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22 Nov 2024
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Fuerza Nueva: el partido posfranquista que trató de mantener al Régimen

Aunque se convirtió en la fuerza política de la derecha radical con mayor capacidad movilizadora, sus fracasos electorales produjeron su desaparición en 1982
Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva

Imagen: Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva-Periódico

El surgimiento de Fuerza Nueva no se entiende sin la crisis política del franquismo a partir de los años 60. El intento de José Luis Arrese, designado a comienzos de 1956 ministro secretario general del movimiento, de llevar a cabo una institucionalización del régimen en un sentido falangista, se saldó el año siguiente con un completo fracaso, pues se le dio prioridad a las consideraciones económicas sobre las políticas, y la reorganización de la Administración del Estado abría las puertas a los tecnócratas del Opus Dei.

Es en este contexto, y ligado a las corrientes nacionalcatólicas, en el que nace Fuerza Nueva, que se constituye en 1966 en el transcurso de unas jornadas de ejercicios religiosos que tuvieron lugar en el Monasterio de San Miguel de las Victorias, en la localidad de Priego (Cuenca).

Su objetivo era constituir un grupo de presión capaz de convertirse en el eje de un movimiento aglutinante tanto de aquellos franquistas nostálgicos del espíritu de la “cruzada” como de las nuevas capas de la población vinculadas a corrientes nacionalistas, falangistas y del integrismo católico. Su mensaje se dirige en torno a la acusación a los aperturistas de traición a los presupuestos ideológicos del franquismo y de “bajar la guardia” ante la oposición.

Fuerza Nueva se constituye en un primer momento como una revista, y comienza sus tareas de difusión editando un semanario con el mismo nombre. Asimismo, tenía como objetivos la edición de libros y folletos y la creación de una distribuidora y una agencia de colaboraciones.

La idea de editar una revista respondía a la doble intención de combatir la desvinculación de un sector del clero del nacionalcatolicismo de signo integrista, y de paralizar el proceso de aperturismo político, asumiendo la defensa de posturas radicalmente inmovilistas.

Según Blas Piñar, su líder, la organización nace como una respuesta ante la necesidad de impedir que el régimen se desvincule de los principios ideológicos que dieron lugar a su aparición tras la guerra. Esta declaración de principios se puede observar en la portada del primer número de la revista, que apareció en enero de 1967: se trataba de una hoja de calendario fechada el 18 de julio a punto de ser pisada y la consigna: “España ha dicho: ni se pisa ni se rompe”.

Fuerza Nueva ante la Transición

En 1974 Fuerza Nueva dio los pasos para ser legalizada como asociación política, iniciando una campaña destinada a recoger las 25.000 firmas pertinentes. Sin embargo, la comisión promotora de Fuerza Nueva hubo de retrasar su constitución hasta el 6 de julio de 1976.

La organización elaboró una declaración programática para la presentación de la documentación oportuna en el Ministerio de Gobernación, con vistas a solicitar la constitución de una asociación política con el mismo nombre, de acuerdo con la legislación entonces vigente. En esta declaración programática (que será la empleada en 1977 y en 1979 como “programa” de cara a las elecciones) se prometía fidelidad a los “ideales del 18 de julio”, “al recuerdo y a la obra de Francisco Franco” y “a la monarquía católica tradicional, social y representativa”.

Entre 1976 y 1978, la derecha radical, y Fuerza Nueva como su máximo representante, fracasó en su intento de oponerse al proceso de transición política. Fuerza Nueva se encontró con la necesidad de replantearse unos objetivos y una estrategia de lucha política. A partir del inicio de la transición política, su fórmula ya no podía ser la defensa del régimen franquista y sus ideales, sino construir una alternativa al régimen democrático en ciernes. 

Por tanto, aunque el proyecto político de Fuerza Nueva continuaba siendo la edificación de un Estado nacional, debía redefinir su estrategia. Se le abrían dos vías: procurar la creación de un partido político con representación en las Cortes y con capacidad para erosionar a las fuerzas de la derecha que no habían aceptado de buen grado la reforma política y la nueva Constitución de 1978, o alentar a los sectores involucionistas del Ejército a interrumpir el proceso democrático mediante un golpe de Estado.

Estrategia electoral

La derecha radical, ante la aceptación por parte de la derecha moderada de la reforma política, para evitar el aislamiento y poder presentarse como una alternativa real, apostó por la creación de un “Frente Nacional”, en el que Fuerza Nueva, como el partido con mayor capacidad de aglutinamiento, sería el eje vertebrador.

Ese Frente Nacional por el que apostaba Fuerza Nueva debía ser un frente que tendría como objetivo asegurar la continuidad ideológica del 18 de julio. Ese Frente debía ser unitario y con objetivos más allá que los puramente electorales, hacia ser una organización con capacidad de modelar una nueva sociedad nacional. 

La relación de Fuerza Nueva con la violencia

Su posición respecto al uso de la violencia como método para lograr sus objetivos políticos no fue unánime dentro de la organización. Algunos sectores consideraban que el recurso a la violencia como estrategia era errónea, impracticable y, a la larga, contraproducente para el partido, limitando el ejercicio de la violencia a acciones de carácter puramente defensivo. De hecho, Piñar afirmaba que la formación cristiana de su partido les impedía el uso de tales métodos, y que matar a sangre fría “revela una catadura moral incalificable”.

Sin embargo, Fuerza Nueva se vio involucrada en numerosas acciones violentas como el atentado de los abogados de Atocha, pues sus perpetradores eran militantes activos de la organización. No obstante, no parece claro que existiese una estrategia violenta desarrollada por el partido, de manera que esas acciones terroristas respondieron a iniciativas espontáneas.

Fuerza Joven: la juventud de Fuerza Nueva

Sus orígenes se encuentran en dos grupos de militantes de derecha radical establecidos en Madrid y Barcelona. El grupo de Madrid estaba organizado en torno al Círculo de Estudios Nuestra Señora de Wladimir, creado en octubre de 1969. En estas mismas fechas, un núcleo de militantes barceloneses afines a Fuerza Nueva constituía una pequeña asociación universitaria, que en junio de 1971 ya recibiría el nombre de Fuerza Joven, que se instituía como la sección juvenil de Fuerza Nueva.

Su uniforme seguía el estilo de las centurias falangistas de los años 30: camisa azul de corte legionario con el yugo y las flechas. Sus militantes estaban organizados, siguiendo una estricta terminología falangista, en escuadras, centurias y banderas. Esta parafernalia, unida al mensaje basado en la incitación a la violencia, servía como banderín de enganche para atraer a la organización a aquellos jóvenes que se sentían identificados con una militancia ultra. 

Entre las actividades desarrolladas por la organización destacan la propaganda, el servicio de orden en los mítines de Fuerza Nueva, y las acciones paramilitares. A este último fin estaban destinados numerosos “grupos de choque”, que protagonizaron enfrentamientos callejeros con grupos de extrema izquierda en un afán por controlar determinadas zonas de las ciudades.

Frente de la Juventud: la escisión más violenta de Fuerza Joven

El Frente de la Juventud surge a comienzos de 1979 a partir de una escisión de Fuerza Joven en Madrid. Casi todos ellos procedían de las centurias y secciones más agresivas de Fuerza Joven (como la Sección C). Los promotores de esta nueva organización fueron José de las Heras y Juan Ignacio González, asesinado en extrañas circunstancias. 

Los miembros de esta organización, cuyo uniforme era camisa azul falangista y boina negra, tenían, en líneas generales, una escasa formación política. Por ello desembocaron en un activismo extremadamente violento, identificándose más como una banda terrorista que con una organización política. Entre sus acciones más violentas, podemos mencionar el asesinato del joven comunista Andrés García, asesinado a puñaladas el 29 de abril de 1979 cuando se encontraba con sus amigos en un bar de la calle de Goya.

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