España ha sido durante décadas un destino clave para los migrantes africanos en su camino hacia Europa. La dinámica de estos flujos migratorios está en constante cambio, adaptándose a la evolución de las rutas y al incremento o descenso de la vigilancia en los puntos de entrada.
La ruta Canaria
Actualmente, las Islas Canarias y Ceuta se han convertido en los principales focos de la inmigración irregular hacia España. La crisis en el Sahel, una región afectada por golpes de Estado y conflictos graves, ha exacerbado este fenómeno. El Informe Anual de Seguridad Nacional de marzo advirtió que la inestabilidad en el Sahel representa una amenaza significativa para España, manifestándose principalmente a través de la inmigración y el terrorismo.
En la segunda quincena de agosto de 2024, las Islas Canarias recibieron a 3.220 inmigrantes, con una media de más de doscientos al día. En lo que va de año, 25.524 personas han llegado irregularmente por esta peligrosa ruta, un aumento del 123% en comparación con el año anterior. La ruta canaria ha revivido una situación similar a la crisis de 2006, a pesar de ser extremadamente mortal. Entre enero y mayo de 2024, 4.808 inmigrantes perdieron la vida en su intento de alcanzar las costas españolas, lo que equivale a casi 32 muertes diarias o una cada 45 minutos, según el informe de Caminando Fronteras.
Ceuta y Melilla
Ceuta y Melilla siguen siendo puntos clave en la migración irregular hacia España, donde los tradicionales saltos a la valla constituyen un peligro constante. Estas barreras físicas, situadas en las ciudades autónomas con Marruecos, han sido modificadas a lo largo de los años para hacer frente a la creciente violencia y el número de personas involucradas en estos intentos. Aunque ha habido una disminución en los intentos de salto a la valla, ha aumentado el número de llegadas a nado.
Los intentos de cruce terrestre son extremadamente peligrosos tanto para los migrantes como para las autoridades. Estos intentos suelen ocurrir de noche, lo que dificulta los rescates y aumenta el riesgo para los agentes encargados de la vigilancia. Muchos migrantes, con escasos conocimientos de natación, pierden la vida en el intento. En lo que va del año, se han encontrado varios cadáveres en la zona.
La ruta Argelina
Otra ruta migratoria significativa es la argelina, que conecta puntos de salida en Argelia, como Orán y Mostaganem, con destinos en España como Murcia, Alicante y Baleares. Aunque esta ruta ha sido menos visible en comparación con la canaria, el aumento de la presión migratoria desde Argelia podría convertirla en una preocupación mayor para las autoridades españolas. Los migrantes argelinos, conocidos como harragas, suelen pagar entre 3.000 y 4.000 euros por viajar en embarcaciones más rápidas que las pateras, lo que refleja el creciente coste y riesgo asociado a esta ruta.
Finalmente, la ruta que cruza el Estrecho de Gibraltar sigue siendo una vía activa para la inmigración. En los últimos años, se ha recurrido al uso de motos de agua y lanchas motorizadas para atravesar los 14 kilómetros que separan España de Marruecos. Estos métodos permiten a los inmigrantes llegar a diferentes puntos costeros, a menudo de difícil acceso.