Imagen: Yoon Suk-Yeol-EFE
La policía surcoreana y agentes de la oficina anticorrupción han intentado sin éxito detener este viernes al presidente Yoon Suk Yeol, suspendido de sus funciones después de que el Parlamento votara en diciembre a favor de su destitución tras la declaración por su parte de una ley marcial que convirtió a Corea del Sur en un régimen militar durante menos de seis horas en la noche del 3 de diciembre.
Yoon, de 64 años, está acusado de abuso de poder e insurrección, delitos que se castigan con cadena perpetua o incluso con pena de muerte, y arrastraba desde la semana pasada una orden de detención.
Sin embargo, cuando los agentes (en un dispositivo formado por más de 100 policías y 30 funcionarios de la oficina anticorrupción) se personaron en la residencia presidencial para proceder a la ejecución de la orden y efectuar su arresto, se han encontrado con una situación impropia de un país que presume de ser una democracia: el líder escondido detrás de un amplio equipo de seguridad que ha bloqueado el acceso a los agentes y ha impedido la detención.
Fueron varias horas de tensión e incertidumbre las que se vivieron en la residencia presidencial. La Oficina de Investigación de la Corrupción (CIO), el departamento que está investigando la declaración de ley marcial de Yoon, canceló finalmente el intento de ejecutar la orden de arresto, que estará en vigor hasta el próximo lunes. «Determinamos que era virtualmente imposible ejecutar la orden de arresto debido al enfrentamiento en curso y detuvimos la ejecución«, dijo la CIO en un comunicado tras el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad del presidente.
El presidente se resiste a ser detenido
«Lucharé hasta el final», escribió el presidente el jueves en una carta dirigida a sus seguidores más leales, ligados a la facción más nacionalista y conservadora del partido gobernante, que también se manifestaron este viernes en los alrededores de la residencia presidencial para apoyar al mandatario, que no pudo resistir una segunda moción en su contra que salió adelante con el respaldo de más de dos tercios del Parlamento.
Los poderes del presidente continúan suspendidos hasta que el impeachment sea revisado por el Tribunal Constitucional, en la que son los jueces quienes tienen la última palabra para determinar si la destitución de Yoon está justificada. El sustituto de Yoon, el primer ministro Han Duck-soo, también cayó el 27 de diciembre en otra moción por su negativa a nombrar de forma inmediata a los tres jueces que eran necesarios para completar la plantilla de nueve magistrados que requiere el Tribunal Constitucional en su deliberación sobre el futuro de Yoon.
Tras la destitución de Han, ocupa el cargo de manera interina el ministro de Finanzas, Choi Sang-mok, de 61 años, que ya ha cubierto dos de las vacantes para el Constitucional para evitar someterse a otro proceso de destitución.