Desde tiempos inmemoriales, la humanidad se ha cuestionado qué sucede en el cerebro cuando estamos cerca de la muerte. Los relatos de quienes han sobrevivido a experiencias cercanas a la muerte (ECM) suelen describir visiones extrañas y experiencias misteriosas, aunque varían entre individuos. Recientemente, científicos han observado una intensa actividad cerebral en pacientes moribundos, sugiriendo que nuestros cerebros pueden seguir operativos incluso después de que el corazón deja de latir.
Descubrimientos revolucionarios para la ciencia
Este hallazgo sorprendente desafía la creencia de que las neuronas se vuelven disfuncionales al perder oxígeno durante un paro cardíaco. Esto podría ofrecer una nueva perspectiva sobre los fenómenos extraños asociados con las ECM, sugiriendo que la muerte es un proceso más complejo y prolongado de lo que se pensaba.
La profesora Jimo Borjigin de la Universidad de Michigan ha estado investigando estos procesos desde que descubrió aumentos en la actividad cerebral de ratas moribundas hace una década. Estos incrementos consistían en ondas gamma, asociadas con percepciones conscientes, sueños lúcidos y alucinaciones.
En estudios recientes, observaron una actividad gamma similar en los cerebros de pacientes humanos que fallecieron en el hospital mientras eran monitoreados por electroencefalogramas (EEG). En dos de los cuatro pacientes estudiados, se detectó actividad gamma compleja en áreas del cerebro críticas para el procesamiento consciente durante el paro cardíaco.
Implicaciones para las experiencias cercanas a la muerte
Los hallazgos, publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, indican que la potencia y conectividad gamma observadas en animales también ocurren en humanos durante la muerte. Esto podría explicar las ECM, que se describen como «una paradoja biológica que desafía nuestra comprensión del cerebro moribundo».
Nuevas perspectivas sobre la muerte y la conciencia
Borjigin señaló que las ondas gamma organizadas en el cerebro moribundo sugieren que las ECM podrían ser el producto de un cerebro activado en la muerte. Aunque es imposible saber exactamente qué sintieron los pacientes, los datos sugieren experiencias subjetivas con posibles efectos visuales o auditivos. Además, explicó que esta actividad cerebral podría explicar por qué algunas personas ven luces brillantes, tienen experiencias extracorporales o sienten la presencia de familiares fallecidos.
Un proceso más gradual al pensado
Estos descubrimientos sugieren que la muerte es un proceso más gradual de lo que se creía. Esto tiene implicaciones para cómo entendemos la transición de la vida a la muerte y cómo deberíamos manejar la atención médica en los momentos finales de la vida. Además, esta investigación puede ayudar a aquellos que han tenido una ECM a sentirse más comprendidos y a alentar a los médicos y cuidadores a prestar más atención a los pacientes moribundos, asegurando que sus últimos momentos sean lo más cómodos posible.