Imagen: Jesús Barrera I Diario Hércules
Esta semana regresa el Black Friday, una cita que se ha convertido en indispensable para los consumidores. La combinación de descuentos atractivos y la posibilidad de anticipar las compras navideñas refuerza su importancia como el momento comercial más destacado del calendario. Sin embargo, detrás de los precios, ropas y objetos siempre hay un comprador, alguien que puede terminar por perderse en el placer de lo material.
Hace casi un siglo, los psiquiatras Emil Kraepelin y Eugen Bleuler describieron por primera vez el trastorno de compra compulsiva bajo el término «oniomanía», considerándolo una forma de «locura impulsiva». Hoy, se reconoce como una adicción comportamental con características similares a las de las adicciones a sustancias: la compra genera una sensación de euforia y, al no poder realizarla, aparecen emociones negativas comparables a un síndrome de abstinencia.
Síntomas de la compra compulsiva
Aunque no está oficialmente reconocida en clasificaciones diagnósticas como el DSM-V o el CIE-10, el trastorno de compra compulsiva tiene síntomas bien definidos. Los compradores compulsivos experimentan una necesidad intensa de adquirir productos, pierden el control sobre sus hábitos de compra y, tras realizarla, suelen sentirse culpables.
Entre los objetos adquiridos, predominan aquellos que son innecesarios o superfluos, llegando incluso a no desempaquetarlos o utilizarlos. En muchos casos, el acto de comprar está más ligado a una necesidad emocional que al objeto en sí, lo que resalta la naturaleza adictiva del comportamiento.
Factores que influyen en la adicción a las compras
- Género: aproximadamente el 60% de las personas adictas a las compras son mujeres, posiblemente influenciadas por roles familiares tradicionales.
- Edad: las personas jóvenes son más vulnerables, mientras que la prevalencia disminuye con la edad.
- Autoestima y depresión: una baja autoestima y trastornos depresivos están fuertemente relacionados con esta adicción, que a menudo se utiliza como una forma de evasión emocional.
- Impulsividad y búsqueda de sensaciones: la impulsividad y la necesidad de experimentar placer inmediato también son características predominantes en los compradores compulsivos.
Por otro lado, un nivel socioeconómico bajo puede aumentar el riesgo, ya que el consumo excesivo se percibe como una forma de reducir la brecha entre el «yo ideal» y el «yo real». Además, la influencia familiar desempeña un papel crucial: un entorno donde el consumo es habitual puede ser determinante.
Black Friday 2024
Este año, la mayoría de los compradores en España tiene claro cuánto gastar en el Black Friday. Según un estudio realizado por la plataforma Aplazame, un 54% planea limitar su presupuesto a un máximo de 200 euros, mientras que un 23% está dispuesto a alcanzar los 500 euros. Estos datos reflejan una tendencia moderada, en la que el control financiero y las estrategias de compra adquieren protagonismo.
En cuanto al comportamiento del gasto, las opiniones se dividen entre quienes mantendrán el presupuesto del año pasado (40%) y quienes planean incrementarlo (37%). Sin embargo, un reducido 20% de los encuestados afirma que gastará menos que en 2023, principalmente debido a la inflación y la necesidad de moderar el consumo. A pesar de ello, la percepción general sobre la economía familiar mejora con respecto al año pasado, cuando el 34% de los consumidores preveía recortar gastos frente a un 23% que esperaba aumentarlos.
El aplazamiento en los pagos sigue consolidándose como una herramienta popular durante estas fechas. Este año, el 43% de los compradores planea recurrir más a esta modalidad, mientras que un 36% asegura que mantendrá el mismo nivel de uso. La financiación permite a muchos consumidores ajustar sus compras sin comprometer su liquidez inmediata, algo especialmente relevante en un contexto económico complejo.
Por otro lado, las preferencias de los consumidores durante el Black Friday parecen claras: la moda y los productos tecnológicos encabezan la lista de compras, atrayendo a ocho de cada diez compradores. Estas categorías superan con creces a otros sectores como hogar y decoración (56%), artículos deportivos (39%) y ocio y viajes (28%), confirmando su liderazgo en la campaña de descuentos más esperada del año.
Consecuencias y curso de la enfermedad
Las personas con este trastorno suelen ocultar sus comportamientos debido a la vergüenza y la culpa que sienten tras realizar compras. Este “placer privado” genera conflictos familiares y, en casos extremos, puede llevar al endeudamiento, a la adicción al crédito o incluso al robo.
El descuido de responsabilidades laborales, académicas o sociales es otra consecuencia importante. Aunque en algunos casos el trastorno puede ser episódico, tiende a volverse crónico, con períodos de remisión y recaída.
Un círculo vicioso emocional
El acto de comprar se convierte en un mecanismo patológico para llenar vacíos emocionales o enfrentar problemas personales. Sin embargo, la euforia inicial es reemplazada rápidamente por remordimientos, perpetuando un ciclo de consumo compulsivo y sentimientos de culpa.
Por su carácter complejo y multifactorial, la adicción a las compras requiere un enfoque integral para su tratamiento, que aborde tanto los aspectos emocionales como los contextos sociales y familiares del individuo.
Las adicciones, tanto a sustancias como a comportamientos, comparten elementos fundamentales como la dependencia, la tolerancia y el síndrome de abstinencia. En el caso de las adicciones comportamentales, el síndrome de abstinencia se manifiesta de manera distinta: mientras que en las adicciones tóxicas desaparece tras consumir la sustancia, en las dependencias psicológicas la ansiedad puede persistir durante más tiempo, agravando el malestar emocional.
Un síntoma destacado de la adicción a las compras es la irritabilidad y el desasosiego cuando no se puede realizar la conducta adictiva. A esto se suma la necesidad creciente de comprar con mayor frecuencia para obtener la misma sensación de alivio, lo que evidencia un fenómeno de tolerancia.
Daño cerebral y neuroadaptación
El sistema de recompensa cerebral se ve gravemente afectado en estas adicciones. Según estudios, tanto las adicciones con sustancias como las comportamentales producen un proceso de neuroadaptación en los circuitos cerebrales, perpetuando el comportamiento adictivo. La liberación de dopamina, neurotransmisor vinculado al placer, es clave en este proceso: durante el acto de compra, el aumento de dopamina genera euforia, pero esta sensación es efímera y pronto da paso a la culpa, estableciendo un ciclo difícil de romper.
La conducta del comprador compulsivo sigue un patrón repetitivo:
- Estado emocional negativo: tristeza, irritabilidad o ansiedad.
- Expectativa de alivio: euforia ante la idea de comprar.
- Acto de compra: adquisición de productos superfluos.
- Sentimientos negativos: culpa y arrepentimiento tras el gasto.
- Reinicio del ciclo: compra nuevamente para aliviar el malestar generado.
Este ciclo refleja la naturaleza compensatoria de la adicción: el comprador intenta llenar vacíos emocionales o mejorar su autoestima a través del consumo. Sin embargo, el alivio inicial se transforma rápidamente en malestar, reforzando la dependencia psicológica y perpetuando la conducta adictiva.
Alta comorbilidad psiquiátrica
El trastorno de compra compulsiva presenta una elevada comorbilidad con otros problemas psiquiátricos. En el Eje I, se asocia a trastornos del estado de ánimo (20-100%), trastornos de ansiedad (40-80%), abuso de sustancias (41-80%) y trastornos de la conducta alimentaria (8-35%). Asimismo, casi el 60% de las personas afectadas también padecen algún trastorno del Eje II, siendo los más comunes el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva (22%), el trastorno por evitación (15%) y el trastorno límite de la personalidad (15%).
Euforia y culpa: las dos caras de la adicción
El acto de comprar no solo genera placer momentáneo, sino también una profunda sensación de culpa, lo que convierte este comportamiento en un reforzador tanto positivo como negativo. Por un lado, el placer de adquirir algo nuevo ofrece satisfacción; por otro, el sentimiento de culpa posterior empuja al adicto a comprar nuevamente para aliviar ese malestar.
La dopamina, un neurotransmisor fundamental en la regulación del placer y la recompensa, juega un papel central en la adicción a las compras. Durante el acto de adquirir productos, el aumento de dopamina genera una sensación de euforia que refuerza la conducta adictiva. Sin embargo, esta sensación dura poco tiempo y es reemplazada rápidamente por remordimientos, lo que impulsa al adicto a repetir el comportamiento en un intento de recuperar ese alivio fugaz.
El comercio online se consolida en España
El comercio digital continúa ganando terreno entre los consumidores españoles, consolidándose como su primera opción. Según un reciente estudio, casi la mitad (47%) de los encuestados opta por realizar sus compras a través de plataformas online, mientras que solo un 15% prefiere acudir a tiendas físicas. Un 39% de los compradores reconoce combinar ambos canales, reflejando una tendencia híbrida que sigue creciendo.
Durante la temporada navideña, el predominio de las compras online se mantiene, aunque con ligeros cambios. Un 45% de los españoles sigue eligiendo los canales digitales, frente a un 13% que prefiere las tiendas físicas. En este periodo, aumenta el porcentaje de quienes combinan ambas opciones, alcanzando un 43%. Además, el uso de marketplaces se intensifica, ya que más de la mitad (54%) de los encuestados admite recurrir a ellos con mayor frecuencia a medida que se acercan las fiestas.
La tarjeta de crédito o débito continúa siendo el método de pago más utilizado para las compras online, especialmente en campañas como el Black Friday. El 50% de los consumidores la elige su primera opción, seguida de PayPal, que ocupa el segundo lugar con un 34%, y las transferencias bancarias, utilizadas por el 10%.
Opciones como Bizum y las modalidades de pago a plazos (BNPL, como Klarna) están comenzando a captar el interés de los compradores, aunque su adopción general sigue siendo limitada. Estas alternativas encuentran mayor aceptación entre los consumidores más jóvenes, quienes lideran el cambio hacia métodos de pago más innovadores.
Repercusión dentro de las familias
La adicción a las compras no solo afecta al individuo que la padece, sino que repercute en sus relaciones familiares, de pareja e incluso laborales. Según el enfoque familiar sistémico, este problema tiene un alcance significativo, generando tensiones y alteraciones en la dinámica de quienes rodean al adicto, ya sea en el hogar o en otros entornos cotidianos.
El impacto de esta adicción dentro de la familia varía dependiendo del rol que desempeña el comprador compulsivo, ya sea como padre, madre o hijo. Además, el género del adicto influye en las percepciones sociales y familiares sobre el problema. En la sociedad actual, los prejuicios de género también se reflejan en la tolerancia hacia ciertos comportamientos. Por ejemplo, mientras que el alcoholismo tiende a ser más aceptado cuando el adicto es un hombre, la adicción a las compras recibe mayor indulgencia cuando se trata de mujeres.
Cuando un miembro de la familia presenta una adicción, otros asumen roles específicos que intentan mantener el equilibrio en el hogar:
- El dependiente: es el comprador compulsivo, identificado como el paciente principal.
- El codependiente primario: la persona más cercana al adicto, que asume la mayor responsabilidad por su bienestar.
- El héroe: habitualmente un hijo, se convierte en el “salvador” que intenta resolver los problemas familiares.
- El escapista o “oveja negra”: otro hijo que, por el contrario, genera conflictos y evita enfrentar sus propios sentimientos.
- El evitador: un miembro que se aísla emocionalmente, negando la necesidad de apoyo familiar.
- El “payaso” o “mascota”: utiliza el humor y las bromas para aliviar la tensión y distraer a la familia del problema principal.
Diferencias de género en la adicción
La compra compulsiva afecta principalmente a mujeres jóvenes, con un inicio común entre los 18 y 30 años. Este fenómeno podría estar influido por los roles tradicionales que desempeñan las mujeres dentro del sistema familiar.
Las mujeres tienden a utilizar las compras como una estrategia de regulación emocional en un 80% más que los hombres, tanto en tiendas físicas como en el comercio online. En cuanto a los productos adquiridos, las mujeres suelen optar por ropa, cosméticos y accesorios relacionados con la autoimagen, mientras que los hombres prefieren artículos tecnológicos y materiales de ocio. A pesar de estas diferencias, ambos géneros coinciden en realizar estas compras compulsivas mayoritariamente en grandes almacenes.