Imagen del tráiler promocional
Zack Snyder no atravesaba su mejor momento con Netflix tras el fracaso de sus dos películas de Rebel Moon, que fueron recibidas de manera negativa tanto por la audiencia como por la crítica. Estas películas resultaron especialmente decepcionantes para quienes esperaban que dieran inicio a un nuevo universo cinematográfico prometido, el cual representaba, en teoría, el proyecto más personal de Snyder. Se suponía que esta saga era, además, la historia de Star Wars que Disney rechazó. Aunque no quiero ser abogado del diablo, y es cierto que las películas no cumplieron con las expectativas, tampoco me parecieron el desastre que muchos medios han señalado. Si bien fueron decepcionantes y quedaron lejos de lo que se había prometido, considero que, como productos de entretenimiento, eran al menos aceptables. Sin embargo, es innegable que Snyder tiende a recibir una crítica más dura de lo habitual.
Planteo este contexto porque es importante entender la situación entre el director y la plataforma antes de hablar de la serie de la que os vengo a comentar, también de Netflix y en la que Snyder ha estado involucrado. De hecho, su nombre ha sido utilizado como parte de la promoción, lo cual es un movimiento inteligente, ya que sigue siendo un director que atrae mucho público. Lamentablemente, varios proyectos relacionados con el universo de Rebel Moon fueron cancelados posteriormente, lo cual me parece una verdadera pena, ya que considero que Snyder es un cineasta con talento. Dicho esto, creo que debería aprender a delegar ciertas tareas, especialmente en lo que respecta al guion, a otros con más experiencia o habilidad en esa área.
Volviendo al punto principal, el director necesitaba urgentemente un proyecto que fuera, al menos, medianamente exitoso para recuperar la confianza de su público y demostrar que todavía puede ofrecer trabajos de calidad, como lo hizo con películas como la impresionante 300, la destacada Watchmen o su última gran obra, Zack Snyder’s Justice League.
Hace un tiempo se anunció un proyecto de serie de animación centrado en la mitología nórdica, lo que sorprendió a muchos, ya que no es el tipo de obra que se asocia comúnmente con Zack Snyder. Inicialmente, la idea original para este proyecto era hacerlo en formato live-action, pero debido a los altos costos y riesgos involucrados, especialmente tras los recientes fracasos del director, se decidió optar por la animación. No obstante, es importante aclarar que este proyecto no es exclusivamente de Snyder, sino que ha sido desarrollado en colaboración con otras dos figuras clave: Jay Oliva, guionista y director conocido por su trabajo en diversas películas de animación de Batman, como Batman vs Robin, Batman: Mala Sangre, Batman: Asalto a Arkham y El regreso del caballero oscuro, entre otras; y Eric Carrasco, un creador con menos experiencia, pero con una trayectoria creciente en este campo.
La serie, titulada El Ocaso de los Dioses, es fruto de un trabajo conjunto de estas tres personas, aunque Zack Snyder ha estado muy involucrado en el proceso. Para los seguidores del director, es una buena noticia saber que muchos momentos de la serie se sienten claramente «a lo Snyder», con su característico uso de cámaras lentas, heroínas protagonistas, y una manera de narrar que recuerda a su estilo cinematográfico. Sin embargo, también es evidente que el guion y los diálogos no son obra suya, lo que aporta una frescura diferente al proyecto. En este sentido, la participación de personas con gran habilidad en la escritura se hace notar, lo cual es especialmente relevante dado el reto de contar una historia compleja, con muchos personajes, y basada en una mitología tan rica y extensa como la nórdica.
¿Entonces, ha cumplido expectativas?
Rotundamente sí. El Ocaso de los Dioses es una serie sobresaliente, con una animación de alta calidad y una banda sonora impresionante, compuesta en parte por el legendario Hans Zimmer, cuyo trabajo se siente en cada escena. La serie presenta una historia épica, grandes personajes y escenas de acción memorables, acompañadas de momentos impactantes. Uno de los puntos más destacados es el villano, Thor, representado como un ser despiadado y cruel, muy diferente de la versión de Marvel Studios, más cercano al Thor del videojuego God of War: Ragnarok.
La trama sigue a Sigrid, una guerrera que está a punto de casarse con el rey Leif Erikson, con quien comparte un vínculo forjado en el campo de batalla. Sin embargo, su boda es interrumpida brutalmente por Thor, lo que los condena a una aventura épica llena de venganza y desafíos que evocan las grandes gestas mitológicas. A medida que Sigrid enfrenta una tragedia personal, reúne a un grupo variopinto de compañeros, entre ellos un hombre lobo, un enano y una bruja, con el objetivo de derrotar a Thor, quien está imponiendo su despiadada justicia en todo el reino nórdico.
A lo largo de los episodios, vamos descubriendo más sobre los personajes, explorando sus pasados y viajando por escenarios increíbles, desde reinos de gigantes hasta tierras vikingas espectaculares. El trabajo artístico es tan detallado que cada plano parece un cuadro nórdico digno de admirar, con una excelente fotografía e iluminación.
En cuanto al guion, está muy bien elaborado. Los personajes tienen motivaciones claras y profundas, y las disputas internas entre dioses y mortales añaden una tensión dramática que culmina de forma brillante. Sigrid tiene un momento clave en el episodio final, que destaca por sus diálogos intensos y el enfrentamiento de egos entre dioses y humanos. Es evidente que este es un proyecto conjunto, donde no todo el mérito recae en Zack Snyder.
Con solo 8 episodios de unos 30 minutos cada uno, la serie mantiene el ritmo y logra enganchar al espectador, culminando en un episodio final que es, sin duda, uno de los más espectaculares del año. El cierre deja con ganas de una segunda temporada, y ojalá no tarde en confirmarse para poder seguir disfrutando de esta épica aventura con Sigrid. Así sí, Zack Snyder, así sí.