En torno a mediados del siglo V a. C. el gran tragediógrafo ateniense Sófocles, oriundo del Demo de Colono, escribió su célebre obra Las Traquinias, también conocida por Las mujeres de Traquis. Esta Traquis es una ciudad de Tesalia, al oeste del Paso de las Termópilas, situada en una región en la que se desarrollan, como escenario tremebundo, las escenas finales de las hazañas de Hércules. Parece que el héroe marchó hasta allí desde Tirinto, escapando de Euristeo, y ya junto con su esposa Deyanira, la mujer que a la postre causaría su perdición. Se acercaba el momento culminante del final de su ciclo, en Tesalia, con la apoteosis en la pira del monte Eta.
Pero antes hay que conocer cómo fue la tragedia de amor, celos y muerte protagonizada por Deyanira. Ya sabemos cómo obtuvo Hércules la mano de la princesa Deyanira, en un combate singular con el dios río Aqueloo, como hemos tratado. También conocemos los encuentros preliminares con los centauros violentos que terminaron con la hospitalaria fiesta ofrecida a Hércules por el centauro bueno, de nombre Folo, al olor del vino que los enloqueció. Sin embargo, la historia principal que se refiere sobre Deyanira es la de la túnica que causó la muerte del héroe, y que remonta a la estratagema del centauro Neso. Por eso, de nuevo hay que hablar de un centauro, esta vez un centauro malvado, como casi todos ellos, hijo de Ixión y de la nube: una suerte de alter ego maléfico de Folo.
Neso era un centauro que guardaba el río Eveno, después de haber escapado de la matanza que perpetrara Hércules entre sus congéneres y de la que ya tenemos noticia. Actuaba Neso a orillas del río como el típico personaje que vigila el paso de un camino y somete a pruebas a los caminantes que pretenden cruzar por ahí. Es una criatura del umbral, en suma, que a veces se presenta como un afable barquero y otras como un terrible contrincante. Pues bien, Neso intentó raptar a la joven esposa de Hércules a la hora de cruzar el río. Hércules había pasado por sus propios medios, pero Neso tuvo que transportar a Deyanira y aprovechó la ocasión para intentar violarla, por lo que ella comenzó a gritar.
Era complicado poner una jarra de vino o una mujer cerca de un centauro sin que ocurriera este tipo de cosas, como sabemos por la lucha de los lapitas y los centauros en ocasión de la boda de Piritoo y en otras ocasiones célebres. En el caso de Deyanira, que estaba sola en el momento de cruzar el río, por suerte, desde lejos, Hércules vio lo que estaba ocurriendo y disparó una de sus mortíferas flechas contra el centauro violador Neso. Como sabemos, las flechas de Hércules estaban empapadas de la sangre venenosa de la Hidra de Lerna y por eso eran letales al más mínimo contacto (tarde había aprendido la lección el centauro Folo, en un episodio un tanto extraño y que vimos en una columna anterior).
Como quiera que sea, las flechas de Hércules alcanzaron al centauro de lleno y este, viéndose ya agonizante, pero teniendo cerca aún a Deyanira y lejos a Hércules, quiso tramar una venganza contra el héroe. (La venganza le obsesionaba, pues Hércules había matado a sus hermanos, quedando él como superviviente, y ahora causaba también su muerte). Neso sembró la semilla de su perdición cuando dijo a su esposa Deyanira que, si alguna vez dudaba de la fidelidad de su esposo, debía guardar su sangre como filtro amoroso para recuperar su amor.
Persuadida de este modo, Deyanira mojó su túnica en su sangre y guardó la supuesta poción amorosa. Esa túnica mojada en la sangre venenosa tendría un papel muy importante en la famosa obra de Sófocles a la que hemos hecho referencia, pues sería usada como filtro letal, lo que centra el argumento de Las Traquinias, de lo que hablaremos más adelante.
De hecho, es imposible entender la tragedia sin este contexto: en Las Traquinias Hércules está ausente de su casa desde hace mucho tiempo, lo que atormenta Deyanira, que no sabe si le ha ocurrido alguna desgracia y también tiene sospechas sobre una posible rival en el corazón del héroe. En fin, todo ello alimenta la tragedia que se desencadenará más adelante.