Revolucionaria de Irán contactó a un agente en Estados Unidos para vigilar y eventualmente asesinar a Trump antes de las próximas elecciones presidenciales.
Detalles del complot y retrasos en la ejecución
Los acusados son Farhad Shaqeri y dos residentes de Nueva York, Carlyle Rivera y Jonathan Laudholt, quienes enfrentan cargos por conspiración y asesinato por encargo. Según los servicios de inteligencia estadounidenses, un funcionario de la Guardia Revolucionaria Islámica ordenó a Shaqeri que «se enfocara en la vigilancia y, en última instancia, en el asesinato» de Trump durante las últimas semanas de la campaña de 2024.
Los fiscales señalan que, cuando Shaqeri advirtió que el plan requeriría una «enorme» cantidad de dinero, el oficial iraní respondió: «Ya hemos gastado mucho… Así que el dinero no es un problema». De hecho, en una llamada telefónica con un agente encubierto del FBI, Shaqeri declaró que había recibido instrucciones el 7 de octubre para ejecutar el asesinato «dentro de siete días».
Según una denuncia federal, Farhad Shaqeri, el encargado de coordinar el atentado, recibió órdenes de ultimar los detalles en septiembre. Sin embargo, el funcionario iraní, convencido de que Trump perdería las elecciones, sugirió aplazar el complot hasta después de los comicios para facilitar su ejecución.
El complot frustrado pone de relieve los esfuerzos continuos de Irán por atacar a funcionarios estadounidenses, incluido Trump. Estas acciones, según las autoridades, reflejan amenazas persistentes hacia figuras clave del gobierno de EE. UU. dentro del propio territorio norteamericano.
Si Shaqeri no cumplía con el plazo establecido, el atentado se pospondría hasta después de las elecciones, que Teherán anticipaba que Trump perdería, lo que facilitaría el plan. Rivera y Laudholt, arrestados en Nueva York, deberán permanecer detenidos hasta su juicio programado para el próximo jueves. Shaqeri, por su parte, se cree que sigue en Irán.
