Qatar ha acordado, bajo la presión de Estados Unidos, expulsar a los principales líderes de Hamas de su capital, Doha. Esta medida, ha sido discutida durante meses entre diplomáticos estadounidenses y cataríes.
Desde hace tiempo, los líderes de Hamas han encontrado en Doha un refugio seguro que les ha permitido operar fuera de Gaza y coordinar sus actividades políticas y estratégicas. Sin embargo, las crecientes tensiones entre Hamas e Israel, exacerbadas por el reciente conflicto armado, han llevado a la administración de Joe Biden a intensificar su presión sobre Qatar. La demanda estadounidense de expulsar a los líderes de Hamas ha sido, según fuentes estadounidenses y cataríes, una prioridad en sus recientes negociaciones, sobre todo después de que el grupo extremista rechazara varias propuestas para un alto el fuego y la liberación de rehenes.
Qatar ha jugado un papel importante en las negociaciones entre Hamas e Israel, debido a la presencia de altos líderes de Hamas en su territorio. Doha ha sido el centro de reuniones y discusiones para lograr una desescalada del conflicto, y se le ha considerado como un actor mediador capaz de influir en las decisiones de Hamas. Sin embargo, la reciente negativa de Hamas a aceptar condiciones para una tregua, así como la trágica muerte de rehenes estadounidenses-israelíes en medio del conflicto, han cambiado la postura de Washington. La administración de Biden ya no ve sostenible la relación entre Qatar y Hamas, especialmente si los intentos de mediación no resultan en medidas concretas hacia la paz.
La presión de Estados Unidos sobre Qatar aumentó tras la negativa de Hamas a aceptar una propuesta de alto el fuego y liberar rehenes. Esta negativa llegó poco después de la muerte de Hersh Goldberg-Polin, un ciudadano estadounidense-israelí que se encontraba entre los rehenes de Hamas. En respuesta, funcionarios estadounidenses solicitaron a sus homólogos cataríes que dejaran de ofrecer refugio al grupo. Qatar aceptó, notificando a Hamas hace aproximadamente una semana sobre su inminente expulsión.
La decisión de expulsar a los líderes de Hamas de Doha representa, en palabras de un alto funcionario de la administración estadounidense, un intento de enviar un mensaje claro: «Hamas es un grupo terrorista que ha matado a estadounidenses y continúa manteniendo a estadounidenses como rehenes. Después de rechazar repetidas propuestas para liberar a los rehenes, sus líderes ya no deberían ser bienvenidos en las capitales de ningún socio estadounidense».
Aunque la noticia aún no se ha confirmado oficialmente, la expulsión de los operativos de Hamas plantea una gran incógnita: ¿dónde se establecerán los líderes del grupo? Turquía ha sido mencionada como una posible opción, aunque existen dudas sobre si Estados Unidos aprobará este movimiento, dado que no desea que otro aliado ofrezca refugio a Hamas. Las posibilidades de realojamiento, por lo tanto, podrían limitarse, presionando aún más a la dirigencia de Hamas.
Además, el contexto se complica con la reciente acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos a varios líderes de Hamas, entre ellos Khaled Meshaal, residente en Qatar, por el ataque del 7 de octubre en Israel. Este aspecto legal añade otra dimensión al conflicto diplomático, pues Estados Unidos busca tanto presionar a Hamas como ejercer justicia sobre sus líderes.
Negaciones de Hamas
Por su parte, Hamas ha negado los informes sobre su expulsión de Doha, calificando las noticias como «infundadas» y acusando a Estados Unidos e Israel de utilizar «tácticas de presión». Un alto funcionario del grupo declaró a CNN que «lo que se informó en los medios israelíes sobre que Qatar acordó expulsar a Hamas de Doha después de una solicitud de Estados Unidos no tiene base». La dirigencia de Hamas alega que estas afirmaciones son repetitivas y no tienen sustento.