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10 Sep 2024
10 Sep 2024
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Israel e Irán: la historia de su enemistad

El vínculo entre ambos países ha pasado por múltiples transformaciones a lo largo de los años, desde las alianzas económicas hasta los enfrentamientos directos
Personas celebran los ataques de la Guardia Revolucionaria Iraní a territorio israelí

Imagen: Personas celebran los ataques de la Guardia Revolucionaria Iraní a territorio israelí. Reuters

El asesinato en Teherán del líder político de Hamás Ismail Haniye no ha hecho más que agudizar el clima de tensión en Oriente Medio. El atentado contra Haniye se produjo pocas horas después de que Israel ordenara y reconociera otro “asesinato de estado” cometido unas pocas horas antes y que acabó en Beirut con la vida de Fuad Shukr, el comandante de militar de mayor rango de las milicias proiraníes de Hizbulá. El país hebrero justificó la ejecución de Shukr por su responsabilidad en el lanzamiento de un misil contra una localidad del territorio anexionado a Siria por Tel Aviv en los Altos del Golán.

Estos episodios son, en realidad, el reflejo de una vieja enemistad entre estos dos países que ha culminado en una escalada de tensión que ha ido en aumento en los últimos meses. Israel e Irán llevan años enzarzados en una rivalidad sangrienta cuya intensidad fluctúa en función del momento geopolítico, por eso, su pulso se ha convertido en una de las principales fuentes de inestabilidad en Medio Oriente.

En pocas palabras, Irán e Israel están enfrentados porque la República Islámica es antisionista y el Estado hebreo la considera una amenaza existencial. No obstante, a pesar de la creciente animadversión, ambos países no siempre fueron enemigos, sino todo lo contrario: antes de 1979, cuando se produjo la Revolución Islámica que derrocó al sha Mohamad Reza Pahlevi, Israel e Irán mantenían una relación cordial, incrementada por el hecho de que ambos gobiernos eran aliados de Estados Unidos. De hecho, Irán fue uno de los primeros países en reconocer al Estado de Israel, solo dos años después de su proclamación en 1948.

Ambos gobiernos mantuvieron en el tercer cuarto del siglo XX una intensa relación diplomática y, sobre todo, económica, ya que Israel importaba el 40% de su petróleo de Irán a cambio de armas, tecnología y productos agrícolas.

Pero el punto de inflexión fue en 1979, cuando la Revolución iraní instauró un régimen donde los clérigos musulmanes chiíes que lo dominaban eran contrarios a que existiera el Estado israelí. Entendían que era un colonizador de una tierra de mayoría árabe y musulmana que no le pertenecía.

El nuevo régimen de los ayatolás rompió las relaciones con Israel, dejó de reconocer la validez del pasaporte de sus ciudadanos y se apoderó de la embajada israelí en Teherán para cedérsela a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que entonces lideraba la lucha por un Estado palestino contra el gobierno israelí.

De la amistad a la confrontación

El nuevo régimen derivado de la Revolución de 1979, liderado por el ayatolá Ruhollah Jomeini, inauguró una retórica contra Israel. De la noche a la mañana, iraníes e israelíes pasaron de aliados a enemigos.

La mala relación se consolidó entre finales de los años ochenta y principios de los 2000. Pese a ello, Israel siguió entregando misiles a Teherán durante la guerra entre Irán e Irak (1980- 1988) en el marco de la venta ilegal de armas de Estados Unidos al régimen de Jomeini, un escándalo conocido como Irangate, cuyo objetivo era obtener la liberación de rehenes de EE.UU. retenidos en el Líbano.

Pero poco después, la estrategia de ambos países se oriento a la confrontación.

El impulso de Hizbulá

Pocos meses antes, Israel había matado en el sur del Líbano al entonces líder de Hizbulá, Abbas al-Musawi, en un ataque en el que también murieron su mujer y su hijo de cinco años, entre otras personas.

El programa nuclear iraní

Uno de los episodios que más elevó la tensión entre ambos países fue la puesta en marcha del programa nuclear iraní. Aunque Teherán aseguraba que solo tenía objetivos civiles, Estados Unidos sospechaba que la verdadera intención era usarlo con fines militares lo cual, teniendo en cuenta que Israel es una potencia nuclear, convierte el escenario en un polvorín.

Pese a que a priori lo beneficiaba, Tel Aviv fue uno de los mayores críticos del acuerdo nuclear entre Irán y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, ya que les perjudicaba ese acercamiento entre su enemigo regional y Estados Unidos.

En 2010, un virus informático -conocido como Stuxnet– tomó el control de las centrifugadoras encargadas de enriquecer uranio en la planta iraní de Natanz, causando graves daños. Un ataque cibernético cuya autoría se atribuye a los servicios secretos de EE.UU. e Israel.

Más tarde, en 2015, las aguas parecieron calmarse tras el histórico acuerdo entre Irán y las grandes potencias mundiales para frenar el programa nuclear. Pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca dio al traste con el mismo, ya que el líder estadounidense decidió retirarse del pacto del Consejo de Seguridad de la ONU en 2018.

En 2020, Mohsen Fakhrizadeh, director del programa nuclear iraní según la Inteligencia occidental, fue asesinado a tiros en un atentado que Teherán atribuyó a Israel, aunque Jerusalén negó su autoría.

Otro capítulo en este largo conflicto es el de guerra civil en Siria de 2011, en la que el presidente, Bachar Al Asad, ha contado con el respaldo económico y material de Irán y la intervención militar de Hizbulá, una circunstancia que levantó suspicacias en Jerusalén. Para Teherán, Siria es un aliado fundamental ya que su territorio es una vía principal para el envío de armas al Líbano.

¿Qué está pasando en la actualidad?

En octubre de 2023, un ataque sorpresa lanzado por las milicias de Hamás sobre Israel, bautizado como ‘Tormenta de Al Aqsa’ y que combinaba el lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza y una incursión terrestre, dejó más de 1.200 muertos y la toma de 240 rehenes. La respuesta israelí fue inmediata y contundente, con el bombardeo sistemático de la franja en un conflicto que está abierto y que deja ya más de 33.700 muertos y una grave crisis humanitaria en el enclave palestino.

La guerra entre Israel y Hamás -aliado firme de Irán- ha elevado la escalada en la región, con frecuentes enfrentamientos entre las tropas israelíes y las milicias de Hizbulá en la frontera del Líbano, además de las continuas amenazas del Gobierno de Teherán, que hasta la fecha no habían tenido reflejo en el campo de batalla.

En la actualidad, Irán sigue siendo el principal opositor a la existencia de Israel, mientras que los países árabes han ido normalizando sus relaciones con el Estado hebreo. El riesgo de una guerra abierta entre ambos no había sido tan alto como hasta ahora. Irán siempre había confrontado a Israel a través de su red proxy, pero el bombardeo israelí a su embajada en Siria el pasado 1 de abril le obligó a responder.

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