El Ministerio del Interior ha decidido reforzar las medidas de seguridad dentro del nivel 4 de alerta antiterrorista, intensificando las capacidades de prevención, vigilancia y protección en todo el territorio nacional. Esta decisión llega tras los recientes ataques terroristas en Europa y en el marco de las tensiones internacionales derivadas del conflicto entre Israel y Hamás. La medida fue adoptada el pasado martes por la mesa de evaluación de la amenaza terrorista, que analiza continuamente la situación para ajustar las estrategias de seguridad del país.
¿Qué significa el nivel 4 de alerta antiterrorista?
El nivel 4, vigente en España desde junio de 2015, corresponde a un riesgo alto de amenaza terrorista en una escala de cinco niveles. Esta alerta implica la aplicación de estrictas medidas de refuerzo en la seguridad nacional. Entre ellas, destaca el incremento de la vigilancia en infraestructuras críticas, el despliegue de unidades especiales y la coordinación de las capacidades de inteligencia y cibervigilancia.
A raíz de los recientes ataques en países como Bélgica y Francia, así como de las amenazas vinculadas al conflicto en Gaza, las autoridades han intensificado aún más estas medidas, añadiendo acciones extraordinarias para garantizar la protección de objetivos sensibles.
El refuerzo del nivel 4 implica una intensificación de la seguridad en una amplia gama de sectores y situaciones:
- Embajadas y consulados: Se han extremado las medidas en torno a las delegaciones diplomáticas de países como Israel, Palestina, Turquía, Francia, Estados Unidos, Suecia y Dinamarca, consideradas posibles objetivos sensibles.
- Infraestructuras estratégicas: Se han reforzado los dispositivos de vigilancia en instalaciones económicas, culturales, educativas y religiosas relacionadas con estos países.
- Eventos religiosos y conmemorativos: Festividades y fechas señaladas para comunidades religiosas o que podrían ser utilizadas como pretexto para acciones violentas están bajo estricta vigilancia.
- Autoprotección de fuerzas de seguridad: Los efectivos de la Policía Nacional, Guardia Civil, Mossos d’Esquadra, Ertzaintza y policías locales, así como las empresas de seguridad privada, han recibido instrucciones para extremar las medidas de autoprotección durante sus actividades.
Además, se han fortalecido los dispositivos de inteligencia y seguimiento, y se han activado unidades especiales de vigilancia en infraestructuras críticas y espacios públicos de alta concurrencia.
Recientes ataques y amenazas terroristas
La decisión de reforzar la alerta se produce tras una serie de incidentes violentos en Europa. En Bruselas, un hombre armado mató a dos ciudadanos suecos en un presunto ataque terrorista, mientras que en Francia, un profesor fue degollado por un agresor que gritó «Allahu Akbar». Ambos actos han sido vinculados al auge de tensiones globales y a las llamadas a la violencia realizadas por Hamás en respuesta al conflicto en Gaza.
Estas amenazas han llevado a varios países europeos y a Estados Unidos a fortalecer sus dispositivos de seguridad y adoptar medidas preventivas. España, por su parte, busca garantizar la máxima protección posible.
Colaboración ciudadana: un pilar esencial contra el terrorismo
El Ministerio del Interior ha reiterado la importancia de la colaboración ciudadana para combatir el terrorismo. Se insta a la población a reportar cualquier actividad sospechosa a través de los teléfonos de emergencia de la Policía Nacional (091) y la Guardia Civil (062). También está disponible la aplicación móvil ALERTCOPS, que permite a los ciudadanos enviar alertas geolocalizadas, fotografías y vídeos en tiempo real sobre situaciones de riesgo. Esta herramienta busca agilizar la respuesta de las fuerzas de seguridad y mejorar la eficacia de sus actuaciones.
El refuerzo del nivel de alerta se enmarca dentro del Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista, una estrategia integral basada en cuatro pilares fundamentales: prevenir, proteger, perseguir y preparar la respuesta. Este plan incluye la evaluación continua de riesgos, la vigilancia de objetivos estratégicos y la coordinación entre los diferentes organismos de seguridad y el Centro Permanente de Información y Coordinación (CEPIC).
Con la situación actual, España redobla esfuerzos para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y prevenir posibles incidentes que puedan comprometer la estabilidad nacional. Este refuerzo no solo responde a la coyuntura internacional, sino también al compromiso de mantener altos estándares de protección frente a cualquier amenaza terrorista.
Entre 1968 y 2015, ciento ochenta y ocho policías nacionales fueron asesinados y otros muchos resultaron heridos, a manos de las distintas organizaciones terroristas que han intentado imponer en nuestro país sus reivindicaciones a través de la violencia.
Los movimientos nacionalistas radicales e independentistas en España: un repaso histórico
España ha sido escenario de diversas expresiones de violencia por parte de grupos nacionalistas radicales e independentistas a lo largo de su historia reciente. Estas organizaciones, con objetivos secesionistas o autonomistas, han recurrido al terrorismo como medio para intentar lograr sus fines políticos. Entre ellas, destaca ETA, Euskadi Ta Askatasuna (País Vasco y Libertad), la banda terrorista más sangrienta y longeva del país.
ETA surgió en 1959 como un movimiento nacionalista vasco que, en sus primeras etapas, centró su actividad en la defensa cultural y lingüística del País Vasco. Sin embargo, a partir de 1968, inició una campaña violenta que se prolongó durante más de cuatro décadas. En ese tiempo, ETA se cobró la vida de 853 personas, entre civiles, policías, militares y políticos, además de dejar miles de heridos y un profundo impacto social.
La organización justificaba sus actos como parte de una lucha por la independencia del País Vasco, pero su violencia indiscriminada y sistemática generó un rechazo generalizado tanto dentro como fuera de la región. En 2011, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, y en 2018 declaró oficialmente su disolución.
Otros movimientos nacionalistas violentos en España
Aunque ETA fue la organización más conocida y activa, no fue la única en recurrir al terrorismo en su lucha por objetivos secesionistas:
- EPOCA (Exército Popular Galego): Activo en Galicia, este grupo perpetró ataques en los años 70 y 80, causando tres víctimas mortales.
- Terra Lliure: Con base en Cataluña, este movimiento nacionalista radical llevó a cabo acciones violentas durante las décadas de 1970 y 1980, con un saldo de una víctima mortal.
- Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive: También en Galicia, este grupo realizó atentados durante la década de 1980, causando dos víctimas mortales.
- MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario): Este movimiento, liderado por Antonio Cubillo, buscaba la independencia de Canarias. Aunque sus actividades violentas fueron menos frecuentes, se le atribuye al menos una víctima mortal.
El legado del terrorismo nacionalista
El impacto de estas organizaciones no se limita a las víctimas mortales. Sus acciones dejaron un rastro de dolor, miedo y división en las comunidades donde operaban. Además, generaron una respuesta contundente del Estado español, que fortaleció las medidas de seguridad y adoptó reformas legales para combatir el terrorismo, como la Ley de Partidos de 2002, que permitió la ilegalización de formaciones políticas vinculadas a organizaciones terroristas.
Aunque estas organizaciones han desaparecido o reducido su actividad, su legado sigue siendo objeto de análisis y debate en España, especialmente en torno a temas como la memoria histórica, la reconciliación y las políticas de prevención del extremismo.
España ha sufrido, a lo largo de las últimas décadas, diversas formas de terrorismo que reflejan una compleja diversidad ideológica. Desde el yihadismo hasta la extrema izquierda y la ultraderecha, pasando por el terrorismo parapolicial, cada uno de estos movimientos ha dejado una huella trágica en la historia del país.
Yihadismo: un enemigo global con impacto en España
El terrorismo yihadista ha tenido como objetivo la instauración de un califato basado en una interpretación estricta y minoritaria de la sharía, la ley islámica. El primer atentado de esta índole en España ocurrió en 1985, en el restaurante El Descanso de Madrid, dejando 18 muertos y decenas de heridos.
El ataque más mortífero de la historia del país, y de toda Europa en su momento, tuvo lugar el 11 de marzo de 2004, cuando una célula yihadista detonó bombas en cuatro trenes de cercanías en Madrid, causando 193 muertes y dejando 1.761 heridos. Más recientemente, el 17 de agosto de 2017, el Estado Islámico perpetró los atentados de Barcelona y Cambrils, que se saldaron con 16 víctimas mortales y más de un centenar de heridos. Estos episodios subrayaron la amenaza persistente del yihadismo en Europa y España.
Extrema izquierda: el legado de los GRAPO
Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), surgidos en 1975, representaron el principal exponente del terrorismo de extrema izquierda en España. Con una ideología maoísta, aspiraban a instaurar una república socialista mediante la violencia. Durante sus años de actividad, que se extendieron hasta la primera década del siglo XXI, los GRAPO fueron responsables de unos 80 asesinatos, además de numerosos secuestros y atentados.
Terrorismo parapolicial: los GAL
Entre 1983 y 1987, los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) actuaron como una organización parapolicial que empleó métodos terroristas para combatir a ETA. Aunque no respondían a una ideología ultraderechista, sus acciones consistieron en asesinatos, secuestros y torturas, resultando en la muerte de 27 personas. Este episodio, considerado un acto de terrorismo de Estado, dejó una profunda cicatriz en la democracia española, desatando una crisis política y judicial.
Ultraderecha: terrorismo fragmentado y represivo
El terrorismo de ultraderecha en España estuvo protagonizado por grupos como el Batallón Vasco Español (BVE), la Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A) y los Grupos Armados Españoles (GAE). Estas organizaciones buscaban restaurar una dictadura al estilo franquista y responder a ETA con actos violentos de signo opuesto. Se les atribuyen aproximadamente 60 asesinatos, junto con una campaña de terror que incluyó ataques a activistas, abogados y figuras relacionadas con la izquierda.
La diversidad ideológica del terrorismo en España ha dejado un rastro de violencia, dolor y pérdida, afectando a miles de familias y configurando la respuesta del Estado en materia de seguridad y justicia. Desde el terrorismo de ETA y los GRAPO hasta los GAL y las células yihadistas, cada episodio ha planteado retos distintos, pero todos comparten el objetivo de alterar la convivencia pacífica.
El país ha aprendido a resistir estas amenazas, fortaleciendo sus sistemas de inteligencia y cooperación internacional, pero las cicatrices del terrorismo permanecen como un recordatorio de la importancia de la unidad frente a la violencia.