La historia de Azerbaiyán está marcada por el gas y el petróleo, recursos fundamentales en su desarrollo y en su papel geopolítico. El nombre mismo del país se asocia al fuego, un símbolo ligado a los antiguos cultos zoroastristas en la región del Cáucaso, donde se veneraba la llama como manifestación de la deidad Ahura Mazda.
Este fenómeno se debe a la combustión natural de los hidrocarburos bajo la superficie, visible aún hoy en lugares como la Montaña Ardiente y el Templo del Fuego de Bakú. En la península de Absherón estas reservas han sostenido al Azerbaiyán moderno, que hoy recibe la COP29 con la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en su mayoría provenientes de combustibles fósiles.
COP29: un mandato de financiamiento y la sede polémica
Este lunes comienza en Bakú la 29ª cumbre anual del clima (COP29), con la participación de representantes de casi 200 países que, durante dos semanas, debatirán un nuevo acuerdo de financiamiento climático para apoyar a las naciones menos desarrolladas. Este compromiso financiero, aplicable a partir de 2025, busca permitir a estos países reducir su dependencia de los combustibles fósiles y enfrentar los impactos del cambio climático. Sin embargo, la elección de la sede de la COP ha sido objeto de controversia. En un año donde correspondía a la región de Europa del Este, Azerbaiyán resultó seleccionado tras ser la única propuesta que no recibió veto, a diferencia de otras candidaturas rechazadas por Rusia.
Un estado impulsado por el petróleo y el gas
Bakú fue la primera gran capital petrolera del mundo, convirtiéndose en un centro de explotación de crudo en el siglo XIX bajo el Imperio Ruso, que atrajo a familias empresariales como los Nobel y los Rothschild. Este legado continúa, y el estado azerbaiyano, dependiente de la exportación de hidrocarburos, ha cimentado un modelo rentista que la élite política mantiene con firmeza. Para Eldar Mamedov, experto en el Cáucaso, el país no ha avanzado en diversificación económica, y su estructura depende en gran medida de los ingresos del petróleo y el gas.
Un país marcado por la guerra y la disputa territorial
Junto a la energía, la guerra ha sido otro factor central en la historia de Azerbaiyán. La independencia de la URSS en 1991 trajo consigo un conflicto con Armenia en la región de Nagorno Karabaj, que culminó en 1994 con una tregua que dejó el territorio bajo control armenio y supuso una pérdida territorial humillante para Azerbaiyán. En 2020, en plena pandemia de Covid, Bakú recuperó parte de Karabaj en una ofensiva militar, apoyada por drones turcos y equipos israelíes, y el año pasado, con una rápida operación, expulsó a los armenios que quedaban en la región, lo que algunos han calificado de “limpieza étnica”. Armenia, sin embargo, levantó su veto en diciembre para permitir que la COP29 se celebre en Bakú.