Imagen: Jesús Barrera I Diario Hércules
Osama Bin Laden, conocido por su papel en los grupos islámicos que lucharon contra las tropas soviéticas en Afganistán, ya había sido identificado como un antiguo agente de la CIA. Además, su rol como agente financiero de la alta burguesía saudita y de los príncipes del petróleo fue bien conocido, aunque los medios abordaron este tema con menos frecuencia. Sin embargo, ¿cómo se entrelazaron los intereses financieros de Estados Unidos con los de Arabia Saudita?
Arabia Saudita: plataforma petrolera y financiera de EE.UU.
Arabia Saudita no solo funcionaba como un enclave militar y petrolero clave para Estados Unidos, sino que también actuaba como su principal agencia financiera en la región. La clase dirigente saudita, no obstante, estaba dividida entre quienes apoyaban y quienes rechazaban la influencia estadounidense. Aquellos que deseaban deshacerse de la presencia militar norteamericana pusieron sus esperanzas en Bin Laden, recurriendo a métodos terroristas que no representaban el arma de los oprimidos. La red financiera vinculada a Bin Laden, a través de la cual grandes bancos y corporaciones sauditas invertían en Occidente, estuvo estrechamente conectada con los intereses de bancos y compañías estadounidenses.
A pesar de su conexión con el terrorismo, la élite financiera saudita seguía siendo parte del entramado financiero occidental, particularmente en el sector petrolero. Si el gobierno de George W. Bush hubiera querido atacar realmente a los cómplices de las redes terroristas de Bin Laden, el blanco habría sido Arabia Saudita, no Afganistán. Sin embargo, Arabia Saudita era un tema tabú para la política exterior estadounidense, debido a sus profundos vínculos económicos con Estados Unidos.
Informe estadounidense: la red económica de Bin Laden
Un informe oficial del Tesoro de EE.UU., titulado «Entorno económico de Osama Bin Laden», reveló las conexiones entre la élite financiera saudita y destacadas figuras estadounidenses. Publicado por primera vez en diciembre de 1999 y actualizado en junio de 2001, este informe fue presentado en el Senado de EE.UU. el 26 de septiembre del mismo año. El documento detalló una lista de empresas capitalistas, financistas internacionales y políticos con vínculos con Bin Laden, incluidos varios líderes estadounidenses como James A. Baker III, Frank C. Carlucci, Richard G. Darman y John Sununu. Sorprendentemente, el propio George W. Bush y su padre también aparecieron en estas conexiones.
El informe destacó los vínculos comerciales de varios de estos líderes estadounidenses con Khalid Bin Mahfouz, un multimillonario saudita y uno de los principales financiadores de Bin Laden, a través del fondo de inversiones Carlyle Group. Entre 1990 y 1994, George W. Bush fue miembro del Consejo de Administración de Caterair, una filial de este mismo grupo. Además, Abdullah Taha Bakhsh, socio de Bin Mahfouz, adquirió un 11,5% de las acciones de Harken Energy Group, una empresa de Bush, en 1987. Asimismo, James R. Bath, quien representaba los intereses de Salem Bin Laden en Estados Unidos, invirtió en las empresas Arbusto, propiedad del que fuera presidente, que posteriormente se fusionaron en Harken Energy.
Además, se reveló que tanto la familia real saudita como la familia Bush mantenían estrechos vínculos económicos con los negocios de Bin Laden. Estas conexiones pusieron de manifiesto las complejidades y contradicciones en la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita, donde los intereses financieros y políticos se entrelazaron en una red de poder que trascendió fronteras.
Arbusto Energy: los inicios empresariales de George W. Bush
En 1977, George W. Bush, quien años más tarde se convertiría en el 43º presidente de Estados Unidos, incursionó en la industria petrolera de Texas con la creación de una compañía energética llamada Arbusto Energy, también conocida como «Arbusto Oil». El nombre de la empresa proviene de la traducción al español de su apellido, Bush.
Durante su gestión en Arbusto Energy, Bush contó con varios socios clave, entre ellos James R. Bath. Este empresario ha sido señalado por actuar como representante de Salem Bin Laden, hijo del fundador de la multinacional Saudi Binladin Group, Mohammed Bin Laden, y medio hermano de Osama Bin Laden, el futuro líder de la organización terrorista Al-Qaeda.
Sin embargo, Arbusto Energy no tuvo éxito. Esta situación cambió a mediados de los ochenta, cuando su padre, George H. W. Bush, era vicepresidente de Ronald Reagan. Spectrum 7, la empresa que absorbió Arbusto, fue comprada por Harken Energy. En 1987, un importante socio de Jalid Bin Mahfuz, Abdullah Taha Baksh, ingresó en Harken Energy Corp., llegando a poseer el 11,5% de las acciones. Así, los caminos de los Bin Laden y los Bush volvieron a cruzarse.
Incluso después del 11 de septiembre, los Bin Laden mantenían inversiones en el Carlyle Group, en el cual, como se ha detallado anteriormente, George Bush «senior», así como Frank Carlucci, exdirector adjunto de la CIA, y James Baker, exjefe de Gabinete de Reagan, formaban parte del Consejo de Asesores de esta influyente firma.
Cabe destacar que, tras los atentados, el espacio aéreo estadounidense fue cerrado, cancelando la mayoría de los vuelos. Sin embargo, el New York Times informó el 30 de septiembre de ese año que varios aviones privados recorrieron Norteamérica para evacuar a miembros de la familia Bin Laden y otros ciudadanos saudíes, con el objetivo de protegerlos de posibles represalias. A pesar de sus estrechos vínculos familiares con el principal sospechoso de los ataques, el FBI no interrogó a los evacuados.
Los Bin Laden, una familia vinculada con la realeza
Nacido en 1957 en Arabia Saudita, Osama Bin Laden pertenecía a una influyente familia millonaria cercana a la realeza saudita. Su padre, el jeque Mohammed Bin Laden, fundó la constructora Saudi Binladin Group, conocida por su estrecha relación con el gobierno y apodada como la «constructora real». Entre sus proyectos más destacados, la empresa fue encargada de la restauración de la histórica mezquita de al-Aqsa, en Jerusalén.
Vínculos con empresarios y agencias de inteligencia
Las conexiones de la familia Bin Laden se extendían más allá de las fronteras de Arabia Saudita. En 1977, cuando George W. Bush creó su primera compañía petrolera, Arbusto, uno de los inversores clave fue James Bath, un empresario con presuntos lazos con la CIA y el Bank of Credit and Commerce International, una entidad financiera envuelta en escándalos. Bath también fue contratado por Salem Bin Laden, hermano mayor de Osama, para gestionar las inversiones familiares en Texas, según informó el Houston Chronicle.
No obstante, los lazos entre las familias se remontan a varios años atrás. Tras dejar la presidencia, George H. W. Bush se convirtió en asesor del Grupo Carlyle, un importante contratista del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Según reportó The New York Times el 26 de octubre de 2001, el Grupo Saudi Binladin era uno de los principales inversores de Carlyle.
La relación de George W. Bush con los Bin Laden no se limitaba a Salem. James Bath, su socio, también mantenía importantes conexiones con el Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), una entidad financiera que operaba en 73 países y estuvo involucrada en uno de los mayores fraudes bancarios de los años noventa. Estas conexiones se extendían a través de Jalid Bin Mahfuz, cuñado de Osama Bin Laden e hijo de Salem Bin Mahfuz, fundador del National Commercial Bank (NCB), el primer banco de Arabia Saudita. Irónicamente, la CIA acusaría más tarde al NCB de facilitar transferencias de dinero hacia grupos relacionados con Al-Qaeda.
Las conexiones entre ambas familias se intensificaron a principios de la década de 1980, cuando, tras ser director de la CIA en 1976-1977, asumió la vicepresidencia de Estados Unidos bajo el mandato de Ronald Reagan. En ese tiempo, la invasión soviética de Afganistán provocó que Estados Unidos, junto con Pakistán y Arabia Saudita, apoyaran a los combatientes yihadistas que luchaban contra las fuerzas soviéticas. Osama Bin Laden fue uno de los voluntarios que recibió entrenamiento directo de la CIA. Este apoyo, que incluía armas y financiamiento, ayudó a Bin Laden a crear la red al-Qaeda y facilitó el ascenso de los talibanes en Afganistán.
Un legado de consecuencias inesperadas
La alianza entre Estados Unidos y los «muhjaidin» en Afganistán tuvo un desenlace inesperado. La guerra contra los soviéticos, financiada y apoyada por Occidente, facilitó la creación de la primera «yihad» moderna. De esta experiencia, y con los recursos obtenidos, surgió Al-Qaeda, una red capaz de operar a nivel mundial. Sin saberlo, Estados Unidos contribuyó a fortalecer a Osama Bin Laden, quien más tarde sería su mayor enemigo en la guerra contra el terrorismo.
Liderazgo familiar tras la muerte del fundador
El Grupo Saudí Binladin fue establecido en 1950 por el jeque Mohammed bin Laden, quien logró establecer una relación cercana con el fundador de Arabia Saudita, el rey Ibn Saud. Esta amistad le permitió obtener contratos clave con el gobierno, incluyendo la restauración de los lugares sagrados de La Meca y Medina, lo que impulsó el crecimiento de la empresa.
Tras el fallecimiento del jeque Mohammed bin Laden en 1968, la dirección del grupo quedó en manos de Mohammed Bahareth, cuñado del patriarca y tío de los hijos mayores. Sin embargo, en 1972, el hijo mayor, el jeque Salem bin Laden, asumió el liderazgo de la empresa, con el apoyo de varios de sus hermanos. La tragedia golpeó nuevamente en 1988 con la muerte de Salem en un accidente aéreo, lo que llevó a Bakr bin Laden, el hijo mayor, a tomar las riendas de la empresa, junto a trece hermanos que conforman el consorcio. Entre los más destacados están Hassan, Yeslam y Yehia. Para 2002, el grupo contaba con una plantilla de 35.000 empleados en todo el mundo y gestionaba proyectos valorados en 5 mil millones de dólares.
Operaciones actuales y presencia internacional
El Grupo Saudí Binladin tiene presencia en importantes ciudades de Arabia Saudita como Riad y Damman, así como en varias capitales árabes, incluyendo Beirut, El Cairo, Amán y Dubái. Según un informe reciente de PBS, el grupo sigue siendo uno de los principales actores económicos de la región. En Egipto, el Grupo Saudí Binladin es dirigido por Abdul Aziz bin Laden y se ha consolidado como el mayor grupo de capital privado extranjero en el país, con más de 40.000 empleados. Actualmente, negocian un contrato de 400 millones de dólares para la construcción de una planta de papel en colaboración con el Grupo Shobokshi de Arabia Saudita.