La batalla campal vivida el miércoles en universidades de Nueva York tuvo su réplica de madrugada en Los Ángeles. Pocos minutos después de las tres de la mañana, la policía comenzó a atravesar las barricadas de los estudiantes propalestinos, instaladas desde hace una semana en la Universidad de Los Ángeles en California (UCLA), y a realizar arrestos. Este episodio se suma a una serie de protestas a lo largo del país en solidaridad con Gaza, que ha generado un movimiento nacional que finalmente llevó al presidente Joe Biden a pronunciarse.
En una breve intervención desde Washington, el mandatario defendió el derecho a manifestarse de forma pacífica, pero condenó la situación de «caos» que se ha vivido en varios campus universitarios a lo largo del país, desde Texas hasta Nueva Orleans.
Dejó claro que la presión ejercida por los estudiantes no hará que varíe ni un ápice su política con respecto a la franja de Gaza, donde ya han perdido la vida más de 33.000 palestinos desde que comenzó el conflicto con Israel hace seis meses. «La disidencia es esencial para la democracia», dijo el presidente estadounidense. «Pero la disidencia nunca debe conducir al desorden o la negación de los derechos del otro».
El jueves de madrugada, un grupo nutrido de agentes de policía, equipados con chalecos antibalas, cascos y escudos, desmontaron las barricadas y realizaron arrestos en UCLA. La policía lanzó bengalas y pelotas de goma para dispersar a la multitud y los manifestantes respondieron con humo de extintores. La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, denunció además el uso de pirotecnia y productos químicos contra los agentes de policía y anunció una investigación completa para determinar lo sucedido.
Estos arrestos en UCLA son la culminación de dos días de tensión que comenzaron el martes tras la decisión de la universidad de declarar ilegal el campamento estudiantil. La crisis fue aumentando tras la irrupción de un grupo de contramanifestantes que trataron de entrar a la fuerza en el campamento propalestino, lo que provocó la intervención de las autoridades.
Más de 1.300 manifestantes han sido detenidos en campus de todo el país, con más de una veintena de Estados afectados por la cadena de protestas contra las políticas de Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, y el apoyo constante que ha recibido por parte de Estados Unidos. El último paquete de ayuda ratificado por el Congreso la semana pasada asciende a 26.000 millones de dólares, exacerbando la indignación de muchos en la comunidad estudiantil.