Ante el creciente conflicto entre Ucrania y Rusia, cabe la posibilidad de una posible interrupción del tránsito de gas ruso a través de territorio ucraniano, Turquía podría convertirse en la principal alternativa para el suministro de gas a Europa. Con el fin del acuerdo de tránsito de gas entre Rusia y Ucrania previsto para el 31 de diciembre, la incertidumbre sobre la continuidad del flujo de gas desde Rusia hacia Europa es un tema crítico. Este acuerdo, que ha permitido a Europa recibir gas ruso a través de Ucrania, parece tener pocas posibilidades de renovarse, debido a las tensiones bélicas entre ambos países.
En medio de esta crisis, el ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, ha señalado que la solución para mitigar los efectos de una posible interrupción del suministro de gas desde Ucrania podría estar en el gasoducto TurkStream. Este gasoducto, que transporta gas ruso a través del Mar Negro hacia Turquía, ha resultado clave en la relación energética entre Rusia y Turquía. Actualmente, este canal permite la distribución del gas hacia países del sureste de Europa, incluidos Hungría, Grecia, Serbia, Bosnia-Herzegovina y Rumanía.
Hungría, es uno de los pocos países europeos que ha mantenido relaciones cercanas con Rusia a pesar de la invasión de Ucrania. El Gobierno húngaro ha sido firme en su postura de asegurar el suministro de energía al continente europeo. Szijjártó afirmó que su país no se verá afectado por la posible interrupción del tránsito a través de Ucrania, ya que Hungría recibe todo su gas de Rusia a través de TurkStream. Además, destacó que otros países de Europa central también podrían beneficiarse de esta alternativa, especialmente si la situación en Ucrania no mejora.
Por otro lado, Rusia ha mostrado disposición a mantener los flujos de gas hacia Europa, pero también ha dejado claro que no puede forzar a Ucrania a renovar el acuerdo de tránsito, lo que perjudicaría indudablemente a la Unión Europea y sus socios europeos. Ante esta situación, Moscú ha comenzado a evaluar rutas alternativas, entre las que TurkStream se perfila como la más viable.
En 2023, Rusia transportó aproximadamente 15 mil millones de metros cúbicos de gas a través de Ucrania, lo que representó apenas el 8% de los volúmenes máximos de gas enviados a Europa en los años previos al conflicto. Esta significativa reducción ha generado preocupaciones en Europa, que depende del gas ruso para abastecer su mercado energético. La situación se agrava con las tensiones en Ucrania, lo que hace que la búsqueda de nuevas rutas sea una prioridad.
Además, Gazprom, la compañía estatal rusa de gas, firmó un memorando de entendimiento con Hungría para aumentar los suministros de gas en caso de una interrupción. Aunque no se dieron detalles específicos sobre este acuerdo, Hungría se mostró satisfecha con su relación con Gazprom, asegurando que no existen alternativas atractivas para el suministro de gas en el corto plazo.
Turquía, miembro de la OTAN, ha sabido equilibrar sus relaciones tanto con Rusia como con Ucrania durante el conflicto. Ankara cree que su posición estratégica y su capacidad de tránsito de gas, tanto para consumo interno como para exportación a Europa, le permitirá consolidarse como un importante centro de distribución de gas. Esto refuerza el rol del país en el suministro de energía a Europa, especialmente en un escenario en el que las rutas tradicionales de gas ruso se vean comprometidas.
Por todo lo anterior, si Ucrania decide no renovar su acuerdo energético con Rusia, Turquía podría convertirse en la nueva puerta de entrada del gas ruso a Europa, consolidándose como Estado clave para la seguridad energética para Europa.