El conflicto entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y el Ejército sudanés se ha intensificado en la región de Darfur. Ambos bandos luchan ferozmente por el control de El-Fasher, la capital del norte de Darfur, lo que ha generado una creciente preocupación por el posible surgimiento de un nuevo conflicto étnico en la zona. Además, la representación sudanesa en Naciones Unidas ha acusado a los Emiratos Árabes Unidos de financiar a los paramilitares, mientras que la hambruna amenaza al país africano.
La crisis en Sudán vuelve a ocupar las primeras planas internacionales. Después de más de un año de confrontación entre los paramilitares de las FAR, lideradas por Mohammed Hamdan Dagalo, y el ejército de Sudán por el control del país, la lucha se ha recrudecido en Darfur, donde hace más de 20 años ocurrió uno de los genocidios más brutales, con más de 300.000 víctimas mortales, según Naciones Unidas.
El conflicto se ha centrado en El-Fasher, el último bastión del gobierno en Darfur que aún no está en manos de las FAR y que es el hogar de más de 1,8 millones de personas. Muchos de estos residentes han visto sus hogares destruidos y podrían estar al borde de un éxodo masivo. El 14 de junio, el Ejército sudanés confirmó la muerte de Ali Yagoub Gibril, un comandante de alto rango de las FAR encargado de las operaciones en El-Fasher. Gibril era uno de los miembros de las fuerzas paramilitares sancionados por Estados Unidos.
El conflicto en Sudán ha pasado de ser principalmente político a estar al borde de convertirse en un conflicto étnico, similar al de hace 20 años, cuando las milicias janjaweed atacaron a los africanos étnicos en Darfur, causando un genocidio de 300.000 personas. Esto ha hecho que la comunidad internacional esté alerta ante el riesgo de una escalada violenta.
En el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Martha Pobee, subsecretaria general de la ONU, alertó el 18 de junio sobre las «atrocidades» con tintes étnicos en Sudán, llamando a la comunidad internacional a prevenir nuevas atrocidades, proteger infraestructuras críticas y aliviar el sufrimiento civil. El 13 de junio, el Consejo de Seguridad de la ONU votó a favor de un cese al fuego en El-Fasher, con 14 votos favorables. Solo Rusia, acusada de cooperar con las FAR, se abstuvo.
Desde el 15 de abril de 2023, más de 14.000 personas han muerto debido al conflicto en Sudán, que ha provocado el desplazamiento de unos 10 millones de ciudadanos, según la ONU. «La situación actual lleva todas las marcas del riesgo de genocidio«, resaltó Alice Wairimu Nderitu, encargada de la prevención del genocidio en la ONU, en un comunicado del 6 de junio.
El 18 de junio, el embajador de Sudán ante la ONU, Al-Harith Idriss al-Harith Mohamed, acusó a los Emiratos Árabes Unidos de financiar y armar a las FAR, añadiendo que Sudán iniciará un caso en la Corte Penal Internacional. Mohamed denunció que las FAR, apoyadas por los Emiratos, atacan sistemáticamente a poblaciones y ciudades. El enviado de EAU ante la ONU, Mohamed Abushahab, rechazó las acusaciones como «ridículas», urgiendo al Gobierno de Jartum a asumir la responsabilidad de poner fin al conflicto.
Crisis humanitaria en Sudán
La situación humanitaria en Sudán es catastrófica, enfrentando la peor crisis alimentaria en 40 años, según la representación estadounidense en la ONU. Linda Thomas-Greenfield, embajadora estadounidense, alertó que Sudán solo ha recibido el 16% de los fondos necesarios para abordar la crisis. Samantha Power, directora de USAID, destacó que la asistencia humanitaria no llega a la población debido al cerco impuesto por el Ejército y las FAR. Al menos 756.000 personas podrían enfrentar hambruna en los próximos meses, según la ONU.
Entre abril de 2023 y marzo de 2024, el Ministerio de Sanidad registró casi 11.000 casos de cólera, una enfermedad endémica en Sudán. «La obstrucción, no la falta de alimentos, es la fuerza impulsora de la hambruna en Sudán», afirmó Power, quien comparó la situación con la hambruna en Somalia de 2011, sugiriendo que lo que ocurre en Sudán podría ser peor.