El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha movido fichas clave en su liderazgo militar al nombrar al general Mijailo Drapati como comandante de las Fuerzas Terrestres y al general Oleg Apóstol como subcomandante adjunto al jefe militar Oleksander Syrskyi. Estos cambios responden a la presión por recuperar el control en la región oriental del Donbás y en áreas fronterizas de Kursk, donde Ucrania ha perdido terreno frente a las fuerzas rusas.
El movimiento no es casual. Zelenski busca consolidar su posición en el conflicto mientras se acerca un contexto político internacional incierto. Con Donald Trump como nuevo presidente electo de Estados Unidos, el escenario podría dar un giro drástico. Trump ha prometido acabar con la guerra en Ucrania en solo 24 horas, aunque sin detallar cómo, lo que ha generado preocupación sobre una negociación forzada que podría obligar a Ucrania a ceder territorio controlado actualmente por Moscú.
En este momento, la prioridad estratégica de Zelenski parece clara: mantener el mayor control territorial posible para llegar a cualquier mesa de negociaciones con la mejor posición posible. Estos cambios en la cúpula militar no solo apuntan a reforzar las operaciones en el frente, sino también a enviar un mensaje de resiliencia en medio de un conflicto que sigue siendo impredecible.
Ucrania enfrenta un golpe logístico: 100.000 proyectiles de mortero a la basura
En medio de una guerra donde cada proyectil cuenta, el Ejército ucraniano se ha visto obligado a desechar 100.000 proyectiles de mortero tras descubrir que eran defectuosos. Estas municiones, compradas a un fabricante nacional en un intento por reducir la dependencia de suministros occidentales, resultaron ser un fiasco en el campo de batalla.
Según reportes desde el frente, los proyectiles no explotaban o fallaban en alcanzar sus objetivos, lo que generó críticas entre las tropas que dependen de este tipo de armamento para frenar los avances rusos. La munición de mortero es clave en esta etapa del conflicto, donde Ucrania busca mantener posiciones estratégicas frente a las fuerzas de Moscú.
Este revés no solo implica una pérdida significativa de recursos, sino que también arroja dudas sobre la capacidad de la industria armamentística ucraniana para abastecer al Ejército con productos de calidad en un momento crítico. Para Kiev, que intenta diversificar sus fuentes de suministro, el incidente representa un desafío añadido en una guerra donde los errores logísticos pueden marcar la diferencia entre avanzar o retroceder. Mientras tanto, la dependencia de Occidente se reafirma como indispensable, incluso cuando Ucrania busca mostrar su autonomía militar.
El Ministerio de Defensa de Ucrania ha iniciado una investigación sobre el suministro de proyectiles de mortero de 120 mm defectuosos, tras denuncias y vídeos que evidencian fallos en su funcionamiento. Las municiones, producidas por un fabricante nacional para reducir la dependencia de suministros extranjeros, presentaron problemas como no detonar o no alcanzar sus objetivos. Este incidente ha llevado a la retirada de aproximadamente 100.000 proyectiles del frente, cantidad suficiente para seis meses de uso en combate.
La investigación apunta a posibles fallos en la cadena de suministro y control de calidad. Se ha señalado que las advertencias sobre la capacidad de la planta para fabricar detonadores no fueron atendidas. Además, se identificaron como causas preliminares la baja calidad de los materiales explosivos y condiciones de almacenamiento inadecuadas. La Oficina Estatal de Investigación ha iniciado una causa penal, y se anticipan decisiones disciplinarias contra los responsables.
Mientras se resuelve la situación, las fuerzas ucranianas serán equipadas con municiones importadas. Sin embargo, se anticipan retrasos que podrían afectar la capacidad operativa del ejército. Este incidente se suma a una serie de escándalos de adquisiciones defectuosas que han afectado al sector de defensa ucraniano durante el conflicto. En respuesta, el Ministerio de Defensa se ha comprometido a implementar medidas para fortalecer los controles de calidad y mejorar las inspecciones en todas las etapas de producción y almacenamiento