Mañana, 24 de febrero de 2024, se cumple el segundo aniversario del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, y a consecuencia de esto, una gran parte de países occidentales decidieron imponer sanciones económicas contra Rusia. Sin embargo, tras casi dos años de sanciones económicas, resulta pertinente hacerse una pregunta ¿Cuál es el estado de la economía rusa? Aquí os dejamos algunas claves y cifras para entender el conflicto desde una perspectiva económica.
La economía rusa se mantiene a flote
Recordemos que los países de la Unión Europea, acordaron un paquete de trece sanciones contra Rusia.
Antes de nada, y con los datos macroeconómicos en la mano, se debe señalar que la economía rusa está en crecimiento. Si bien el crecimiento económico de Rusia, en 2021 fue de un 5,6%, en 2022 sufrió una recesión de un 2,1%, ahora bien, en 2023 la economía rusa creció un 3,6% y los datos macroeconómicos proyectan un crecimiento de un 2,3% para este año. En otras palaras, las sanciones impuestas por occidente, parecen no haber afectado en exceso a la economía rusa, si bien, han podido frenar algo su crecimiento económico.
¿Por qué la economía rusa crece pese a las sanciones?
Alrededor del 10% del producto interior bruto ruso se basa en el sector de la defensa, que hace que algunas industrias, como es el sector metalúrgico, se vea beneficiado de estas inversiones. Se está llevando a cabo una gran inversión pública para poder costear la guerra, y este impulso afecta de forma positiva a industrias tangentes, como la pesada.
La producción industrial, y concretamente el sector automovilístico en Rusia ha crecido de forma significativa. Después de que los países occidentales dificultasen la venta de piezas para la fabricación de estos, China ha encontrado un socio con una gran demanda. De esta forma, China vende sus piezas a una gran potencia como es Rusia, y el país eslavo puede mantener su producción, o incluso, aumentarla.
El papel clave de China
China no participa en las sanciones occidentales impuestas contra Rusia, de hecho, se está beneficiando de forma consciente de esta situación, aumentando en gran medida sus exportaciones.
Para poder financiar las importaciones de China, Rusia necesita vender y aumentar sus ventas de las materias primas que posee, más concretamente del gas. Las sanciones europeas han sido muy fructíferas en este sentido, pues han caído prácticamente en desuso los gaseoductos que conectaban Rusia con Europa, perdiendo así una gran cantidad de financiación. Ahora bien, la venta del petróleo ruso sigue en niveles muy parecidos a los que estaban anteriormente de la guerra, pese a las sanciones de limitación del barril que ha impuesto la Unión Europea, debido al mercado negro del crudo o la incapacidad de implantación de esta medida a nivel global.
La economía crece, pero a un coste
El consumo ha caído de forma significativa en Rusia, así como posiblemente el nivel de vida medio. Esto se debe en gran parte a que debido a las grandes inversiones públicas que está realizando el kremlin, está aumentando también la deuda, que si bien es cierto, mantienen de momento un nivel bajo deuda, caben las dudas de si la situación actual es sostenible en el tiempo.
En suma, la economía rusa se encuentra en términos generales bastante saneada y en crecimiento. Sin embargo, y debido a las sanciones económicas, están obligando al gobierno ruso a inyectar y estimular su economía, propiciando un aumento de la deuda pública y una bajada considerable del consumo. Lo cierto es que la economía rusa se puede permitir esta situación, pero podría llegar a ser un contratiempo para sus cifras macroeconómicas si se alarga demasiado en el tiempo.