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El Ejecutivo ha conseguido ampliar el margen presupuestario de cara a los próximos meses, especialmente para las cuentas públicas de 2024, actualmente en proceso de negociación en el Congreso. Aunque las nuevas reglas fiscales imponen ajustes, España ha logrado negociar con Bruselas cierta flexibilidad. Esto permitirá cumplir con las exigencias europeas de disciplina fiscal sin necesidad de ajustes significativos el próximo año, según ha confirmado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
Cristina Herrero, presidenta de la AIReF, destacó que «para 2025 no sería necesario tomar medidas adicionales, aunque sí a partir de 2026». El diseño de los presupuestos, por tanto, no estará condicionado por recortes estrictos, lo que permitirá mantener un crecimiento del gasto similar al de este año.
Un colchón de más de 11.000 millones
El Gobierno ha conseguido que el gasto público pueda aumentar hasta un 5% en 2024, frente al 3,2% inicialmente previsto por Bruselas y al crecimiento inercial del 3,7% estimado por la AIReF. Esto supone un margen adicional de más de 11.000 millones de euros respecto a las exigencias iniciales de la Comisión Europea y unos 8.000 millones sobre lo proyectado a políticas constantes.
Este margen adicional permitirá a las administraciones públicas mejorar sus presupuestos más allá de las actualizaciones por inflación y compromisos previos. Gran parte de estos recursos se destinarán a áreas como vivienda y a cumplir con las demandas de los socios parlamentarios en las negociaciones presupuestarias.
Negociaciones con Bruselas y el impacto de la inflación
El equipo liderado por Carlos Cuerpo, secretario general del Tesoro, ha logrado acuerdos clave con la Comisión Europea. Entre ellos, la posibilidad de descontar el impacto de la retirada de ayudas por la inflación y de medidas fiscales, lo que permite aumentar el gasto. Además, se ha argumentado que factores como la mejora en la población activa por la inmigración y el incremento de cotizaciones derivado de la reforma de pensiones contribuyen a la sostenibilidad de la deuda, lo que ha facilitado una mayor flexibilidad.
El Ejecutivo estima que los ingresos públicos crecerán en 2024 a un ritmo del 4,7%, permitiendo que el gasto aumente un 3,7% sin comprometer la consolidación fiscal. A esto se suma un margen adicional derivado de la reforma fiscal, valorada en más de 3.000 millones de euros.
Perspectivas para los próximos años
Pese a los avances logrados, la AIReF advierte que los esfuerzos más significativos se pospondrán para la segunda mitad de la década. Entre 2025 y 2031, el crecimiento del gasto estará limitado al 3% anual en promedio, con reducciones significativas en los últimos años del período. En 2030 y 2031, el gasto solo podrá aumentar un 2,5% y un 2,4%, respectivamente, lo que obligará a ajustes más estrictos.
Este diseño de ajuste permitirá más gasto en los años de mayor crecimiento económico y menos en momentos de ralentización. Sin embargo, el desafío principal será equilibrar esta consolidación fiscal con las necesidades de inversión en transición tecnológica y medioambiental, un tema que sigue siendo objeto de debate en Europa.
La incidencia de las catástrofes naturales y otros factores
Los gastos derivados de eventos excepcionales, como las inundaciones en Valencia, no serán considerados en la evaluación de los ajustes fiscales, ya que se clasifican como catástrofes naturales con impacto temporal en las cuentas. Esta flexibilidad, unida al margen ganado en la negociación con Bruselas, refuerza la posición del Gobierno para encarar los retos presupuestarios del próximo año y allanar el camino hacia el final de la legislatura.