En medio del bombardeo mediático que resalta una y otra vez las devastadoras imágenes de la muerte causada por las bombas israelíes, existe un rincón del mundo sumido en un silencio desolador mientras arde y se desintegra. Este lugar, donde las mujeres, desesperadas por la falta de alimentos, se ven obligadas a buscar una muerte rápida colgándose de los árboles, se llama Sudán, y la región específica es Darfur.
Desde que estalló la cruenta guerra civil en abril de 2023, Sudán ha sido testigo de un resurgimiento de la violencia étnica entre los sudaneses árabes y negros por el control de las tierras fértiles, una lucha que ha marcado trágicamente la historia de este país desde su independencia. Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que se enfrentan al ejército regular en diversas zonas del país, mantienen un control casi total sobre Darfur, excepto en algunas localidades aisladas. Durante meses, los trabajadores humanitarios han estado alertando sobre la limpieza étnica llevada a cabo por milicias árabes con la colaboración de las RSF.
Ya en junio de 2023, se recopilaron testimonios desgarradores que relataban cómo se amontonaron y dispararon a niños que intentaban escapar de la ciudad de Geneina. La ONG Human Rights Watch ha documentado más de 200 testimonios que evidencian una campaña de limpieza étnica organizada por las RSF, con el objetivo de erradicar la etnia masalit. Uno de los primeros líderes sudaneses en alzar la voz contra estas atrocidades fue Khamis Abakar, gobernador de Darfur Occidental y miembro de la etnia masalit, quien fue asesinado pocos días después de denunciar los crímenes.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional, solicitando un presupuesto de 2.700 millones de dólares para aliviar la devastadora situación en Sudán. Sin embargo, hacia finales de abril, apenas se había recaudado un 10% de esa cantidad. Esta falta de financiación amenaza con agravar aún más la crisis humanitaria en el país, dejando a millones de personas en una situación precaria y desesperada.
El genocidio en Darfur
Es importante recordar que las atrocidades genocidas contra la población negra en Darfur comenzaron a principios del siglo XXI y culminaron con una misión conjunta de Naciones Unidas y la Unión Africana (MINUAD) en diciembre de 2020. Sin embargo, la incapacidad de periodistas y organizaciones para acceder al terreno dificulta la obtención de cifras precisas sobre el número de víctimas en la situación actual.
Las RSF, respaldadas por Chad y los Emiratos Árabes Unidos, continúan recibiendo armas y apoyo logístico, lo que ha llevado a Human Rights Watch a instar a la ONU a imponer un embargo de armas en Sudán. Sin embargo, este llamado aún no ha sido atendido.
La situación humanitaria en Sudán es desgarradora: millones de personas corren el riesgo de sufrir una hambruna severa, mientras que millones más han sido desplazadas de sus hogares, convirtiéndose en la crisis de refugiados más grave del mundo en la actualidad. La falta de instalaciones sanitarias operativas agrava aún más la crisis, y la desnutrición aguda afecta a un alarmante porcentaje de niños en los campos de desplazados.
Las cifras del genocidio
La situación humanitaria en Sudán es desgarradora: al menos 18 millones de personas enfrentan el riesgo inminente de sufrir una hambruna severa. Nueve millones de individuos, incluyendo cuatro millones de niños, se han visto obligados a abandonar sus hogares, convirtiendo esta crisis en la más grave de refugiados en la actualidad. Además, aproximadamente el 80% de las instalaciones sanitarias del país están fuera de servicio, exacerbando aún más la situación.
En el campo de desplazados de Zamzam, se estima que un alarmante 30% de los niños sufren de desnutrición aguda, evidenciando las condiciones desesperadas en las que se encuentran estas comunidades vulnerables. Según expertos de Naciones Unidas, entre 10.000 y 15.000 personas perdieron la vida solo en la ciudad de Geneina durante el segundo semestre de 2023, mientras que en un fin de semana de noviembre del mismo año, más de 800 personas fueron ejecutadas sistemáticamente por milicias árabes en la localidad de Ardamata.
Estas cifras atestiguan el horror y la desesperación que asolan a Sudán, donde la violencia, la escasez de recursos y la falta de acceso a la atención médica básica han creado una crisis humanitaria sin precedentes. Es imperativo que la comunidad internacional aumente su apoyo y compromiso para abordar esta situación crítica y brindar ayuda urgente a los millones de personas que sufren en medio de este conflicto.
A pesar de las solicitudes de ayuda urgente por parte de la ONU, los fondos recaudados siguen siendo insuficientes para abordar la magnitud de la crisis. Mientras tanto, la distancia geográfica y los obstáculos logísticos dificultan el acceso de la ayuda humanitaria a Geneina y otras áreas afectadas en Darfur.