Antes del estallido de la guerra, Rusia suministraba cerca del 40 % del gas natural que consumía la Unión Europea a través de una red de gasoductos distribuidos en cuatro sistemas principales: uno bajo el mar Báltico, otro que atravesaba Bielorrusia y Polonia, un tercero que cruzaba Ucrania y uno más bajo el mar Negro, conectando Turquía con Bulgaria. Sin embargo, tras el inicio del conflicto, Rusia redujo drásticamente el flujo de gas, argumentando disputas relacionadas con exigencias de pago en rublos. El gasoducto del Báltico, además, fue objeto de un ataque de sabotaje cuya autoría sigue siendo incierta.
El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, ha advertido que el cese del tránsito de gas a través de Ucrania tendrá consecuencias graves para la Unión Europea, mientras que el impacto en la Federación Rusa será mínimo. En un mensaje de Año Nuevo difundido en redes sociales, Fico destacó que esta interrupción incrementará los costos energéticos, afectará la competitividad del bloque y provocará una escalada en los precios de la energía en su país.
Esta semana, Fico envió una carta abierta al presidente del Consejo Europeo, António Costa, y a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acompañada de un informe de la empresa gasística eslovaca SPP. Según este análisis, el cierre del gasoducto Druzhba ya ha generado un incremento de entre 10 y 12 euros por megavatio hora (MWh) en los mercados bursátiles de Países Bajos y Alemania, llevando los precios de 35 a 45 euros por MWh. Con un consumo anual de aproximadamente 4.000 millones de MWh en los países de la UE, el impacto económico se traduce en un costo adicional de entre 40.000 y 50.000 millones de euros para hogares, empresas e infraestructuras públicas. En contraste, el estudio señala que los ingresos potenciales de Rusia por mantener el tránsito de gas a través de Ucrania habrían sido de apenas 2.000 millones de euros.
Fico, conocido por sus estrechos vínculos con el presidente ruso Vladímir Putin —quien lo recibió en Moscú durante las festividades navideñas para discutir el suministro de gas—, ha propuesto adoptar «medidas recíprocas» contra Ucrania si no se renueva el acuerdo de tránsito. Entre estas, mencionó la suspensión de exportaciones de electricidad al país, que enfrenta un invierno particularmente difícil. A pesar de ello, Ucrania ha minimizado las amenazas, resaltando su capacidad para ofrecer gas doméstico como alternativa energética para los países vecinos. Por su parte, Polonia ha declarado su disposición a aumentar las exportaciones de electricidad a Ucrania en caso de que Fico cumpla con sus advertencias.
El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski, calificó el fin del acuerdo de tránsito de gas ruso como una «victoria» para Kyiv. En una publicación en la red social X, Sikorski afirmó: “Putin invirtió miles de millones en construir Nord Stream para eludir a Ucrania y chantajear a Europa del Este con la amenaza de cortar el suministro de gas. Hoy, Ucrania ha cortado su camino directo al mercado de la UE”.
Esta situación refleja el impacto creciente del conflicto en los mercados energéticos europeos y subraya las tensiones entre los países del bloque en torno a sus estrategias para gestionar las consecuencias del cese del tránsito de gas ruso. Mientras tanto, los precios de la energía siguen siendo un desafío crítico para los ciudadanos y las economías de la región.