La compañía Gruconsa, implicada en el caso Supercopa por los pagos efectuados a una empresa vinculada a un amigo de Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), ha respondido al burofax recibido de la institución anunciando la rescisión de cualquier contrato vigente entre ambas partes.
En su comunicado, señala que no existe ninguna relación formalizable para rescindir, pero sí una deuda pendiente de 105.625 euros por un trabajo completado el 21 de marzo, en medio de la operación Brody: “Gruconsa se reserva todas las acciones que en Derecho proceda que pudiese derivar, en su caso, de los perjuicios que esta situación nos está generando a nuestro patrimonio y nuestra reputación empresarial”.
Desacuerdo con la información
La empresa, donde trabaja el hermano del responsable jurídico de la Federación, ha expresado su sorpresa y desacuerdo ante la comunicación recibida, argumentando que no puede rescindirse algo que no existe. Enfatizan que, desde marzo de 2019, Gruconsa solo ha mantenido interacciones con la RFEF relacionadas con obras ya terminadas o proyectos no formalizados, cumpliendo con las regulaciones establecidas.
La Ciudad Deportiva de las Rozas
La deuda mencionada corresponde a honorarios técnicos por proyectos de actuaciones en la Ciudad Deportiva de Las Rozas, aprobados en septiembre de 2023 tras un informe del ayuntamiento local sobre deficiencias en las instalaciones. La empresa subraya que su labor se limitó al estudio y concreción de estas deficiencias, cumpliendo con los requerimientos del consistorio y remitiendo los informes pertinentes a la Federación.
El encargo de las puertas
Además, Gruconsa reclama el pago de la deuda pendiente y la entrega de materiales para la instalación de puertas en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, cuyo coste de fabricación fue adelantado por la RFEF: “los materiales para el montaje ya están preparados por nuestro proveedor, siendo que estaba prevista su instalación para el pasado 1 de abril, por lo que les requerimos para que nos informen cómo proceder para la entrega de tales materiales, cuyo coste de fabricación fue sufragado con el adelanto que depositó la RFEF”.
A pesar de su implicación en el caso, la empresa niega haber participado en actividades que pudieran ser consideradas delictivas y confía en la gestión interna y los controles de auditoría de la Federación.