Después de 26 meses de guerra ininterrumpida en Ucrania, mayo ha sido el mes más duro para el Kremlin. Según cifras de la inteligencia británica, Moscú ha alcanzado la cifra de 500,000 bajas entre muertos y heridos. Mayo cerró con 1,200 bajas diarias, la peor cifra en toda la guerra, debido a la expansión del frente, dejando más expuestos a sus soldados y evidenciando las carencias de su entrenamiento.
Aunque Rusia está ganando terreno en el frente este, con conquistas diarias, esta ofensiva se está realizando a expensas de un mayor número de soldados en el frente y cada vez más expuestos al fuego enemigo. Según los expertos de inteligencia británicos, la expansión del frente está poniendo al descubierto las carencias de las tropas rusas, que se arriesgan a estirar tanto el frente que no se tenga capacidad de defenderlo con garantías.
La elevada cifra de bajas refleja la potente ofensiva de Rusia, que está siendo llevada hacia un frente muy amplio, explicó el Ministerio de Defensa británico. Además, los soldados tienen un entrenamiento deficiente y son incapaces de llevar a cabo complejas operaciones de ofensiva, lo que lleva a ataques a pequeña escala pero muy costosos en un esfuerzo por debilitar las fuerzas de defensa ucranianas.
Moscú está completando sus tropas con mercenarios extranjeros, los últimos de ellos procedentes de cuatro países africanos, a quienes ofrece un sueldo de 2,200 dólares y beneficios para ellos y sus familiares. Mientras la guerra no cambie de signo, su destino será posiblemente el frente en torno a la codiciada ciudad de Jarkov, la segunda del país, cuya conquista se ha convertido en el objetivo principal de Putin.