Esta noche, los candidatos a la vicepresidencia de Estados Unidos se verán las caras por primera y única vez antes de las elecciones, cuando faltan solo 35 días para que los votantes decidan quién ocupará la Casa Blanca. Cada aspirante llega con retos particulares. Para millones de ciudadanos, será la primera oportunidad de escuchar al republicano JD Vance, quien tendrá que demostrar estar a la altura de su compañero de fórmula, Donald Trump. El expresidente, conocido por su gran presencia mediática, estará atento a cada movimiento de su aliado durante el debate.
El reto de Tim Walz
Por otro lado, el demócrata Tim Walz ha estado preparándose para este enfrentamiento desde hace tiempo. Según su entorno, ha confesado sentirse nervioso, temiendo no poder transmitir adecuadamente lo que su jefa, Kamala Harris, representa. Esta preocupación no es infundada, ya que Trump ha anunciado que no aceptará otro debate con Harris, lo que convierte este encuentro en el último antes de que los estadounidenses acudan a las urnas. Esta vez, el protagonismo recae en los candidatos a la vicepresidencia.
Ambos candidatos tienen un objetivo común: atraer a la clase trabajadora de estados clave como Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Ambos nacidos en el Medio Oeste, sus raíces les otorgan una ventaja para captar el apoyo de esos votantes que sus compañeros de fórmula no logran alcanzar. El debate enfrentará a dos figuras que representan los corazones de sus respectivos partidos: el senador de Ohio, JD Vance, y el gobernador de Minnesota, Tim Walz.
El estilo de Vance y las controversias
JD Vance, cómodo ante el público y con un estilo combativo similar al de Trump, buscará crear espectáculo. Sin embargo, deberá enfrentarse a preguntas incómodas sobre comentarios polémicos que ha realizado en el pasado, como insultos a mujeres sin hijos y comentarios racistas sobre inmigrantes haitianos. Estos asuntos podrían ser el centro de los ataques durante el debate.
La estrategia arriesgada de Walz
Fuentes cercanas al demócrata han señalado que, en lugar de centrarse en Vance, el gobernador de Minnesota atacará directamente a Trump, destacando los riesgos de su posible regreso a Washington. Sin embargo, esta estrategia podría ser peligrosa, ya que se teme que, con su tono conciliador, no logre sostener el plan sin parecer débil ante Vance, quien podría aprovechar cualquier vacilación para ganar terreno.
A favor de Walz juega el cambio de postura de Vance, quien hasta hace poco era un crítico de Trump y ahora se ha alineado completamente con él. Este giro podría ser una oportunidad para el demócrata de atacar la credibilidad de su rival, destacando su lealtad inquebrantable a los ideales del partido.