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A partir de hoy, la Unión Europea implementará de manera definitiva los aranceles sobre vehículos eléctricos de fabricación china, una medida que había impuesto provisionalmente en julio. Estos gravámenes, que se aplicarán durante cinco años, buscan contrarrestar los subsidios ilegales que Pekín otorga a sus fabricantes, lo que, según Bruselas, perjudica gravemente a la industria automotriz europea.
Objetivo: igualdad de condiciones en el mercado
Desde la Comisión Europea, fuentes comunitarias señalaron que esta decisión se fundamenta en la necesidad de garantizar una competencia justa en el sector: “Buscamos condiciones de competencia leal y compensar los subsidios concedidos a los productores chinos”, declararon. A pesar de los aranceles, Bruselas confía en que el comercio con China continúe «en un nivel justo», subrayando el potencial beneficio para la industria europea en la transición hacia una movilidad ecológica.
Niveles de gravamen y fabricantes afectados
La imposición de hasta un 35,3% de aranceles se estableció tras los hallazgos de Bruselas el verano pasado sobre las ayudas de Pekín, las cuales permiten a las empresas chinas producir a precios inferiores a los de sus competidores europeos. Las tarifas afectan a varios fabricantes con distintos porcentajes: SAIC, el mayor productor de China, y otros fabricantes que no colaboraron en la investigación serán gravados con un 35,3%; mientras que Geely afrontará un arancel del 18,8%, BYD del 17% y Tesla del 7,8%. Otros productores que cooperaron en el proceso verán aplicarse un arancel del 20,7%.
La vía del diálogo permanece abierta
Aunque los aranceles se aplicarán de inmediato y de forma generalizada, Bruselas no descarta suspenderlos si se llega a un acuerdo en las negociaciones técnicas en curso con las autoridades chinas. En caso de alcanzar compromisos sobre precios, los aranceles podrían ser eliminados para aquellos fabricantes que cumplan con las condiciones pactadas.