Arranca la campaña del IRPF y, como cada año, muchos contribuyentes se apresurarán a comprobar sus respectivos borradores para cobrar cuanto antes sus declaraciones en caso de que les salga “a devolver”. El problema de este particular fenómeno, sin embargo, es doble. En primer lugar, que Hacienda, en realidad, no te devuelve nada. Si la declaración de la renta sale “a devolver”, significa que el Estado te ha quitado de más durante el pasado año. Es decir, que has pagado más IRPF del que debías. Y, en segundo término, que la inmensa mayoría de españoles no son conscientes de cuántos impuestos pagan.
El hecho de que las empresas actúen en España como meras intermediarias de la Agencia Tributaria a la hora de recaudar el IRPF mediante las correspondientes “retenciones” que aplican a las nóminas de sus trabajadores suaviza, en gran medida, el hachazo fiscal que soportan los contribuyentes. No en vano, en lo que se fijan los asalariados, básicamente, es en el dinero que ingresan en su cuenta bancaria, sin atender demasiado a la factura que, mes a mes, abonan religiosamente a las arcas del Estado, previa retención automática por parte de su empresa.
Además, la factura real de la Seguridad Social también está desvirtuada, puesto que una parte sustancial de las cotizaciones sociales las paga directamente el empleador, en lugar del empleado, pese a que este impuesto al trabajo forma parte del coste laboral total. El auténtico sueldo del trabajador es lo que la empresa está dispuesta a pagar por sus servicios, sumando todas las cargas fiscales, con independencia del salario neto que perciba finalmente en su cuenta. Y eso incluye las cotizaciones, todas, sin excepción.
¿Cuánto pagan los españoles?
Pero, entonces, llegados a este punto, ¿cuántos impuestos pagan los españoles? Ésa es, precisamente, una de las cuestiones que refleja el Impuestómetro 2024 que publica este miércoles el Instituto Juan de Mariana. Y la respuesta no gustará a muchos.
Partiendo de la base de que el sueldo real medio en España ronda los 35.000 euros al año, la Seguridad Social se queda con el 28,3%, el IRPF se embolsa el 11% y el IVA un 4%. Tan sólo estos tres impuestos se comen el 43% de los ingresos o, lo que es lo mismo, unos 15.200 euros al año. Pero si a ello se añaden, además, el resto de cargas tributarias, la factura total supera el 50% del sueldo. El Estado, en definitiva, se queda la mitad de lo que ganas. Y lo único que ofrece a cambio son unos servicios públicos caros, ineficientes y, en muchos casos, de baja o mala calidad.
Por eso, el mal llamado Estado del Bienestar no es tal, sino Bienestar del Estado, puesto que más que bienestar es expolio. En el fondo, no es más que un robo a mano armada que, por si fuera poco, se ha vuelto especialmente asfixiante bajo el mandato de Pedro Sánchez. Y para comprobarlo basta señalar dos datos muy concretos: el Gobierno del PSOE ha aplicado cerca de 70 subidas tributarias y, como resultado, España ha sido el país de la UE que ha registrado un mayor incremento de la presión fiscal desde 2019.
La recaudación se sitúa en récord histórico, pero este hito no se debe a un fuerte aumento de la actividad económica y de la creación de empleo, sino a una inédita subida de impuestos que, unida a la elevada inflación de los últimos años, ha traído como resultado el atraco que, hoy por hoy, protagoniza Hacienda. A millones de españoles la declaración de este año le saldrá “a devolver”, tal y como sucede tradicionalmente, pero esas migajas no son más que una trampa, un calculado engaño para que el contribuyente no se percate del robo que ejerce el Estado. Da igual si ahora sale a devolver o a pagar. Hacienda ya te ha quitado la mitad de lo que ganas sin que te des cuenta.
