A solo una semana de las elecciones presidenciales en Venezuela, el clima en el país es una mezcla de crispación y esperanza. Nicolás Maduro, actual presidente, ha lanzado amenazas alarmantes de «un baño de sangre» y «una guerra civil fratricida» si no resulta ganador en los comicios del 28 de julio. Por otro lado, la oposición ve a Maduro como «derrotado».
En el núcleo chavista, los nervios están a flor de piel. Temen una derrota que, aunque aún no se ha concretado, parece cada vez más probable. Un estudio reciente realizado en colaboración entre una universidad y la encuestadora Delphos muestra que el candidato opositor Edmundo González Urrutia tiene un 59% de intención de voto, mientras que Maduro solo alcanza el 24%.
Ante este panorama, Maduro alienta el temor al caos y a un posible enfrentamiento civil si no gana. La oposición, por su parte, denuncia actos de sabotaje y asegura, según la líder opositora Corina Machado, que el Gobierno ya no tiene apoyo popular ni fuerza suficiente para ganar las elecciones, y por eso ha recurrido a la violencia en su campaña.
Machado, quien apoya a Urrutia, denunció recientemente que los vehículos en los que se desplaza hacia Caracas han sido saboteados. Según sus declaraciones, uno de los vehículos sufrió la pérdida del aceite del motor y a otro le cortaron los cables de frenos. «La campaña de Maduro es la violencia y es responsable de cualquier daño a nuestra integridad física. No nos detendrán«, enfatizó Machado, apenas un día después de la detención de su jefe de seguridad.
Urrutia también ha denunciado actos de «amedrentamiento» hacia Machado, asegurando que estas acciones atentan «contra el desarrollo del proceso electoral». Maduro no ha dudado en atacar personalmente a Urrutia, refiriéndose a él como un «marruñeco» (tonto) que no está capacitado para ser presidente, destacando la importancia de estar saludable para asumir los compromisos presidenciales. Este ataque personal ha llevado a Urrutia a desmentir rumores sobre su salud, afirmando que no padece ninguna enfermedad terminal, solo tiene algunas manchas en la piel debido a fragilidad capilar, y actualmente solo tiene «un cuadro de resfriado».
La encuesta mencionada, que posiciona a Urrutia como favorito, le otorga una estimación de 4,9 millones de votos, mientras que a Maduro solo le concede 2,9 millones. Este sondeo también revela que el 71,3% de los encuestados considera «necesario o muy necesario» un cambio de gobierno en el país. Además, el 63% cree que la capacidad de lograr este cambio reside en los propios ciudadanos, y el 86,9% opina que este cambio se puede alcanzar votando en las elecciones del 28 de julio.
Para garantizar la legitimidad de las elecciones, habrá observadores internacionales en Caracas. España enviará una delegación del Partido Popular, incluyendo a Miguel Tellado, Cayetana Álvarez de Toledo, Macarena Montesinos y Belén Hoyo. «Estaremos allí para mostrar nuestro apoyo y respaldo a la oposición, observando con atención el transcurso de las elecciones junto a la comunidad internacional y denunciando cualquier infracción o acto autoritario», afirmó Tellado, animando al pueblo venezolano a movilizarse masivamente por el cambio.
Otros países, como Brasil, también enviarán observadores. Entre ellos estarán Sandra Damiani, directora de la Asesoría de Gestión Electoral del TSE, y José de Melo Cruz, jefe de la Coordinación de Sistemas Electorales. La ONU también estará presente con un panel de cuatro expertos en áreas técnicas electorales, quienes permanecerán en el país hasta unos días después de las elecciones.
