La declaración final de la cumbre anual en Italia, los líderes del Grupo de los Siete (G7) acusaron a China de «posibilitar» la guerra de Rusia contra Ucrania. La advertencia se produce por la creciente presión diplomática de Estados Unidos para que Europa adopte una postura más firme contra Beijing debido a su apoyo al complejo militar-industrial ruso.
Los líderes del G7 afirmaron que el continuo respaldo de China a la base industrial de defensa de Rusia permite a Moscú mantener su «guerra ilegal» en Ucrania, lo cual tiene implicaciones significativas para la seguridad global. En su comunicado, pidieron a China que cesara la transferencia de materiales de doble uso, incluidos componentes de armas y equipos para el sector de defensa ruso.
Además, los líderes del G7 amenazaron con implementar más sanciones contra entidades chinas y de terceros países que apoyen materialmente la maquinaria bélica de Rusia. «Seguiremos tomando medidas contra los actores en China y terceros países que apoyan materialmente la maquinaria bélica de Rusia, incluidas las instituciones financieras y otras entidades en China», señalaron en su declaración conjunta.
Funcionarios estadounidenses han acusado a China de ayudar a Rusia a expandir su capacidad militar mediante la exportación de semiconductores, materiales y herramientas de máquinas que permiten a Moscú aumentar la producción de tanques, municiones y vehículos blindados. Beijing ha negado estas acusaciones, asegurando que no ha suministrado armas a ninguno de los bandos y que mantiene estrictos controles sobre las exportaciones de productos de doble uso.
No obstante, Estados Unidos y la Unión Europea ya han impuesto sanciones a empresas chinas, y esta semana Estados Unidos añadió nuevas sanciones a compañías con sede en China que suministran semiconductores a Rusia. «China no suministra armas, sino la capacidad de producirlas y la tecnología disponible para hacerlo», afirmó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la cumbre.
El G7 también adoptó una postura más firme frente a las políticas económicas de China, especialmente en relación con el exceso de capacidad industrial. Los líderes se comprometieron a tomar medidas contra las «prácticas desleales» de China para «nivelar el terreno de juego y remediar los daños actuales».
La Unión Europea anunció la imposición de aranceles adicionales a los vehículos eléctricos importados de China, tras una investigación que reveló un supuesto apoyo injusto de Beijing a empresas que socavan a los fabricantes de automóviles europeos. El mes pasado, Estados Unidos impuso nuevos aranceles a importaciones chinas en sectores estratégicos para la seguridad nacional, como los vehículos eléctricos y los productos de energías limpias.
El G7 también expresó su firme oposición a los intentos de China de cambiar el statu quo en los mares de China Oriental y Meridional mediante el uso de la fuerza o la coerción. «Seguimos oponiéndonos al peligroso uso por parte de China de guardacostas y milicias marítimas en el mar de China Meridional y a su repetida obstrucción de la libertad de navegación», declararon los líderes, manifestando su grave preocupación por el uso de maniobras peligrosas y cañones de agua contra buques filipinos.