En noviembre de 2023, la calle Ferraz en Madrid, sede del PSOE, se configuró como el epicentro de las protestas contra el gobierno de Pedro Sánchez. Miles de manifestantes asistieron durante todo el mes a la madrileña calles para alzar sus voces bajo la convocatoria de “Noviembre Nacional”. Dichas manifestaciones, surgidas a raíz del descontento de los españoles por la promoción de la ley de amnistía por parte del Gobierno central.
“Esto no es solo una ley, es una traición a España”, protestaban los manifestantes, muchos de ellos envueltos en una bandera nacional. Otros asistentes gritaban “¡No en mi nombre!” y “¡España no se vende!”. Uno de los momentos más conmovedores de esta manifestación fue cuando algunos de los presentes portaban pancartas y rezaban el rosario, a la vez que otros, entonaban cánticos y dirigían mensajes de desaprobación hacia Pedro Sánchez y figuras independentistas catalanas como Carles Puigdemont.
“Una resistencia inquebrantable contra la rendición”, recuerda que coreaba cuando iba a Ferraz un manifestante. Estas manifestaciones reflejaron el drama y la polarización de una sociedad enfrentada por la amnistía y la aparente fragilidad de su unidad nacional.
Estas manifestaciones que coparon las portadas de los periódicos y llenaron los telediarios durante el mes de noviembre de 2023, y que durante un tiempo fue un punto de inflexión entre el Gobierno central y los españoles, que protestaban ante las decisiones que Pedro Sánchez tomaba respecto al futuro de España.
“Noviembre Nacional” se caracterizó por la participación de figuras de partidos políticos de derecha, como Vox, con líderes como Santiago Abascal en la primera línea de apoyo a la protesta. Esta plataforma convocó a ciudadanos con el objetivo de preservar lo que describían como «la unidad de España» y oponerse a lo que consideraban una concesión inconstitucional a los separatistas catalanes.
Estas manifestaciones denunciaban el deterioro de la democracia
También cuestionaban la política que los socialistas habían decidido impostar a los españoles. Los manifestantes denunciaban así el deterioro de la democracia española.
Estas protestas tuvieron un índice muy alto de apoyo entre los jóvenes. La movilización de “Noviembre Nacional” se hizo a través de las redes sociales y supuso la movilización de los jóvenes madrileños, aunque asistieron a jóvenes de Barcelona que no apoyaban la promoción de la ley de amnistía.
“Decidí ir a las manifestaciones de Ferraz porque creo que Sánchez no quiso escuchar a España como conjunto, sino que decidió hacer la ley de amnistía sin contar con todos nosotros”, relata a este periódico uno de los jóvenes que asistió a las manifestaciones en Ferraz. También explica: “Creo que muchos españoles estaban cansados de sentir que Sánchez gobernaba para sus socios”, señala.
Otro de los jóvenes asistentes relata que su decisión de asistir a estas protestas fue para mostrar su descontento con Pedro Sánchez y pedir un cambio en la política: “No puede que ser que decisiones tan importantes como romper España se basen en una ley aprobada en el Congreso de los Diputados».
Publicación de Pedro Sánchez sobre las manifestaciones en Ferraz. Fuente: cuenta persona de Sánchez en «X»
Además, «votada únicamente por el PSOE y sus socios independentistas”, relata otro joven al periódico. “Muchos de nosotros queríamos que se nos escuchara, y si había que ir todos los días, se iba”, zanja. La protesta fue en gran parte apoyada por los jóvenes y puso sobre la mesa la cuestión de que la gente joven no está ajena a la política ni acepta las decisiones políticas que consideran que han pasado líneas rojas.
Estas manifestaciones fueron protagonistas de una serie de cargas policiales contra los manifestantes. El descontentos de los jóvenes que estaban allí presentes también se volvió contra la Policía Nacional y antidisturbios, incluso las FCSE fueron protagonistas de quejas debido a que los asistentes demandaban apoyo y defensa de los agentes, no que cargaran contra ellos.
Las cargas policiales fueron una de las protagonistas durante la recta final de «Noviembre Nacional»
La primera carga policial ocurrió cuando, cerca de las 22:00 horas, algunos de los manifestantes en primera fila comenzaron a encender bengalas y a lanzar objetos hacia la línea de policía. El humo de las bengalas y petardos generó una densa niebla que redujo la visibilidad en el área, aumentando la tensión entre los presentes y los agentes.
Ante esta situación, la policía solicitó a través de altavoces que la multitud se dispersara, pero al no recibir respuesta, procedió a intervenir con equipo antidisturbios. Las cargas policiales incluyeron el uso de gases lacrimógenos y pelotas de goma, lo que provocó varios heridos tanto entre los manifestantes como entre los mismos agentes
Algunos de los manifestantes vieron estas cargas policiales como un ataque a su derecho a la protesta. “Estábamos aquí pacíficamente y de repente empezaron a cargar; solo queríamos que nos escucharan”, protestó una joven participante que había viajado desde Valencia para unirse a las manifestaciones. Sin embargo, otro grupo de manifestantes defendía la intensidad de la protesta: “Es nuestra forma de expresar el rechazo; este gobierno no nos representa”, dijo un hombre que sostenía una pancarta contra la amnistía.
Con el paso del tiempo, los agentes incluyeron mayor índice de crispación materializado en el uso de gases lacrimógenos y persecuciones policiales. Una de las manifestaciones se saldó con con siete detenidos y 39 heridos, 30 de ellos policías.
Los jóvenes de Barcelona y Valencia asisten a las manifestaciones en Ferraz
“Noviembre Nacional” consiguió reunir durante más de cuatro semanas a jóvenes madrileños, en su mayoría, todas las semanas de dicho mes donde la presencia no disminuía. El cansancio de una parte de la sociedad al no ser escuchada o entender que no se estaba pensando en los intereses de todos los españoles en las decisiones que iban a cambiar a España, fue uno de los puntos centrales de estas protestas.
Estas protestas reflejaron especialmente el descontento de los jóvenes con la política en 2023, en particular con las políticas de Pedro Sánchez y el partido socialista. Para muchos, esto evidenció una percepción de debilitamiento de la democracia y una sensación general de que eran los jóvenes quienes ahora exigían ser escuchados.