El inicio del reclutamiento obligatorio de los varones ultraortodoxos en las Fuerzas Armadas de Israel ha desencadenado fuertes protestas y disturbios. Durante décadas, los ‘haredim’ han estado exentos del servicio militar, pero la reciente decisión del Tribunal Supremo de Israel ha puesto fin a esta exención, marcando un cambio significativo en la política de reclutamiento del país.
El lunes 5 de agosto de 2024, un centenar de judíos ultraortodoxos se congregaron frente al centro de reclutamiento militar de Tel Hashomer, en las afueras de Tel Aviv, para manifestar su oposición al nuevo mandato. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes haredim, intentaron bloquear las carreteras y enfrentarse a las fuerzas policiales que habían sido desplegadas para mantener el orden y evitar enfrentamientos directos con los reclutas.
El diario israelí Yedioth Ahronoth reportó que se espera la asistencia de 600 haredim en las oficinas de reclutamiento este lunes, y otros 500 el martes. Sin embargo, según fuentes del Ejército citadas por Haaretz, solo se prevé que el 30% de los convocados acudan. En videos difundidos por Haaretz, se observan jóvenes ultraortodoxos bloqueando carreteras mientras los agentes intentan despejar el área.
A las puertas del centro de reclutamiento, los manifestantes distribuyeron panfletos con información de contacto de organizaciones haredim que ofrecen asistencia gratuita a aquellos con problemas con las autoridades militares. Los líderes espirituales ultraortodoxos también han instado a sus seguidores a desobedecer las órdenes de reclutamiento. El rabino Dov Lando, una figura destacada entre los haredim, criticó duramente al sistema judicial israelí, acusándolo de declarar una «guerra contra el mundo de la Torá» tras eliminar la exención militar.
En el barrio ultraortodoxo de Jerusalén, Mea Shearim, se han visto anuncios condenando la medida y describiéndola como un «holocausto terrible» contra los jóvenes ultraortodoxos. Los anuncios expresan una fuerte oposición al reclutamiento masivo de 1.000 jóvenes en solo dos días, advirtiendo que esto es solo el comienzo de un conflicto mayor.
El Movimiento para un Gobierno de Calidad en Israel, uno de los principales grupos que han abogado por la inclusión de los jóvenes ultrarreligiosos en el servicio militar, condenó las protestas violentas y subrayó que enviar apenas unos pocos miles de órdenes de reclutamiento no es suficiente para cumplir con el fallo del Tribunal Supremo. Este grupo ha declarado su intención de utilizar todos los medios legales a su disposición para garantizar la igualdad en el servicio militar.
En 2024, los haredim israelíes son muy distintos de los que David Ben Gurión, el primer primer ministro de Israel, pensó en preservar al fundar el país. En ese tiempo, la comunidad había sido devastada por los campos de concentración nazis, por lo que, con un enfoque pragmático y quizás espiritual, Ben Gurión acordó en 1949 que 400 judíos estuviesen exentos del servicio militar en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para que pudieran dedicarse al estudio y preservar esa faceta del judaísmo.
En la actualidad, esos 400 han crecido hasta ser más de 60,000. Esta comunidad, que representa el 13% de la población israelí y que podría aumentar hasta un cuarto de la población para el año 2050 según proyecciones del Consejo Económico Nacional de Israel, vive en un mundo completamente diferente. Los haredim no están expuestos al mundo exterior: no ven televisión, no leen periódicos y no utilizan internet. Su estilo de vida está estrictamente controlado por sus líderes religiosos, quienes imponen leyes de modestia y principios judaicos que han sido interpretados exclusivamente por hombres durante siglos.
La exención temporal que permitía a los haredim evitar el servicio militar expiró a principios de abril. Sectores de la sociedad civil y del Ejército israelí han pedido poner fin a estos privilegios, argumentando que el grupo representa alrededor del 13% de la población israelí y debería participar en las obligaciones nacionales.
El Tribunal Supremo de Israel, al revisar la medida, determinó que no había base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento militar. Además, afirmó que aquellos que no sirvan en el Ejército no deberían recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos. Con este fallo, unos 67.000 hombres haredim, el equivalente a cinco divisiones militares, se enfrentarán a una integración gradual en las Fuerzas Armadas israelíes, marcando el inicio de una nueva era en la política de defensa de Israel.