no sé qué reunión ummita en casa de Joaquín Farriols, así que decidí cortar el experimento que llevaba haciendo 25 años. […] Estoy arrepentido de haber creado un experimento inmoral que se ha vuelto contra mí.
Por ello informar y tener el referente de Edelweiss es de vital importancia para evitar que proliferen estos grupos sectarios.