El Cruce del Umbral

Se abre el abismo ante él. Enfrente, las fauces de la tiniebla más allá de toda experiencia humana. Empieza la aventura definitiva. Un vacío que da vértigo. Pero el héroe ha sentido la llamada a la aventura y, después de las lógicas dudas, tanteos y reticencias, se dispone a dar el primer paso. Ya se lanza hacia delante, a cruzar el portal de entrada en lo desconocido. Después ya nada nunca será igual. Al otro lado están las sombras y el gran misterio del mundo. Lo sabe. 

Le habían prevenido las criaturas que guardaban la entrada, pero hacía falta un impulso heroico para penetrar en las puertas que llevaban hacia el más allá. Muchas voces le decían que no se podía hacer, incrédulas o desafiantes, pero otra voz, la interior, le insistía: “plus ultra”, en una de las viejas lenguas de este extremo del mundo, “ultreya”, en otra más reciente. Siempre más allá. A un extremo del mundo conocido, ordinario y pacífico de dónde provenía, domesticado por milenios de ocupación humana, estaba el portal de acceso al mundo especial, una de las dos Iberias, la de más acá, permanentemente envuelta en las bromas de la leyenda del finis terrae. 

Así, comienza la peripecia clave del gran Heracles, Alcides por otro nombre, Hércules para los romanos y Melkart, una auténtica divinidad, para los navegantes fenicios que también hollaron esta Iberia. De hecho, parece que el héroe llegaba precisamente de la otra Iberia, la oriental, de pisar el otro extremo del mundo y domeñar a las Amazonas del Cáucaso. Pero su aventura definitiva no se alcanzaría hasta llegar a esta.  

Lo que siempre se recuerda del héroe en primer lugar es la hazaña quintaesencial. Cada cual está marcado por una misión específica que se corresponde con sus características, pero que también responde a sus miedos más íntimos. En esa aventura biográfica y biopolítica del arquetipo del héroe como esencia de la vida humana también estamos todos nosotros y la puerta que se abre para todos en casa aventura, y también en estas líneas aurorales. En nuestro caso, el comienzo de una columna, el de una empresa humanista pero también periodística, en las páginas iniciales de un nuevo diario. En el caso de Hércules, su acto fundamental, el que marca para siempre siempre su devenir en la narrativa mítica y acaso también nuestro propio devenir como comunidad, es el cruce del umbral. Más allá de las cadenas que apresan la efímera condición humana, se lanza a la pervivencia total a través del riesgo: atraviesa el estrecho que no se podía cruzar, penetra en la oscuridad total del más allá. 

Trabajos y leyendas

Hay otros trabajos, otras historias, otros perfiles de la acción heroica de Hércules, pero aquí era necesario comenzar precisamente por el momento del paso a lo desconocido, representado propiamente por los pilares hercúleos que se plantan a uno y a otro lado del estrecho. En el pasaje al mar ignoto, separando Europa de África, y marcando el camino hacia delante –siempre hacia delante, sin mirar atrás– su actuación simboliza bien el comienzo de estas páginas digitales. Habrá tormentas. Habrá peligros y seducciones. Criaturas de ensueño protegen ese paso, a veces son sirenas o hadas seductoras, maléficas y enigmáticas esfinges, cíclopes devorahombres que plantean desafíos o acertijos para que el héroe vuelva hacia atrás y respete el cartel de “no trespassing” que las divinidades del más allá suelen plantar en sus pagos. Pero Hércules seguirá hacia delante atravesando el viejo solar de Gerión hasta llegar a esas rubias y formidables doncellas que guardan el árbol de los frutos que dan vida eterna. Las manzanas proporcionan ánimos áureos para trascender las penalidades de la humanidad que nos es común y optar a la consabida apoteosis.

No está de más, en fin, dedicar un par de pinceladas preliminares a este momento fundacional y definitivo del cruce del umbral. La página en blanco ha quedado manchada. Se mueven las prensas digitales. Gira el rotativo virtual de Hércules en un momento de transición como este. Pensamos ahora en el antiguo motivo del mito y del cuento maravilloso del cruce del umbral, también crucial en la historia clásica –el paso del Rubicón por César, el nudo cortado en Gordio por Alejandro– y en la literatura de todos los tiempos. Hércules responde una vez más a la llamada a la aventura, como harán todas las semanas estas páginas mitológicas, que pretenden trazar un recorrido por los perfiles del personaje que da nombre a este periódico recién fundado.