Imagen: Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo-Debate
Alejandro Arcos había asumido el cargo de alcalde de la ciudad mexicana de Chilpancingo hace una semana, pero el pasado domingo, 6 de octubre, su cadáver ha aparecido en la capital del Estado de Guerrero, en una camioneta aparcada en la colonia Villa del Roble. Su cabeza se ha hallado encima del vehículo, según el diario mexicano “La Jornada”, mientras que el resto de su cuerpo lo han encontrado en el interior, cubierto con una sábana.
Este crimen se produce apenas tres días después del asesinato de Francisco Gonzalo Tapia, que había asumido el cargo de secretario general del Ayuntamiento de Chilpancingo al mismo tiempo en el que Arcos fue nombrado alcalde. Según dijo en una entrevista antes de morir, Arcos interpretó este asesinato como una “amenaza” para quienes quieren luchar contra el crimen organizado.
El asesinato del alcalde ha sido condenado “de manera enérgica” por la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado: “Su pérdida enluta a toda la sociedad guerrerense y nos llena de indignación”. Además, ha ordenado “intensificar los operativos de vigilancia y proximidad social en diversos puntos de Chilpancingo”.
La violencia criminal en Guerrero y en la capital Chilpancingo ha ido en aumento en los últimos años, con disputas constantes de grupos del crimen organizado por el control territorial para el tráfico de drogas, extorsión y otros delitos. A los hechos violentos ocurridos en Guerrero, se suma la muerte la semana pasada de seis inmigrantes que escapaban de un retén militar en el sur del país y la guerra abierta en la ciudad de Culiacán entre las principales facciones del Cartel de Sinaloa.
El alcalde venía a cambiar las cosas
Chilpancingo, de 200.000 habitantes, es de las pocas ciudades en la que los ciudadanos votaron en las últimas elecciones en contra del oficialismo como castigo por la ola de violencia que sufre la zona. Arcos, candidato del PRI y opositor al oficialista Morena, le arrebató el poder al partido más grande de México gracias al rechazo popular a su antecesora, Norma Otilia Hernández, a quien acusaban de pactar con miembros del cártel Los Ardillos.
Arcos había anunciado un plan de seguridad llamado “Blindaje Chilpancingo”, que consistía en contratar a más policías, adquirir más patrullas y fortalecer los sistemas de denuncia e investigación. El 90% del municipio, prometió el día que asumió el cargo, tendría alumbrado público.
Guerrero, un estado en la costa del Pacífico en el que se encuentra la ciudad turística de Acapulco, ha sido durante décadas escenario de la violencia. Desde los 90, es una zona de disputa entre cárteles ligados al narcotráfico.
Reacciones políticas
Representantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que Arcos pertenecía, han denunciado el homicidio. Su presidente, Alejandro Moreno, ha condenado los hechos a través de las redes sociales, en un comunicado en el que pide la colaboración de la Fiscalía para esclarecer los dos homicidios.
Por otro lado, Jesús Zambrano, presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ha afirmado que este hecho es una muestra de que Guerrero se encuentra “en manos de la delincuencia” y que sólo es una muestra más de la “ausencia de gobernabilidad” en el Estado. Además, ha exigido que Claudia Sheinbaum, la nueva presidente de México, tome cartas en el asunto.