Menos de una semana después de que el huracán Helene devastara la región, dejando un saldo provisional de 227 muertos, miles de residentes en Florida inician una evacuación masiva ante la llegada de otro huracán, Milton. Clasificado como categoría 5, este ciclón podría desatar una nueva ola de destrucción y muertes en el estado sureño. Según los pronósticos, Milton podría ser la tormenta más fuerte que golpee el oeste de Florida en los últimos 100 años.
Evacuaciones masivas y caos en infraestructuras
El temor a los estragos de Milton ha colapsado las principales autopistas, especialmente en las rutas de salida de Tampa, una ciudad de casi 400.000 habitantes que se encuentra en el posible trayecto del huracán. El aeropuerto de Tampa ha cerrado sus operaciones, cancelando más de 1.500 vuelos, y cerca de 5.000 presos han sido reubicados en otras cárceles fuera del alcance del ciclón, que se espera atraviese el estado de costa a costa antes de volver al Atlántico.
Declaración de emergencia y advertencias de las autoridades
Jane Castor, alcaldesa de Tampa, ha emitido una orden de evacuación obligatoria tras declarar el estado de emergencia debido a la destrucción que dejó el huracán Helene. Castor instó a la población a seguir las indicaciones de las autoridades. “Si decides quedarte en las zonas de evacuación, podrías perder la vida”, advirtió en una entrevista con CNN.
El presidente Joe Biden también enfatizó la gravedad de la situación, refiriéndose al huracán como una “cuestión de vida o muerte”. Por ello, instó a los residentes a abandonar la zona antes de que la tormenta impacte, prevista para la noche del miércoles, y canceló un viaje a Alemania y Angola para monitorear el avance de Milton desde la Casa Blanca.
Un estado golpeado por desastres consecutivos
El presidente visitó Florida recientemente para evaluar los daños causados por Helene, una tormenta de categoría 4 que afectó a seis estados, destruyendo miles de hogares y dejando importantes daños en infraestructuras y servicios. Durante su visita, recordó que este no es un fenómeno aislado, pues hace poco más de un año otro gran huracán azotó la misma región, y hace apenas unos meses, el huracán Debby también dejó su huella destructiva. Ahora, una cuarta catástrofe parece inevitable.