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25 Nov 2024
25 Nov 2024
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Menos libertad significa menos bienestar

El creciente tamaño del Estado sobre el PIB, el fuerte aumento de la presión fiscal, el incremento de la regulación y la rigidez laboral son los principales factores que explican este particular deterioro en el clima de negocios en España

España cae un año más en el Índice de Libertad Económica y eso es una pésima noticia en términos de bienestar económico y social. Los últimos datos disponibles arrojan resultados preocupantes en esta materia. España ocupa el puesto 55 de un total de 184 países analizados en el ranking global de libertad económica que elabora anualmente la Fundación Heritage y que edita el Instituto de Estudios Económicos (IEE).

Se trata de una mala nota en comparación con la mayoría de países desarrollados. Con un total de 63,3 puntos, la economía nacional cae al puesto 31 de los 38 países que componen la OCDE. Y a nivel europeo pierde un puesto respecto al pasado año, hasta la posición 23 de los 27 países que componen la UE.

El creciente tamaño del Estado sobre el PIB, el fuerte aumento de la presión fiscal, el incremento de la regulación, la rigidez laboral o los graves problemas que atraviesa el funcionamiento de la Justicia son los principales factores que explican este particular deterioro en el clima de negocios en España.

Una caída constante

Y lo más relevante es que no se trata de una caída puntual, sino de una tendencia a la baja de carácter estructural. España evoluciona a peor en comparación con 2023, retrocede significativamente en relación con 2019 y no experimenta mejoras relevantes durante los últimos 30 años. En concreto, el resultado cosechado en 2024 es el más bajo desde 1998 y los 63,3 puntos alcanzados son el quinto peor registro histórico de España en el Índice de Libertad Económica.

Las comparaciones, en este sentido, son odiosas, ya que, en los últimos cinco años, la nota global de España ha descendido desde los 65 a los 63 puntos, mientras que la de Portugal ha mejorado de 65 a 69, de modo que, hoy por hoy, el país vecino disfruta de una economía más libre, abierta y flexible que la española.

Además, si se amplía la perspectiva temporal, se observa que Irlanda y España partían de una puntuación similar en 1995, próxima a los 63 puntos, pero, mientras que la economía nacional se ha estancado, el Tigre Celta cosecha hoy más de 82 puntos, casi 20 puntos por encima de la nota española.

No son simples números. La libertad económica importa, y mucho, a la hora de avanzar en materia de bienestar y desarrollo. Los países más libres del mundo son también los más ricos y lo mismo sucede al revés. A mayor intervención estatal, menos capacidad para generar riqueza y, por tanto, menos renta per cápita. Irlanda, por ejemplo, era uno de los países más pobres de Europa hace ahora 40 años y hoy, sin embargo, es uno de los más ricos, con un PIB per cápita de casi 100.000 euros al año, tres veces más que España.

Los países que abren y flexibilizan su economía, siguiendo el paradigma de laissez faire, tienen más renta per cápita, menos pobreza, más crecimiento, más desarrollo humano, mejor desempeño medioambiental y mejores indicadores de democratización, progreso social o innovación. Los países de referencia en la OCDE son Suiza, Irlanda, Luxemburgo, Dinamarca o Estonia, seguidos de Nueva Zelanda, Noruega, Suecia, los Países Bajos y Finlandia. También destacan para bien los resultados de Australia, Corea del Sur, Lituania, Canadá, Alemania, Letonia, Chile, Islandia, la República Checa o Israel.

En cambio, resulta preocupante la progresiva pérdida de libertad económica en Estados Unidos, que hoy figura en el puesto 21 del índice para la OCDE, mientras que España se mantiene en el puesto 31, muy alejada de la media de los países más ricos. La economía nacional, por tanto, seguirá perdiendo posiciones en el ranking de riqueza global. Es decir, cada vez serán más los países que adelanten a los españoles en renta per cápita, tal y como viene sucediendo en los últimos años.

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