Keir Starmer ha enfrentado fuertes críticas tras sus comentarios sobre las demandas de una investigación sobre las bandas de explotación sexual. El primer ministro sugirió que las solicitudes de los conservadores para investigar los abusos a miles de niñas, principalmente por hombres de origen pakistaní, estaban «amplificando lo que dice la extrema derecha». Esta declaración desató la indignación de varios sectores, incluida Kemi Badenoch lideresa de los conservadores, quien acusó a Starmer de usar «tácticas difamatorias de hace 20 años».
Badenoch continunuó criticando los comentarios de Keir Starmer sobre el escándalo de los abusos, argumentando que una situación tan grave debería generar reflexión, no acusaciones de que quienes se preocupan por ello son parte de la «extrema derecha». Además, anunció que presentará una enmienda en el Parlamento esta semana para forzar una votación sobre la necesidad de una investigación
Maggie Oliver, exdetective que denunció el escándalo en Rochdale, expresó su «rabia incontenible» ante las palabras de Starmer, señalando que su trabajo en la policía fue siempre proteger a los niños, no alinearse con ideologías extremistas. También criticó que las víctimas fueran etiquetadas como «extremistas de extrema derecha».
Elon Musk, quien también se pronunció sobre el tema, acusó a Starmer de ser «cómplice» en la falta de acción ante los abusos. Por su parte, el exsecretario del Interior James Cleverly advirtió que los comentarios del primer ministro solo avivaban la ira pública y podían ser contraproducentes, alimentando el extremismo.
El caso ha reavivado el debate sobre las fallas en el sistema de protección infantil y ha generado un fuerte llamado a la reflexión y a la necesidad de «tomar medidas concretas» para evitar futuros encubrimientos y garantizar justicia a las víctimas.