Imagen: Imagen de los juzgados de Castilla-Europa Press
Por primera vez, una jueza ha decidido indemnizar a la dueña de un perro que fue privada del contacto con su mascota durante al menos diez meses por su expareja. Tenían la custodia compartida de un husky siberiano de cuatro años, pero a principios del año pasado su exnovio decidió unilateralmente apropiarse de él en exclusiva e interrumpir el cuidado por turnos acordado sin consultarlo. La jueza, Carmen Martínez, expone en la sentencia que el daño moral que ha sufrido la dueña del perro ha de ser indemnizado con 600 euros, condenando a su expareja a sufragar las costas del proceso judicial al entender que le privó del contacto con el animal.
En declaraciones a El País, la dueña del animal, que ahora cuida a la mascota de manera alterna con su expareja tras la resolución de la magistrada, asegura que el perro es como su hijo. “Para mí, que no tengo hijos, es parte de la familia, una de las cosas más importantes de la vida. Pedí la indemnización porque los 10 meses sin Heman (nombre de la mascota) proporcionales por la esperanza de vida, de 10 a 15 años, es mucho tiempo”, reflexiona la mujer, quien expone que este fallo sienta un precedente, de manera que cualquiera que piense incumplir la custodia compartida con un animal sepa que no le va a salir gratis.
La pareja adoptó al perro en 2020, pero al finalizar la relación decidieron de mutuo acuerdo tenerlo dos semanas cada uno en sus respectivas casas. Sin embargo, hace casi dos años, “él decidió romper el acuerdo verbal y escrito” por una tercera persona que “no consigue entender el vínculo común”. “Por suerte, tras 10 meses, la jueza acordó medidas cautelares para recuperar la custodia compartida”.
Es una sentencia pionera
La Justicia ha sentado un precedente sobre materia de custodias en animales y mascotas, con un pronunciamiento similar a cuando la disputa es sobre los hijos, primando el interés y bienestar del animal e intentando mediar con ecuanimidad en caso de que no exista acuerdo. En este supuesto, la pareja compartirá los gastos de alimentación, peluquería, veterinario y vacunas que requiera el animal el resto de su vida.
La jueza argumenta de la siguiente manera que el daño sufrido por la dueña del animal es indemnizable: “M. se vio privada de la posibilidad de cuidar de Heman, de tenerlo en su compañía, de participar en la toma de decisiones relevantes, sin justificación objetiva, en un periodo en el que, además, tuvo problemas de salud, lo cual no cabe duda de que le generó tristeza, desasosiego, incertidumbre, sobre si volvería a estar con Heman y en qué condiciones”. “Por el tiempo que permaneció en esta situación, por la decisión unilateral e injustificada de A. (…) existe un daño moral indemnizable”.