Fotografía de: EUROPA PRESS/R.Rubio.POOL
Ni moto ni cohete. La economía española sufre un declive estructural que se irá agravando con el paso del tiempo en caso de mantener la actual senda de despilfarro público, inseguridad jurídica, ataque frontal a la propiedad privada y restricciones a la libertad económica.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó la semana pasada la revisión al alza de la Comisión Europea sobre las previsiones de crecimiento en 2024 para echar las campanas al vuelo e inventarse que la economía va como un “cohete”, cuando la realidad es que se trata de un cohete, sí, pero estrellado.
El PIB nacional avanzará un 2,1% este año, ligeramente por encima de la previsión del Gobierno y tres veces más que el conjunto de la zona euro, según las estimaciones de las autoridades comunitarias. Pero, lejos de lo que afirmó Sánchez, España no es el país que mas crecerá de toda la zona euro este año, sino el séptimo. Y, de hecho, en 2025 bajaría al puesto 12 del ránking, con un crecimiento del 1,9%, muy lejos, pues, del tan cacareado liderazgo.
Lo grave, sin embargo, ya no es la clamorosa mentira de un Gobierno que sólo sabe engañar y manipular a la opinión pública con fines electoralistas, sino la preocupante situación que padece la economía nacional en los últimos años. España se está empobreciendo, poco a poco y de forma gradual, pero también constante bajo el mandato de Sánchez.
Sencillamente, malos datos
Por un lado, el PIB apenas ha crecido 3 puntos entre 2019 y 2023, un 40% menos que la media europea. España tiene, además, una tasa de paro del 12%, la más alta de toda Europa. Y eso sin contar el maquillaje estadístico de los fijos discontinuos que no trabajan, en cuyo caso la tasa real rondaría el 16%.
Por si fuera poco, la presión fiscal ha subido casi 3 puntos en estos años, pasando del 35% al 38% del PIB, siendo el segundo país de Europa que ha subido más los impuestos. Sin embargo, eso no ha impedido que la deuda pública se haya disparado 11 puntos durante este período, tres veces más que la media comunitaria. La deuda crece a un ritmo de 165 millones de euros al día.
Aunque lo más relevante es que la renta per cápita en paridad de poder adquisitivo cae un 5,5% en el último lustro, de modo que los españoles son cada vez más pobres en comparación con el resto de europeos. Y todo ello sin contar que la pobreza real, medida como carencia material severa, afecta ya al 9% de la población española, casi el doble que en 2019, razón por la cual cada vez más hogares reciben el Ingreso Mínimo Vital, hasta un total de 590.000 en abril, para alegría y alborozo de los socialistas.
Así pues, no hay razón alguna para sacar pecho, salvo que el objetivo verdadero del Ejecutivo sea, precisamente, ése, empobrecer a los españoles para tener una población mucho más dependiente del Estado y, por tanto, más dócil y sumisa a nivel electoral.