Laurent Vinatier en la jaula metálica durante su juicio // Maxim Shemetov – REUTERS
Un tribunal de Moscú ha ordenado la detención preventiva del ciudadano francés Laurent Vinatier, acusado de violar la ley de «agentes extranjeros» de Rusia. Vinatier, de 47 años, trabaja para la ONG suiza Centro para el Diálogo Humanitario, dedicada a la mediación en conflictos. Fue arrestado por supuestamente recolectar información militar rusa que podría ser utilizada contra el país por Estados extranjeros.
Durante la audiencia, Vinatier, al cual habían encerrado en una jaula metálica en la sala del tribunal, aceptó las acusaciones y ofreció disculpas. La jueza ordenó su encarcelamiento hasta al menos el 5 de agosto, mientras se espera el juicio. Vinatier, un asesor con amplia experiencia en Rusia y países postsoviéticos, enfrenta hasta cinco años de prisión si es declarado culpable.
La detención ha generado reacciones internacionales, con el presidente francés Emmanuel Macron exigiendo su liberación inmediata y calificando las acusaciones de propaganda infundada. Macron enfatizó que Vinatier no tenía conexiones con el gobierno francés y trabajaba exclusivamente para la ONG suiza.
El Centro para el Diálogo Humanitario afirmó estar trabajando para asegurar la liberación de Vinatier. La detención ha suscitado preocupaciones sobre el uso de la ley de «agentes extranjeros» en Rusia, que históricamente se ha aplicado a ciudadanos rusos y críticos del Kremlin, y ahora parece expandirse a ciudadanos extranjeros. Cabe recordar que en estos momentos en Georgia existe un movimiento de resistencia ciudadano para impedir la promulgación de una ley similar en su país.
Este caso se suma a otros varios incidentes recientes, relacionados con detenciones de ciudadanos occidentales en Rusia, como el periodista estadounidense Evan Gershkovich y el exmarine estadounidense Paul Whelan, ambos acusados de espionaje. Estos incidentes han suscitado acusaciones de que Moscú está utilizando estas detenciones para futuros intercambios de prisioneros.
Vinatier, durante la audiencia, dijo que su detención era un ataque contra la organización para la que trabaja, no contra él personalmente. Sus abogados solicitaron arresto domiciliario, proponiendo que se quedara en el apartamento de su esposa en Moscú, pero la jueza rechazó esta solicitud.
Su detención ocurre en un contexto de tensiones crecientes entre Rusia y Occidente, exacerbadas por la guerra en Ucrania y otros conflictos diplomáticos. Las autoridades rusas continúan utilizando leyes restrictivas para controlar la información y disuadir la interferencia extranjera, en un entorno cada vez más hostil para las ONG y los trabajadores humanitarios.
En respuesta a la detención, el gobierno suizo declaró que no financia las actividades de la ONG en Rusia, distanciándose de las acusaciones. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca el desarrollo de este caso, preocupado por las implicaciones que podría tener para otros trabajadores humanitarios y ciudadanos extranjeros en Rusia. Por su parte, la comunidad global de organizaciones de derechos humanos y mediación de conflictos espera una resolución justa y rápida para evitar una escalada aún mayor en las tensiones diplomáticas.
