Las cámaras de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Barcelona captaron el vehículo en el que el expresidente catalán Carles Puigdemont se fugó tras su participación en un acto en el Arco del Triunfo el pasado 8 de agosto. Así lo ha confirmado Albert Batlle, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, quien señaló que aunque las cámaras identificaron el coche, los Mossos d’Esquadra no solicitaron asistencia de otros cuerpos policiales para seguirlo.
El incidente ocurrió después de que Puigdemont, considerado prófugo de la justicia española, terminara su intervención en el centro de la capital catalana. Acompañado por otras personas, Puigdemont se subió a un coche y logró evadir a un mosso d’Esquadra que intentó seguirlo brevemente. El mosso perdió la pista del vehículo en un semáforo, lo que permitió a Puigdemont escapar sin ser detenido.
A pesar de este fallo en el operativo, las cámaras de la ZBE, que están distribuidas en todo el área metropolitana de Barcelona, captaron el coche cuando entró en la zona restringida. Estas cámaras están diseñadas para leer matrículas y comprobar si los vehículos cumplen con la normativa de la ZBE, pero no tienen un operador monitoreando las imágenes en tiempo real. Sin embargo, Batlle aclaró que tanto estas cámaras como las de control de tráfico, que sí cuentan con operadores, estaban disponibles para seguir el rastro del vehículo si se hubiera solicitado.
Batlle, en declaraciones a la Agencia Catalana de Noticias, subrayó que las autoridades municipales estaban dispuestas a colaborar si se hubiera recibido una petición de asistencia. Esta declaración se alinea con la tesis presentada por el Ministerio del Interior, que también ha señalado a los Mossos d’Esquadra como responsables de no haber solicitado ayuda para detener a Puigdemont. Según el informe del Ministerio, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, la colaboración fue ofrecida a la policía autonómica, pero no fue atendida.
El operativo fallido ha sido objeto de críticas y cuestionamientos. En particular, se ha destacado la falta de coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad, lo que permitió que Puigdemont eludiera a las autoridades una vez más. Este incidente se suma a una serie de despropósitos en la gestión del caso por parte de los Mossos d’Esquadra, quienes han sido acusados de no aprovechar las herramientas y recursos disponibles para realizar un seguimiento efectivo del vehículo.
El caso ha generado tensiones políticas, con el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por el PSOE, respaldando la versión del Ministerio del Interior y señalando que la responsabilidad recae en los Mossos por no haber requerido el apoyo necesario. La fuga de Puigdemont, quien sigue siendo una figura polémica tanto en Cataluña como en el resto de España, ha reavivado el debate sobre la eficacia de los cuerpos de seguridad y la gestión de situaciones delicadas como esta.