Imagen: Europa Press
El excomisario europeo de Justicia y figura prominente de la política belga, enfrenta un momento crítico. Este martes, el veterano político fue interrogado por la policía en Bruselas en relación con un presunto esquema de lavado de dinero vinculado a la Lotería Nacional, organismo que lideró durante años como ministro de Finanzas. La investigación, que incluye registros en dos propiedades relacionadas con Reynders, se centra en un sistema de blanqueo mediante billetes electrónicos de lotería. Según los diarios belgas Le Soir y Follow The Money, el político habría utilizado estos vales para ingresar dinero a cuentas de la lotería, participar en juegos y luego transferir las ganancias, ya “limpiadas”, a su cuenta privada.
Sospechas que se remontan años atrás
Las primeras alarmas habrían surgido tras denuncias de la Célula de Tratamiento de Informaciones Financieras (Ctif) y de la propia Lotería Nacional. Los hechos bajo sospecha abarcarían desde su etapa como ministro federal belga hasta “al menos” el año pasado, cuando todavía ejercía como comisario europeo. La fiscalía de Bruselas ha confirmado la existencia de una investigación, aunque se mantiene hermética sobre los detalles.
El fin de la inmunidad y las posibles consecuencias
La operación policial se llevó a cabo tras la conclusión del mandato del excomisario como comisario, lo que permitió a las autoridades actuar sin la necesidad de informar previamente al Colegio de Comisarios. No obstante, el mandatario, de 66 años, todavía cuenta con cierta protección legal: cualquier decisión de arresto o juicio requeriría que el Parlamento belga levantara su inmunidad. El caso podría marcar el final definitivo de la carrera política del mandatario, quien acumula décadas en la escena pública belga. Elegido diputado por primera vez en 1992, ocupó varias carteras ministeriales entre 1999 y 2019 y fue apodado “Teflón Didier” debido a su capacidad para salir ileso de múltiples acusaciones de corrupción.
Un escándalo que sacude a las instituciones europeas
La investigación contra Reynders coincide con un contexto reciente de turbulencia en la Unión Europea. Hace apenas dos años, el llamado Qatargate destapó presuntos sobornos a eurodiputados para influir en decisiones favorables a Catar y Marruecos. Aquel escándalo, que aún no llega a juicio, involucró a figuras de alto nivel, como Eva Kaili, exvicepresidenta de la Eurocámara. Con el cambio por Hadja Lahbib, exministra de Exteriores belga, como representante en la Comisión Europea, su influencia política ya estaba en declive. Ahora, este nuevo escándalo podría cerrar definitivamente su capítulo en la política tanto nacional como internacional.